Cartas de un soldado, de Gerena.
"Querida madre:"
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Introducción
Manuel indaga siempre en el pasado con indudable
acierto y lo atestigua el éxito de su
blog , “Fotos y postales antiguas de Sevilla”. El nombre, sin duda estuvo bien escogido en
un principio. Luego, la propia naturaleza de su trabajo de búsqueda y recuperación de materiales de
diferente procedencia no le hace
justicia, porque Manuel aporta no solo fotos, sino infinidad de documentos de
la intrahistoria, de esos que cobran valor con el paso del tiempo porque ayudan
a entender la vida cotidiana de la gente que nos precedió, sus preocupaciones,
su forma de vivir las circunstancias en las que el azar los implicó.
El documento que ahora nos ofrece es un pequeño conjunto
de cartas desde el frente de un soldado del ejército que se rebeló contra el
gobierno legítimo de la República.
No esperéis noticias de la guerra; si acaso, alguna vaga
referencia de que tuvo que dejar de escribir una carta a su tío Julián, – lo
estaba haciendo sobre la culata del fusil-, porque los “canallas de los rojos” ,
situados en una trinchera vecina del frente del Jarama, habían empezado a
disparar y él tuvo que dejar la carta inconclusa para devolverles los disparos.
Para mí es mucho más significativo el mensaje entre
líneas, no demasiado manifiesto porque las cartas son abiertas por la censura
militar. Algunas constantes se producen
en esas breves líneas y pueden ayudarnos a interpretar los estados de ánimo de
un hombre, un muchacho, que seguramente nunca había salido de su pueblo, que es
arrancado de su casa y arrastrado a una guerra.
Primero: Debe ser duro que te monten en un tren camino de
una guerra y tú no conozcas tu destino. No puede comunicarlo a la familia; no
sabe a dónde va, pero aunque lo supiera, no puede decirlo a la familia hasta
llegar al final de ese viaje. Eso no lo dice él, pero sabemos que existía esa
prohibición, para evitar que se convirtiera en información del movimiento de
tropas para el enemigo. En otras cartas lo manifiesta desde una perspectiva
diferente. No sabe dónde va a estar. Ha de confirmar una y otra vez su
dirección. Así es la guerra. Tú no eres dueño ni del espacio ni del tiempo; ni
de tu propia vida, porque otros se la apropiaron y disponen de ella.
Segundo: La necesidad en cada carta de tranquilizar a su
madre, la gran referencia, junto con su tío Julián; siempre insiste en que está
bien y en que no necesita nada, hasta que la necesidad es tan extrema que debe
solicitar algún dinero para lavar la ropa; cuando comunica que está
herido, asegura que es una herida leve. A su tío, no obstante, le
reconoce la gravedad y que, probablemente, será evacuado al hospital de Sevilla
desde Plasencia.
Tercero: La pobreza del soldado. No puede escribir a la
familia con la frecuencia deseada porque no tiene dinero para pagar el papel.
No lo creeríais, pero una de las grandes carencias de la España de entonces era
el papel. No había papel. No hubo papel abundante al alcance de la gente hasta
muchos años después de terminada la guerra.
Tampoco puede lavar la ropa, porque carece de dinero para ello. Necesita
lavar la ropa con prontitud porque tiene muy pocas prendas y en Madrid, el
destino que le espera cuando se reponga de sus heridas, hace frío en Enero.
Cuarto: La censura militar. Aunque la desesperación más
miserable hiciera mella en el ánimo del soldado adolescente, aunque tuviera
deseos de comunicarle a alguien las insoportables condiciones de vida en las
trincheras donde asomaban su rostro el
hambre, la suciedad, el miedo y el cansancio extremo, la guerra lo habrá hecho
madurar de pronto. Tiene que cuidar cada palabra que escribe a su familia, ser
prudente. De otra forma, correrá dos riesgos; el primero, que la carta nunca
llegue a su destino; el segundo, que sea considerado un desafecto, un generador
de desánimo entre sus compañeros de sufrimiento y entre la población civil de
retaguardia, un desertor potencial, un enemigo casi entre las propias filas.
¡Cuidado con lo que dices y con lo que escribes!
