viernes, 31 de octubre de 2025

El Cristo de las Mieles, en el cementerio San Fernando, de Sevilla.


El Cristo de las Mieles, en el cementerio San Fernando, de Sevilla.
Si entras en el cementerio de San Fernando, de Sevilla, observarás que está dividido en dos mitades, pero no impone, ni entristece, cosa poco común en los cementerios. Por las especiales circunstancias que en él concurren, es más bien alegre. Lo cercan cuatro tapias y está dividido en cuatro cuarteles, y reina en todo él gran sencillez, escaseando los mausoleos de opulencia artística; no pudiendo, por lo tanto, la gente que por el transita recrearse contemplando la vanidad póstuma. La mayorías de las tumbas están edificadas en mampostería y adornadas con variedad de rústicos tiestos con diversidad de flores, por lo que pocas son las tumbas de mérito que en él figuran, salvo en la zona de los toreros fallecidos, y que pueden ver AQUÍ.
El Cristo de las Mieles, peregrina obra de Susillo, emplazada en la necrópolis de Sevilla.
En el centro de una plaza rodeada de bancos se levanta el Cristo de las Mieles, peregrina obra del malogrado escultor sevillano Susillo, colocado en la cúspide de un montón de piedras que forman un Calvario, en las cuales, además de la hiedra que las cubre, nacen aromáticas y vistosas flores.
Cuando se contempla la expresión de aquella figura impone. Este hermoso Crucifijo, símbolo del Dolor y de la Muerte, aparece levantando un poco la pierna izquierda, adelantando el rostro y con la boca abierta, quizás escapándosele el postrer suspiro. Y es de tal perfección la obra, que constantemente desfilan ante la misma buen número de personas que con el exclusivo objeto de contemplarla vienen a Sevilla, atraídas por su justificada belleza.
A continuación les pongo la leyenda de este Santo Cristo, escrita por el ilustre poeta camero, D. José Muñoz San Roman, a principios del pasado siglo:
"Pero quiso el Señor aparecer también en tan señalado lugar como fuente de dulzura, e hizo el milagro de que rebozasen mieles de sus labios, añadiendo con el mágico suceso una nueva nota de vida, a las que la exuberante y lozana naturaleza, ha concertado en el sagrado recinto.
Por la santa boca del Señor, abierta al dejar escapar el postrer suspiro, entran y salen las abejas que liban la dulzura de las cercanas flores, depositando en el profundo pecho tantas mieles, que le fluyen de los labios en chorros de oro cristalinos.
Y allá van a caer sobre las duras rocas del calvario, y a regar con su jugo las raíces de los rosales y de los jazmineros.
Revolotean las abejas alrededor del divino rostro del Cristo, envolviéndolo como con una aureola refulgente, porque las luces del sol, quebrándose en las delicadas y sutiles alillas, las hacen rebrillar como diamantes. ¡Oh, gracia del Señor, que aún muerto es vida!.
-¡Oh, este milagro de las mieles en la amargura de los labios sedientos, untados de hiel!
-¡Oh, esta fuente de alegría que hizo el Señor manar de los senos de la muerte!.
El relato del suceso se convertirá en leyenda, y la leyenda en poesía...
Para cantar el milagro, ¿cual será el glorioso poeta escogido?."

Última restauración de 1984/85, llevada a cabo por el catedrático de restauraciones, D. Francisco Arquillo.
Desmontaje del Cristo de las Mieles.
Este Cristo del Cementerio, que Antonio Susillo realizara por el año 1895, se había resentido de su paso en el tiempo, y no habiendo sido suficiente aquella cura de emergencia que se realizó en 1964, por Ávila; en el año 1984 se le concede una subvención de cuatrocientas mil pesetas para su restauración por el cualificado catedrático de restauraciones, D. Francisco Arquillo, y que voy a documentar con imágenes tomadas por los señores Díaz Japón y Ángel Doblado, para el diario ABC, de Sevilla.
La imagen fue depositada para su restauración en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, donde mediante un adecuado tratamiento de saneamiento y protección, fue reparada manteniendo la pátina verdosa con que las décadas lo habían recubierto.
Los principales daños que este Cristo sufría fueron las perforaciones causadas por cloruros en todo su cuerpo, pero lo más sorprendente resultó el fenómeno sufrido por su cruz, cuyo armazón de hierro, apareció corroído hasta tal punto que un cincuenta por ciento de la misma se depositó en un saco como arena, desintegrado por la humedad y la polución, y que podía haber acarreado la caída de la escultura.
Especialistas durante el tratamiento del Cristo, en la Facultad de Bellas Artes.

Fuentes:  Bibliografía y Archivo particular.

El Cristo de las Mieles, del Camposanto sevillano, en la actualidad. 

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lunes, 20 de octubre de 2025

Fotos y postales antiguas de Albaida del Aljarafe (Sevilla)

 
Albaida del Aljarafe (Sevilla)
Albaida del Aljarafe se encuentra situada en el norte de la meseta de su nombre, allí donde el borde de la misma se vierte hacia el río Guadiamar, que riega sus aledaños, siendo su término municipal de los más pequeños de la provincia.
Al igual que Sanlúcar la Mayor, que es su cabeza de partido, Albaida fue fundada por los turdetanos, con el nombre de Kaelia, y cuyo municipio aparece poblado desde sus más remotos orígenes, siendo considerado como el más antiguo de la comarca aljarafeña.
Durante la dominación romana no solo constituyó el centro de todo aquel fructífero y comercial territorio, sino que llegó incluso a acuñar moneda autónoma, con bustos de emperadores, en el anverso, y atributos de la agricultura, en el reverso; existiendo ocho series, de las cuales se conservan algunos ejemplares en distintas colecciones y museos; además de diversos restos de origen romano, que fueron hallados también en la llamada "Fuente de Archena".
De la dominación musulmana, le viene el nombre de Al-bayda, que significa "La Blanca", época, de la que también se han encontrado restos arqueológicos en la conocida por "Fuente Salobre". Esta época islámica llegó hasta el año 1246, cuando el Maestre de la Orden de Santiago Pelayo Pérez Correa conquista Albaida para el Rey Fernando III, el Santo. A la muerte de éste, el municipio es entregado a su hijo Alfonso X, el Sabio, que a la vez lo delega a su hermano Don Fadrique.
En 1302,  el deán de la Catedral de Sevilla Aparicio Sánchez, concede carta-puebla a los pobladores de Albaida.
Torre Mocha. Ángulo suroeste.
En la parte norte del pueblo, se encuentra la llamada "Torre Mocha", atalaya militar, construida en el siglo XIII, por el infante don Fadrique, para vigilar los alrededores, según reza en la aún legible inscripción: El Infante Don Fadrique mandó facer esta torre.
Acceso a la fortaleza Torre Mocha.
En la época de Juan II, Albaida paso a pertenecer al Cabildo Eclesiástico de Sevilla, que ejerció el señorío sobre la misma hasta el año 1578, en que es vendida al Conde Duque de Olivares.
Torre, de Nuestra Señora de a Asunción.
De estilo neoclásico, fue edificado a finales del siglo XVIII, sobre otro que había sido destruido en ese mismo siglo.
Ayuntamiento, en Plaza de España.
La Capilla de Cristo Rey.
Pormenor, de la calle Ambrosio Lorenzo López. (calle principal)
Otra perspectiva de la calle principal.
Perspectiva de la calle, Poeta Isaac del Vando Villar.

Fuentes: Bibliografía y archivo particular. Protegido por derechos de autor.

Fotografías recientes, tomadas el 27 de Septiembre de 2025.

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