Manicomio Provincial de Miraflores, en Sevilla.

El antiguo Manicomio de Miraflores, de Sevilla.

El altruismo y caridad de una venerable religiosa, Sor Úrsula de Villabaso, de San Vicente de Paul, se debe en primer término la fundación de este benéfico Instituto.

Concibió el proyecto de edificación tal y como se fue llevando a la práctica y aportó toda su fortuna para el comienzo de las obras. Claro es que recibió de particulares también importantes donativos y la Excelentísima Diputación provincial supo, como siempre, contribuir en la medida que su misión y la importancia del proyecto demandaba.

En el año 1890 se inauguró el primero de los pabellones construidos, emplazados en las afueras de la capital, a cuatro kilómetros del Hospital provincial, en medio de una feracísima huerta, y por su belleza de edificación, por su grandiosidad y alegre perspectiva más bien parecía un Sanatorio donde restaurar agotadas energias, que una Casa a la que se iba en busca de la razón que se extravió. A partir de entonces fueron en años sucesivos realizándose con toda precisión las obras proyectadas, hasta el punto de poder asegurar que en los años veinte del pasado siglo, este Manicomio provincial era un modelo entre los de su clase, siendo uno de los mejores de España.

Galería y patio de mujeres.

Despacho del Director.

Sección de hidroterapia.

Galería para celdas independientes.

Rayos X.

Departamento del médico de guardia.

Pabellón de distinguidos.

Tenía también este manicomio unas admirables celdas de pago para los enfermos cuyas familias lo solicitaban, y cuyos ingresos por tal concepto -unas cinco pesetas por cada una de las celdas ocupadas- quedaban en beneficio del Establecimiento para sus necesidades y continuación de las obras. Estas celdas tenían tal confort y comodidad, que bien podían competir con las mejores habitaciones de uno de nuestros hoteles.

La superiora sor Martina López Arismendi, acompañada de las restantes hermanas que atienden a los enfermos.

El último domingo de Febrero de 1922, se celebró con gran solemnidad el acto de imponer la gran cruz de la Beneficencia a sor Martina López de Arismendi, superiora de las hijas de la Caridad, que prestaba sus servicios en el Manicomio de Miraflores.

Hizo la entrega de la gran cruz,  el presidente de la Diputación  Don Diego Benjumea Taravillo, acompañado del visitador del Manicomio Don Antonio Huertas y Checa.

Poco antes, se había celebrado una misa rezada, en la capilla del Centro, que dijo el Superior del Convento del Loreto, R. P. Melquiades de Jesús, hermano de sor Martina.

Sor Martina López con el presidente de la Diputación y el diputado visitador del Manicomio de Miraflores.

Tras muchos años sin actividad alguna, y encontrándose el edificio del manicomio en un estado lamentable, la Diputación ya tiene adjudicado a una empresa el concurso para el derribo de este psiquiátrico. 

Por esto mismo, me he decidido a presentar esta entrada, y a incluir en la misma unas pocas fotografías que tengo, de la importante restauración que se hizo en el año 1948, y que es tal como ha llegado el Manicomio Provincial de Miraflores, hasta hoy en día.

Esta institución sevillana fue objeto de radical transformación para acomodarla a una necesidad imperiosa, impuesta por el caudaloso crecimiento de la población. Se intentó construir un manicomio-modelo, donde los locos que siempre habían sido atendidos por la caridad privada, fuesen tratados como enfermos en este centro y atendidos por la beneficencia pública.

Esta obra, que honra a una capital de la importancia de Sevilla, y que es por si sola exponente magnifico de la labor de Ministerio de la Gobernación y de la Diputación sevillana, en materia de sanidad y beneficencia, fue concebida y dirigida por el arquitecto D. Rafael Arévalo, con un presupuesto de 20 millones de pesetas.

La superficie total del edificio mide 16.000 metros cuadrados y la superficie edificada 8.000.

Vista aérea del nuevo Manicomio Provincial.

La hermosa capilla del manicomio.

La capilla está instalada en la parte central del edificio y sobre la organización del primitivo establecimiento, incapaz e inadecuado, caracterizan a las nuevas construcciones, los dos pabellones para enfermos alterados, que requieren, como se sabe, vigilancia contínua. Al fondo de la fábrica van otros dos hermosos pabellones para retrasados mentales y anormales, así como también pabellones de ancianos y enfermos trabajadores. No hace falta advertir que todos estos pabellones fueron dotados de los elementos más modernos, no solo en lo que atañe a mobiliario, sino a distribución, ornamentación y luces.

El amplio patio del nuevo manicomio, aún en obras.

Completan la instalación sanitaria del edificio, talleres de carpintería, cerrajería, metalistería y mecánica. Es decir, se procuró hacer reproductivas y animadas las horas interminables, para los convalecientes, de esta clase de instituciones. Nada más depresivo, para el hombre, en sus horas de claridad mental, que verse reducido por sus propios semejantes, a la baja condición de trastos inútiles. Las modernas ciencias psicológicas han demostrado que un trabajo racional imbuye en la mente de estos hombres, un día alejados del raciocinio, pero al que vuelven, o han vuelto ya, por un trato y una medicación pertinentes, una firme idea de rehabilitación y de recobro, tan beneficiosa para la salvación definitiva.

El Manicomio Provincial de Miraflores era, en este aspecto, una institución modelo.

El Cardenal Segura acompañado entre otros por don Ramón de Carranza y Gómez, marqués de Soto Hermoso, que presidía la Diputación Provincial de Sevilla, el día 12 de Mayo de 1949, fecha en que fue inaugurado y bendecido el  reformado Sanatorio Psiquiátrico de Miraflores.

Lo que queda en la actualidad, del antiguo Manicomio de Miraflores.

Con mi agradecimiento a la Administradora del Centro, doña María José Romero Vivas, y a don Manuel León, por las facilidades que me han dado para poder llevar a cabo el siguiente reportaje, sobre esta iglesia construida entre 1945 y 1948, que estuvo bajo la advocación de Nuestra Señora del Perpétuo Socorro por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, y aunque se construyó para el culto de enfermos, personal y las propias Hermanas, jamás llegó a utilizarse para tal fin durante su corta vida, ya que solo se abría en días muy especiales como el día La Inmaculada, Navidad, el día de la Milagrosa, etc. Este templo fue desacralizado hace unos años,

Y aunque el edificio como verán a continuación, no tiene valor arquitectónico alguno, no se ha derribado por sus connotaciones dentro de la institución psiquiátrica, y se ha protegido con un nivel C, donde solo se podrán realizar obras de conservación.

En su interior se conserva un sencillo pero bonito retablo, y por cierto, en muy buen estado, ya que fue restaurado en 1998 por usuarios de la fundación "El Patriarca", del que de momento poco más les puedo contar, aunque espero hacerlo pronto, ya que tengo cita previa en la Diputación provincial, para el mes de Octubre, donde voy a intentar averiguar algo más sobre el mismo.

Fuentes: Bibliografía y archivo particular.

(Si haces clic sobre las imágenes las puedes ver ampliadas)