Quinto: El otro combate de
la guerra fue ideológico. Masas de jóvenes incultos que se utilizaban para
consumar un golpe de estado sanguinario recibían cada día un adoctrinamiento
feroz, cuyo objetivo era convertir a los de la trinchera de enfrente en
enemigos diabólicos, “los que violarán a tu novia o a tu hermana, los que te
quitarán tu casa, los que van a quemar el Cristo de tu pueblo…” Esas “teóricas
del odio” siguieron siendo un instrumento del ejército franquista hasta el
advenimiento de la democracia. Quiero creer que entonces acabaron, pero no lo
aseguro. Doy fe porque yo las soporté durante muchas tardes cuarteleras. Vi el
rostro brutal y convencido del fascismo militante con una carga de estrellas en
el hombro, aun llenos de odio contra la España democrática que estábamos
gestando a duras penas. Doy fe porque escuché al capellán militar dar gracias a
su dios por el caudillo que había
eliminado al enemigo de Dios y de la Patria. Doy fe porque un alférez asustado
ordenó formar la guardia, cargar las armas y apuntar a una manifestación de
trabajadores del metal que cruzaba ante el cuartel del Batallón Soria 9 con
pancartas de Comisiones Obreras.
Y ese muchacho , al que por su forma de escribir, no
puedo suponerle una ideología muy arraigada, llama “canallas rojos” a los otros
muchachos que defendían a la República, el gobierno que proponía en su beneficio
una reforma agraria que permitiera una distribución más justa de las tierras
entre los hombres pobres, una reforma educativa que permitiera a toda la
población una educación general y gratuita , el voto femenino, la igualdad ante
la ley, y las libertades que un ser humano necesita para sentirse dueño de su
vida. Seguro que este muchacho no sabía lo que yo sé.
El otro aspecto que a mí me estimula sobremanera es
reencontrarme con esa escritura fonética que aprendí a deletrear, de niño, con
las cartas de mi propia familia.
Escriben como hablan, o como imaginan que es correcto. El aprendizaje
mecánico de la lectura y escritura no permitía desarrollar habilidades para el
lenguaje escrito. Pocos libros habría al alcance de sus manos. Y aun menos oportunidades
para leerlos. La España pobre, aun sin saberlo, era rabiosamente proletaria.
Cualquiera de aquellos muchachos ya trabajaba a los siete u ocho años para
ayudar a la familia. Un consuelo nos queda a los filólogos. Hubo un
comediógrafo en Roma que escribió sus textos tal como el pueblo llano hablaba.
Gracias a su ocurrencia hoy sabemos cómo pronunciaban su lengua los romanos.
Cualquier legado humano es digno de agradecimiento.
Solo me queda agradecer a Manuel que me haya
honrado invitándome a dejar mis reflexiones en su blog y su persistente búsqueda de trozos del pasado
que generosamente pone a nuestro alcance.
Y quiero
felicitarlo por su acierto en los contenidos de su blog.
- - -
Mi agradecimiento a mi amigo Antonio Jimenez, profesor de Latín y novelista, por regalarnos esta interesante reflexión, que enriquece notablemente este humilde blog.
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Mi más sentido pésame a toda su familia, ya que este buen amigo, gran escritor e inmejorable humanista, nos ha dejado el día 5 de Junio de 2020.
- - -* - - -
TRANSCRIPCIÓN DE LAS
CARTAS MANUSCRITAS
Notas del editor:
·
Se marca en negrita
el lenguaje formular – fórmulas repetidas - de las cartas de la época.
Probablemente el niño lo aprendió al dictado de la propia familia cuando se
recurría a él, que aprendió a escribir,
para comunicarse con los otros miembros de la familia que viven distanciados.
El peso de la ”fórmula” es tan potente que en el saludo siempre aparece la
palabra madre, mientras en el resto
del escrito el término empleado es mama, el
verdadero apelativo con el que
este soldado se ha dirigido a su madre durante toda su vida.
·
A medida que vemos disminuir el peso del
lenguaje formular en las cartas, crece el contenido informativo. El lenguaje
formular es solo para decir, “estoy bien”. Cuando las necesidades de
comunicación responden a otras razones, el lenguaje formular queda relegado
casi al comienzo y al final del escrito.
