
Las noches románticas, durante la Exposición Iberoamericana, de 1929, en Sevilla.
Cuadro de la Plaza de América, pintado por el ilustre pintor catalán, D. Andrés Gil.
Con sus palmeras luminosas a las que unos potentes proyectores invisibles, instalados en los parterres, reflejaban en sus ramas las más diversas y atrevidas gamas de colores, y en el centro el surtidor que figuraba en el gran estanque central que presidía estos bellos jardines de la Plaza de América, cuajados de maravillas de azulejos combinados con las plantas y flores en cantidad y arte tal, que convertían aquel prodigioso parque en un lugar de leyenda y ensueño.
La Giralda de Sevilla lucía el esplendor de su iluminación, como excelso anuncio de su certamen Iberoamericano, que trazaba e irradiaba para toda España, nueva era de cosmopolitismo y pujanza.
La Exposición de Sevilla, desde su inauguración, tan atractiva por tantos motivos, pretendió serlo aún más por sus fiestas nocturnas, que fueron características y puede decirse que únicas.
Hasta entonces, fueron pocos los grandes certámenes internacionales que habían podido ofrecer, fiestas de ese género a sus visitantes.
El clima plácido de la espléndida capital andaluza, hizo posible, lo que no fue en otros lugares famosos por sus exposiciones; ningunas de ellas, por otra parte, pudo tener el encanto suavemente misterioso de las románticas noches sevillanas; el triunfo cosmopolita de la Exposición, iluminada profusamente, contrastaba con las tonalidades, mejor los matices de claroscuro, de aguafuerte, de las callejas sevillanas, en cuyas rejas se decían amores entre rosas, albahacas y claveles, y en cuyos patios sonaban las dolientes coplas del cante jondo, y los cantares que salen de lo más profundo del alma.
Aspecto fantástico de la Plaza de España, en la noches de la Exposición.
Técnicos muy duchos en la utilización de la electricidad para producir fantásticos efectos de luz, encontraron en la fantasía misma de los edificios, de la Plaza de España, del centro histórico y en todos los lugares de la Exposición, el más apropiado lugar para la realización de sus ensueños artísticos. Los planos y las líneas de los bellos edificios, parecían acusándose con rudos contrastes de sombra y luz, igualmente bellos; pero con una belleza distinta, y cada hora tuvo en Sevilla y en su bella Exposición, su encanto particular.
El Pabellón Real, parece elevarse sobre las líneas de sus arcos, con sus copetes luminosos.
El Pabellón de Arte Antiguo iluminado y reflejándose en las aguas de la fuente.
Sobre la Plaza de España se yerguen, como antorchas de luz, las dos torres gallardas.
La avenida de la Raza, durante la Exposición.
Como estarán viendo en estas imágenes de la Exposición del 29, en sus noches festivas fue una explosión de luz donde la electricidad y las recientes tecnologías, causaron fuerte impacto en aquel público, que aún tenía en sus pupilas la reverberación de las lámparas de gas.
La forma de iluminación estuvo resuelta, a base de colocar guirnaldas de luces en las aristas de los edificios, los árboles, la barandilla de la fuente, etc., consiguiendo así una iluminación completa del ámbito, al no poderse realizar con potentes focos directos, a causa de la poca potencia que entonces llevaba el fluido eléctrico.
Fuentes: Bibliografía y archivo particular.
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La forma en que destacas el contraste entre la modernidad de las luces eléctricas y el encanto nostálgico de las callejas sevillanas, con sus rejas y claveles, es simplemente encantadora. Cada imagen que compartes, desde la majestuosa Giralda iluminada hasta las torres de la Plaza de España como antorchas de luz, transmite esa atmósfera de ensueño que hizo de la Exposición un evento único. Me fascina cómo resaltas el ingenio de los técnicos de la época, usando guirnaldas de luces para transformar los edificios en escenarios de fantasía, adaptándose a las limitaciones de la electricidad de entonces.Tu pasión por la historia y el arte de Sevilla brilla en cada línea, y las fotografías que acompañan el texto son un tesoro que nos permite asomarnos a esa Sevilla cosmopolita y vibrante de 1929. Gracias por compartir este pedacito de historia con tanto cariño y detalle, Manuel. ¡Es un placer leerte y soñar con esas noches mágicas! Un abrazo enorme y sigue iluminándonos con estas maravillas.
ResponderEliminarQué maravilla, Manuel. Nos transportas a aquella Sevilla luminosa de 1929 con una precisión casi cinematográfica. Se percibe el perfume de los patios, el brillo del azulejo y esa atmósfera de ilusión que envolvía la Exposición. Leer tus crónicas es viajar sin moverse, pero con el alma encendida.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amigo, y mi enhorabuena por seguir dándole vida a la historia de tu tierra :)
Esplendorosa entrada, amigo, impecablemente narrada por supuesto también. El material fotográfico destaca realmente...