·
Prefiere mantenerse la forma mama (llana inacentuada) en lugar de mamá (aguda acentuada) porque la
primera es el uso coloquial de la época.
Ceuta, a
seis de octubre de 1936
Querida madre: mucho me alegraré (de) que, al ser esta en su poder, se halle
Vd. buena, en unión de toda la
familia.
Mama, esta es para decirle que
he llegado muy bien. No me mareé en el barco porque estaba la mar muy
buena. Mama, sabrá usted que
nosotros no sabíamos nada hasta que el domingo comimos y nos sacaron para el
tren; de modo que estuvimos toda la noche y todo el día del lunes entre
barco y tren, pero hemos llegado bien
gracias a Dios. Mamá, sabrá usted que cuando llegamos nos pelaron y nos dieron
la ropa.
Mama, le dirá
usted a tito Julián que no le he escrito porque no puedo
escribirle ahora. Mama,
sabrá usted que Julián me
dio 15 pesetas. A mí no (me hace ) falta
nada, de modo que usted no se disguste.
Yo lo que quiero (es) que estén ustedes buenos
todos.
Mama me dirá usted si Juan ha cobrado, o no.
Y sin más que decirle, muchos
besos para la niña, para abuela, para Juan, para Pilar y el niño
Usted recibe un fuerte abrazo de su
hijo que la quiere de corazón
Francisco
La seña es:
(dirección)
Batallón de
cazadores Serallo,n 8
4º compañía
(Ceuta)
Las cartas les llegaban a su madre, abiertas por la Censura Militar.
- - * - -
Zoco de Arbaa, 16 de Noviembre de 1936.
En esta carta le dice a su madre, que está muy contento por que el señor Juan le haya dado a ella 125 pesetas. También escribe, de que hay rumores de que van a salir para la península. Y por último les he escaneado esta tercera página de la misma, porque para mi no tiene desperdicio, al extremo que llegaban las necesidades de Francisco
…/… usted a
él, mama. También le digo que hay
aquí un retratista, pero no tengo ni una gorda para retratarme. A ver si cobro
una peseta antes (de) que se vaya y me
voy a retratar. Porque tenía una peseta pero (he) estado cuatro días en la cama
resfriado y la gasté en chocolate. Pero ya estoy bien. Mama, desde que vine no
fumo, porque no tengo una gorda. Y lo que gano es para jabón, hilo y para las
cartas. Aunque no nos cuesta(n) nada los sellos, pero vale 0,25 el papel. Mama, sabrá usted que me ha escrito
Mariana, porque está conmigo un muchacho que estaba en su casa, y se lo mandó decir, que estaba aquí con un sobrino suyo y
enseguida me escribió…/…
Han pasado ya cincuenta días desde que Francisco se incorporó al ejército, y le escribe a su madre esta carta, de la que vemos la segunda hoja, donde se nota que Francisco, está cansado o triste, quizás, por la fecha tan señalada en que fue escrita, el día de Navidad, 25 de Diciembre de 1936.
En esta carta le habla de sus amigos, a los que tan solo los ha visto dos veces, .../... pero que ahora están en la misma columna del teniente coronel Barón y a todos
lados tenemos que estar juntos. Mama, de
lo que me dice usted del dinero, le digo que mientras esté aquí no quiero
nada, porque aquí no hay ganas de nada. Mama, le dirá usted a tito Julián y a Encarnación que no le escribo porque no tengo tiempo. Esta carta la (he) escrito junto con Maximino
el de Leonardo, el del Rubio, y todos los de Gerena.
Y sin más que decirle, besos para toda(s) la(s) familia(s) y usted
recibe un fuerte abrazo de su
hijo que nunca la olvido (olvida).
Francisco
Cuando escribió esta carta Francisco, se encontraba en el Regimiento de Infantería nº 8 (Batallón expedicionario -3ª Compañía) de Móstoles (Madrid). Allí fue herido por el bando contrario, y posteriormente fue trasladado a Plasencia, Cáceres.
Plasencia, 7
de enero de 1937
Querida madre, mucho me
alegraré (de) que, al ser esta en su poder, se encuentre(n) todas buenas. Yo
quedo bueno y con ganas de verlos. Mama,
esta es para decirle que estoy herido, pero leve; de modo que estaré en el hospital unos cuantos (de) días. A ver si
me puede mandar algún dinero para lavar la ropa, que me hace mucha falta, porque en la parte de Madrid
hace mucho frío. Mama, me lo manda usted telegráfico para que venga más pronto.
Sin más que decirle, besos para Amparito, la abuela y toda la
familia y usted recibe un fuerte abrazo
de su hijo que nunca la olvida
Certificado de Correos. El dinero para poder lavar su ropa, le llegó a Francisco, el día 21 de Enero.
Plasencia,
21 (de) enero 1937
Querido tito Julián, esta es para decirle
que cuando me escriba usted, me escriba a la misma dirección, porque tengo
herida para el rato (para rato). Tito, creo que quizás me evacúen para Sevilla,
porque el médico se creía que la herida iba a durar menos. Y de lo que me decía usted del sanitario, me he dado a conocer con
él y me ha dicho que, si se lo hubiera dicho antes, pudiera haber ido al
hospital de Sevilla , pero (que) con todo y con eso va a hacer todo lo que pueda.
Y sin más que decirle, memoria* para María , besos para el niño y usted recibe un fuerte abrazo de su
sobrino
Francisco.
* Extraño uso del término “memoria”.
Lo habitual es “recuerdos a”
Julián, el tío de Francisco, le reenvía esta misma carta, a la madre de este, ya que estaba él, a través del "señorito" de la casa donde trabajaba en Sevilla, intentando traerse a Francisco, unos días a casa, y antes la insistencia de la madre, Julián le pone una nota al dorso donde le dice: que ya ha hablado con el "señorito" varias veces - que va a hacer lo que pueda-, y si ella no se lo cree, que venga ella a hablar, porque él, ya ha hecho lo que podía.
Plasencia, 21 de enero de 1937
Querida madre, esta es para decirle que
estoy lo mismo, y (que) voy a estar más tiempo (del) que me creía; de modo que me escribe usted en
(a) la misma dirección. Mama, estuvo
hablando conmigo el teniente médico y me dijo que lo que usted quería no podía hacerlo; que lo
que podía hacer era irme (¿mandarme?) al hospital de Sevilla. De modo que no sé lo que hará, si me
mandará o no; pero si le hubiera escrito el médico de la aviación, como dice
tito Julián, ya estuviera (estaría) yo en Sevilla; el médico no ha recibido más
carta que la que ha mandado usted. Y él me la enseñó a mí y me dijo que le
había contestado a usted. De modo que
a ver lo que pasa.
Y sin más que decirle, besos para Juan
y Amparito, (la) abuela y (el) niño; memoria
para Pilar; y usted recibe un fuerte
abrazo de su hijo
Francisco.
(PD) Mama, ahí
lleva usted un retrato; estoy muy mal, pero para que usted me vea.
Por lo leído en esta carta, la recomendación del "señorito" que iba a ser de un médico de aviación amigo de él, nunca llegó a su destino, la única carta que le llegó al teniente médico del hospital, fue la de su madre.
Carta escrita desde las trincheras del frente del Jarama, el 21 de Enero de 1937.
Querido tito Julián, mucho me alegraré (de) que, al ser esta
en su poder, se encuentre usted bueno en unión de María y el niño. Tito,
esta es para decirle que estoy bueno
y (que) estoy en las trincheras del frente del Jarama. Estamos a dos pasos de
los rojos; siempre nos estamos hablando; siempre nos están dando (el) mitin. Nos vemos como si estuviéramos
juntos, porque son las avanzadillas nuestras y las suyas, y por eso estamos tan
juntos; y nunca para (descansa, se detiene)
el tiroteo, pero estamos bien.
Tito, de lo que me dice usted de que adonde (en
dónde) estuve aquella noche, pues estuve en el cuartel.