ResponderEliminar(Respecto de José Díaz Diez no encontre información sobre si tiene un blog personal, pero sí hay bastante info en la web, notas en periódicos, en facebook, youtube e instagram, y hasta difusión de su libro sobre el Buenos Aires de ayer)
Abrazo siempre pleno de admiración por tu trabajo, Manuel!!
Grandes fotos de una exposición preciosa, me encanta cómo lo vives!!!
ResponderEliminarSaluditos
Mi abuelo, que vivió la exposición con 26 años, contaba que fue algo impresionante.
ResponderEliminarHoy día no podemos entender la gran dimensión y el impacto que tuvo en la ciudad, que entró en el siglo XX a partir de esa fecha.
Muchas gracias por este tesoro.
Besitos
Hermosas fotos. Te mando un beso.
ResponderEliminarParticularmente notável como Documentas os teus Posts. A História, assim coligida, parece ser simples e fácil de relatar.
ResponderEliminarParabéns, Manuel... Historiador Documentalista.
Abraço,
SOL da Esteva
Delle foto d'epoca strabilianti, che rivelano il fascino e la grande tradizione di questo luogo fantastico.
ResponderEliminarUn caro saluto
Las fotos muestran parte de ese espectáculo que tuvo que ser
ResponderEliminaren forma presente haber observado todo aquello...épocas
donde las cosas brillaban mucho más...
El blanco y negro sobresalta esa luminosidad.
Tengas un buen fin de semana.🌸🏵️🌅🪻
Manuel, qué maravilla de entrada. Las imágenes que compartes (especialmente esa perspectiva nocturna de la Plaza de España, con sus torres alzadas como antorchas de luz), parecen salidas de un sueño tejido con electricidad y nostalgia. Me ha conmovido especialmente tu descripción de las “palmeras luminosas” y ese “surtidor que figuraba en el gran estanque central”, como si la propia Sevilla se hubiese vestido de leyenda para recibir al mundo.
ResponderEliminarTu texto logra lo que pocos: que el lector no solo vea, sino que escuche las coplas dolientes del cante jondo y sienta el perfume de albahacas en las rejas. Gracias por devolvernos esa Sevilla que irradiaba cosmopolitismo sin perder su alma.
Un abrazo agradecido por tanta luz compartida.
Debió ser impactante para los visitantes de la época el alumbrado y las técnicas de iluminación tan novedosas y tan originales. Gracias por mostrarnos estas maravillas. Un abrazo
ResponderEliminarManuel, you presented something wonderful, something stunning! The first photo? I'm speechless!!! Marvelous!!! I would truly love to see this exhibition!!!
ResponderEliminarManuel, greetings from rainy (another day...) Poland!
Creo que son unas autenticas iluminaciones que precedieron a las que tenemos en la actualidad en esos mismos monumentos y otros muchos de este país.
ResponderEliminarSaludos.
Una época en la que mi madre ya había nacido... cada época tiene su belleza, y no es difícil descubrirla si mantienes los ojos y los sentidos abiertos.
ResponderEliminarGracias por tus preciosas fotos y tu interesante reportaje. La Exposición Universal debió ser gigantesca. El cuadro de Andrés Gil es fascinante.
Un abrazo.
Gracias.
Que tengas un buen domingo, Viola.
Eso es una época tan lejana, hace casi 100 años. ¡Pero qué tecnología de iluminación eléctrica! Los edificios iluminados son preciosos y, sorprendentemente, las fotos también están bien conservadas, Manuel.
ResponderEliminarSon muy reconocibles los edificios emblemáticos de la ciudad de Sevilla y todos ellos de gran belleza.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Manuel. Buenas noches.
ResponderEliminarEl cuadro de las Palmeras me es precioso. El resto de fotografías en blanco. Son espectaculares en el sentido del brillo de las luces en blanco y en estado noche. Es un tema cultural interesante.
Un abrazo.
Mónica.
Nos transportas a algo mágico y precioso. Maravillosa época llena de nostalgia.
ResponderEliminarPreciosas imágenes . Tan bonitas como la luz que desprenden siempre tus crónicas.
Feliz semana.
Un fuerte abrazo.
Manuel, me quedo embobado contemplado esas fotografías tras recoger debidamente tus explicaciones. ¿Qué momento aquel! Y qué pluma tan brillante la tuya al contárnoslo con esa precisión de historiador minucioso y alentador. Una alegría visitar este blog tan lleno de interés, tan bello y tan nuestro.
ResponderEliminarUn abrazo enorme y agradecido.
Sempre interessanti i tuoi post!
ResponderEliminarSevilla tiene un color especial y nunca mejor dicho amigo Manuel, brilla por si sola y cuando hay algún evento especial destaca y deja para el recuerdo esa huella que la hace única.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Una exposición histórica donde, como decían nuestros abuelos se echó la casa por la ventana en esa Sevilla histórica. Un abrazo y mi aprecio. Carlos
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