Tito estas cuatro letras las escribo en la
culata del fusil, y las tuve que soltar para tirarle a los canallas rojos que,
mientras la(s) estaba escribiendo, no dejaban de tirarme; pero en este (ese) momento se presentó la aviación nuestra y se callaron los canallas; y por eso la(s) he
podido terminar.
Y sin más que decirle, memoria para
María, (y) todas las vecinas; besos para
el niño, y se despide su sobrino que pronto desea verlo.
Adiós.
El 22 de Marzo de 1937 llegó Francisco al Regimiento Serrallo nº 8- Batallón B, de Pinto (Madrid), desde donde le escribió dos cartas a su madre, intentando tranquilizarla, por lo grave de la situación, y diciéndole lo mucho que la quiere.
Y aquí, pierdo la pista de Francisco.
Quienes no conocen la historia, están irremediablemente condenados a repetirla. Haber si puede ser que aprendamos.
---
Entrada dedicada con todo cariño, a mis amigos Estela y Pepe Vega, quienes nos deleitan el paladar todos los fines de semanas, con unos deliciosos "calentitos" (que ellos saben hacer como nadie), y un exquisito chocolate.
Si deseas ver otros temas relacionados con el pueblo de Gerena, por favor, haz clic: AQUÍ.
Venho te desejar uma Feliz Páscoa.
ResponderEliminarMuchas gracias e igualmente le deseo.
EliminarSaludos.
Querido Manuel, cómo me han emocionado esas cartas, que rezuman ternura y sentimiento en situaciones limite. Tuve el gusto de verlas por encima cuando me las enseñaste, pero ahora, al leerlas, he sentido escalofríos y compasión por esa generación que tuvo que sufrir los horrores de aquel enfrentamiento cruel entre hermanos. Un abrazo y mi enhorabuena.
ResponderEliminarEs realmente impresionante, me he emocionado hasta lo más hondo del alma. Estos documentos son valiosísimos, tanto por lo histórico como por la enorme moraleja que contienen.
EliminarUn trabajo inmensamente aleccionador, dignísimo y que lo tratas con exquisita sensibilidad y precisión. Al igual que el amigo José Luis, me conmueve y me impacta todo lo que aquella maldita Guerra "Incivil" ocasionó. La Historia es Maestra, que no se vuelva a repetir jamás algo semejante, es la peor guerra de todas, hermanos contra hermanos ¡No por Dios!
Te agradezco mucho tu trabajo, Manuel, sobre todo, lo valoro.
Un fuerte abrazo.
Mari Carmen.
Muchas gracias a los dos, Mari Carmen y José Luis, y estoy totalmente de acuerdo con vosotros.
EliminarUn fuerte abrazo para ambos.
Pura realidad bien transmitida por esta vía. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGuillermo
Muchas gracias amigo.
EliminarUn fuerte abrazo.
ESTOS DOCUMENTOS SON UNA RELIQUIAS. GRACIAS POR COMPARTIR ESE SENTIMIENTO.
ResponderEliminarUN ABRAZO
http://enancasdelarazon.blogspot.com/
Muchas gracias, Adolfo. Te comento por si lees esta respuesta, que desde que cambiaste hace ya tiempo a Google+, me es imposible comentar en tu blog, no sé porqué, pero el sistema no me lo permite.
EliminarUn fuerte abrazo.
Tremendo documento y en el otro lado otro que escribirá asu madre, no les han tenido para que se enfrente, ni se conocerán, la paz no debe romperse por nada que quienes provocan la rotura de la misma saben atecharse, un abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias, silvo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Very interesting dear friend!
ResponderEliminarHappy Easter time!
Muchas gracias, Nella y bienvenida.
EliminarUn cordial saludo.
RESPETANDO EL CREDO QUE TENGAS, DESDE EL MÍO TE DESEO FELICES PASCUAS!! Y MUY BUENA SEMANA!!
ResponderEliminarMuchas gracias y lo mismo te deseo.
EliminarBuen fin de semana.
Un abrazo.
¡Muy interesante y curioso como siempre! Siento que no hayas podido disfrutar la Semana Santa de Sevilla. Espero que mis imágenes te hayan reconfortando o provocado en ti bellas añoranzas. ¡Mucho besos!
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana, otro año será.
EliminarBesos.
Y tantas más que se perdieron así como se perdieron esos jovenes muchachos que se fueron al frente con una ilusión en ellos por la lucha de un país mejor que no lo fue.
ResponderEliminarTristeza me causa esos escritos.
Gracias por compartir, un abrazo.
Muchas gracias.
EliminarUn fuerte abrazo, amiga.
Hola Manuel. Qué interesantes estas cartas. Lo que me extraña es que en guerra, las cartas llegaran a destino. Se me pone la carne de gallina al leerlas. No he vivido esa época pero la conozco por lo que oído en boca de familiares y por los medios audiovisuales. Siempre he tenido mucha curiosidad por todo lo relacionado con aquella época.
ResponderEliminarMuchas gracias !
Un fuerte abrazo, Manuel
Gracias, Gumer.
EliminarOtro abrazo para ti.
Aplaudo y felicito a Antonio y a Manuel por tan interesante entrada, creo que debe ser valorada en términos de calidad. El sentido que emana de esas cartas va más allá de unas líneas manuscritas o una creación epistolar no ficticia, tiene como elemento central la guerra, la ausencia, la separación, la enfermedad, la precariedad, y todo esto es tan real como que muchos se vieron impulsados a combatir sin saber dónde iban ni por qué.
ResponderEliminarEsperemos que estas cartas sirvan para reafirmar la necesidad de paz que siempre desea la gente de bien.
Un abrazo
Loli, en nombre de Antonio y mio, muchas gracias por tu amable comentario.
EliminarUn fuerte abrazo.
Un post muy emocionante Manuel. Gracias por compartirlo. Aun tengo la carne de gallina.
ResponderEliminarBesitos
Gracias, Isabel.
EliminarBesos.
Solo puedo imaginar el dolor y la angustia de esas madres anónimas receptoras de esas cartas. En fin, se me ha encogido el corazón. Saludos :D
ResponderEliminarNo es para menos, amiga.
EliminarMuchas gracias, y un cordial saludo.
Me has echo recordar las cartas que recibía y escribía mi madre desde Francia, a los dos bandos, porque en los dos tenía hermanos !!! Se comunicaban gracias a ella que les daba noticias de la madre.
ResponderEliminarMe consta de, que esto mismo le sucedió a muchas familias, una verdadera pena. Esperemos que no se repita jamás.
EliminarUn fuerte abrazo.
Muito triste.
ResponderEliminarOs documentos epistolares constituem uma ligeira aproximação à alma de quem viveu os acontecimentos. Estas cartas provocam-nos um arrepio emotivo e são um testemunho de um passado tenebroso que a Espanha deve recordar. Se não existe nunca guerra que seja boa, a guerra civil é sempre a pior e mais estupidificante de todas.
A História é feita de tanta crueldade. Lemos as cartas desse filho, apenas poderemos imaginar o que vai no coração da sua mãe, de todas as mães nessa situação. E tudo em nome de nada, senão de mais injustiça e crueldade.
Um grande post, Manuel. Comovente.
xx
Estoy contigo, Laura. Todas las guerras son malas, pero la peor de todas el la guerra civil.
EliminarMuchas gracias y un fuerte abrazo.
Have a wonderful week.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarQue pases un buen fin de semana.
Un artículo muy emotivo. Mi abuelo también era de Gerena, como toda mi familia paterna, y también estuvo en el Jarama en el mismo bando. Quien sabe si se conocieron.
ResponderEliminarHola, Cristy, pues con tantas coincidencias, no me extraña nada que se conocieran.
EliminarMuchas gracias por tu comentario y bienvenida.
Un saludo.
Manuel, entrar en tu blog es ver pedazos de historia, remover sentimientos y conciencias. Enhorabuena por tu trabajo. Un abrazo, Clara.
ResponderEliminarMuchas gracias, Clara.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Manuel, hace mucho tiempo que no nos visitábamos y me alegro que hayas venido a buscarme, me pierdo con tantos seguidores.
ResponderEliminarTu post me ha emocionado, pues he recordado muchas cosas de la guerra que mi santo abuelo me contaba. El soldado va despojado a una guerra que le da pavor.
Nos has dejado una documentación de gran valor no solo histórico si no humana.
Gracias
Un gran abrazo
Sor.Cecilia
Hola, Sor, me vas a perdonar que te diga lo que pienso, creo que andas un poco perdida con tantos seguidores, la última vez que me escribiste hace menos de un mes, me dijiste lo mismo. Te lo digo como amigo, tómalo con tranquilidad y no hagas de esto una cruzada. Yo sé que lo haces con muy buena fe, e intentas corresponder a todos. Además quiero decirte que tus comentarios siempre son muy bien recibidos aquí, pero me has dejado preocupado. Me gustaría haberte dicho esto en privado, pero no tengo tu correo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Manuel.
Ahora vengo de nuevo y sabes? estoy emocionada,, te felicito, tienes una página muy rica en sentimientos, recuerdos imborrables, vivientes, es hacernos además recorrer tu tierra, apenas conocí Madrid donde tengo tíos abuelos de mi padre. me gustó mucho, quizás un día conozca más
ResponderEliminarUn abrazo y reitero. Hermosa página
Muchas gracias, Soledad. Me alegro mucho que te haya gustado, y espero que pases cada vez que te apetezca. Para mi siempre es un placer tu visita.
EliminarUn abrazo.
Me fascinan, estremecen y entristecen este tipo de cartas. Tengo algunas rescatadas que he ido subiendo a mis blogs y otras que en algun momento subiré. Cuanto se aprende con ellas de las dificultades de los tiempos pasados y del bien que disfrutamos y no valoramos. Gracias, Manuel, como siempre por tu valiosa aportación. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias y voy a pasar ahora mismo por tu blog para ver esas cartas.
EliminarUn abrazo.
Manuel. Verdaderamente estoy emocionado luego de haber leído las cartas, quiero felicitarte por tu aporte historico que haces dese éste sitio. Y me adhiero al Sr Jiménez en sus palabras hacia tu publicación.
ResponderEliminarUn gran abrazo estimado amigo.
Muchas gracias, Roberto.
EliminarUn fuerte abrazo.
Mil felicitaciones por esta entrada tan excelente.
ResponderEliminarLa verdad es que me ha emocionado. Una información magistral.
Un abrazo muy grande.
Gracias, amiga.
EliminarUn fuerte abrazo.
Es un orgullo poder leer estas cartas, Manuel, tener por tu mano testimonio de las penurias que pasaron todos los que intervinieron en una guerra tan salvaje.
ResponderEliminarHa sido emocionante y personalmente, te doy las gracias por traernos en tu blog tantos retazos de años y vidas pasadas.
Extraordinaria la introducción de D. Antonio Jiménez.
Besos apretaos
Gracias, yeste, y estoy totalmente de acuerdo contigo, en que el análisis de Antonio Jimenez es, una maravilla.
EliminarBesos.
Felicidades Manuel y Antonio por esta entrada.
ResponderEliminarUn documento histórico conmovedor como pocos.
No me ha resultado difícil leer las cartas de Francisco porque tienen el mismo tipo de ortografía y expresiones que las que se recibían en mi casa desde el pueblo cuando yo era pequeña. Se me ha puesto un nudo en el estomago desde el principio y tardará en desaparecer.
Me uno a tu deseo de que seamos capaces de aprender del pasado para no cometer los mismos errores.
Un abrazo fuerte.
Muchas gracias, en nombre de Antonio y mía.
EliminarUn abrazo.
Gracias, Manuel, por tus palabras y por este valiosísimo blog-documento que tanto aporta a nuestra reciente historia. Una maravilla.
ResponderEliminarGracias a ti, Antonio.
EliminarUn abrazo.
Impresionante la entrada y los documentos, tienen muchísimo valor. En las cartas he recordado la letra de mi abuelo con la plumilla. Es historia pura que a la vez se hace presente. De todo corazón enhorabuena. Espero que hayas tenido buena Semana Santa, yo ya estoy de vuelta y he puesto algunas fotos en el blog por si quieres verlas. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amigo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Pepe, y por supuestísimo que voy a pasar a ver ese reportaje.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Manuel.
ResponderEliminarLa entrada es un documento de gran valor. Ya quedan pocas cosas que puedan autentificar lo que entonces aconteció, me refiero a testimonios fehacientes. La historia se manipula según convenga, por eso es de ley reconocer la valía de estas aportaciones.
Espléndido el trabajo, la exposición y argumentación.
Enhorabuena!!!
Un abrazo amigo.
Muchísimas gracias, amiga.
EliminarUn abrazo.
Es para ponerle a uno los pelos de punta. Claramente se apropiaron de su vida. ¡Con qué derecho? Si su vida no vale, imagínate su intimidad: las cartas abiertas por la censura y este hecho reconocido sin ningún rubor. Cuánto sufrimiento tiene que padecer el ser humano, cuánto inocente arrastrado a la barbarie sin nigún sentido. El mundo en que vivimos es de locos.
ResponderEliminarUn testimonio conmovedor, él estaba en una guerra pero su principal preocupación no era la guerra sino sus seres queridos, su sufrimiento y su bienestar. Era un intercambio para saber los unos de los otros, para saber si cuando todo acabara, seguirían estando todos.
Muchos besos, Manuel, y muchas gracias.
Hola, Angie, se puede decir más fuerte, pero más claro no.
EliminarGracias por tu participación.
Un beso.
Buenos días, perdone que me dirija a usted a través de los comentarios de su blog para hacerle una petición: la de, si usted da su permiso, poder tomar un par -no más- de postales de su blog sobre Triana, la antigua, para incluirlas en un artículo que sobre el barrio estoy preparando en mi blog (http://tiempoflamenco.blogspot.com.es/). Gracias por su atención; y si no puede ser, no puede ser. Saludos.
ResponderEliminarEstimado amigo, de perdones nada, todo lo contrario, gracias y me siento muy honrado con su visita.
EliminarNo hay ningún problema, además te ofrezco que si me quieres dar tu correo (que no lo haré público, ya que tengo activada la moderación), y si las tengo a mano esas postales o fotografías, te las mando sin el rótulo de mi blog.
Y no dudes en pedirme, si en otra ocasión te hacen falta otras; yo estoy abierto a cualquier tipo de colaboración, desinteresadamente.
De nuevo gracias, y un cordial saludo.
Excelente post, como siempre. Gracias por tu dedicación y por compartir tu trabajo con nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo! E*
Gracias siempre a ti, amiga Estrella.
EliminarUn abrazo.
Una guerra que se apropia de la Vida de un adolescente, de su contacto con su querida familia y trunca una vida plagada de ilusiones.
ResponderEliminarMaravilloso documento Histórico.
Como siempre un gran trabajo de investigación con esos testimonios que son las cartas, que emocionan y, por otra parte, llenan de dolor y estupefación.
¡¡¡Gracias, Manuel, por Estar y Ser!!!
Abrazos mil.
Gracias Pedro. Y espero que continúe todo bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
Este tema me interesa mucho Manuel. Voy a tomar tiempo para leer estas cartas con pensamiento. Por ahora en la televisión finlandesa presentan la serie 'El tiempo entre costuras' que se basa en la novela de María Dueñas. La serie es muy buena, también he leído el libro... Algunos hechos pasan en Tetuán... Y La Guerra Civil me interesa mucho en general...
ResponderEliminarTu blog tiene muchas cosas interesantes para leer! Gracias!
Muchas gracias, y me comprometo en avisarte cuando publique otras entradas, que estoy preparando, de la guerra civil.
EliminarUn abrazo.
Manuel conocer la HISTORIA, lo puse con mayúsculas en contraposición de la que nos pueden contar unos u otros, nos haría o eso creo no volver a repetir ciertos errores.
ResponderEliminarSupongo que cartas como esas escribiría mi padre a mis abuelos y algo nos contó a los hijos y nietos de su "experiencia". Aunque lo podríamos haber visto escrito ya que escribió un diario que le desapareció justo al final.
Saludos.
Siento esa desaparición del diario, hubiera sido un recuerdo entrañable y un tesoro para ustedes.
ResponderEliminarMuchas gracias, Tomás.
Un abrazo.