Cementerio de San Fernando, de Sevilla.
El Cristo de las Mieles.
Sobre un calvario de piedra, en el cementerio de Sevilla, donde crecen rosales de encendidas rosas y jazmines perfumados, se levanta esta peregrina obra de Susillo, el malogrado escultor de Sevilla, como símbolo del Dolor y de la Muerte.
Pero quiso el Señor aparecer también en tan señalado lugar como fuente de dulzura, e hizo el milagro de que rebozasen mieles de sus labios, añadiendo con el mágico suceso una nueva nota de vida, a las que la exuberante y lozana naturaleza, ha concertado en el sagrado recinto.
Por la santa boca del Señor, abierta al dejar escapar el postrer suspiro, entran y salen las abejas que liban la dulzura de las cercanas flores, depositando en el profundo pecho tantas mieles, que le fluyen de los labios en chorros de oro cristalinos.
Y allá van a caer sobre las duras rocas del calvario, y a regar con su jugo las raíces de los rosales y de los jazmineros.
Revolotean las abejas alrededor del divino rostro del Cristo, envolviéndolo como con una aureola refulgente, porque las luces del sol, quebrándose en las delicadas y sutiles alillas, las hacen rebrillar como diamantes. ¡Oh, gracia del Señor, que aún muerto es vida!.
-¡Oh, este milagro de las mieles en la amargura de los labios sedientos, untados de hiel!
-¡Oh, esta fuente de alegría que hizo el Señor manar de los senos de la muerte!.
El relato del suceso se convertirá en leyenda, y la leyenda en poesía...
Para cantar el milagro, ¿cual será el glorioso poeta escogido?.
Escrito por: J. Muñoz San Román.
Una interesante fotografía de Serrano, obtenida el Día de los Difuntos, de 1921, en el cementerio de San Fernando, de Sevilla, cuyo asunto puede sintetizarse en esta frase: Un triste recuerdo, a una "vida" que fue, y la inocente indiferencia de una lozana vida que empieza pletórica de alegría.
Fosa común "La Tertulia".
Al lado de los toreros famosos, están amontonados en una fosa común conocida por los sevillanos como "La Tertulia", infinitos torerillos a los que nunca se ha oído nombrar: "El Farruco", "El Niño de San Román", Manuel Segura, "El Niño de la Venta Alta", "Pajarito", "Calita", "El Serio", "el Petaca de San Bernardo", "El Largo", "El Campanita", "el Barajita Chico"......Toda esta tropa proletaria cayeron igual que el "Espartero" y que "Joselito", entre los cuernos de los toros, pero sin gloria, sin brillo. Quizás en una capea aldeana; quizás asesinado por un cirujano rústico. Ya nadie se acuerda de ellos, y una pobre Cruz, plantada en la tierra, indica vagamente el lugar en que esperan la resurrección de la carne, junto a peones de albañil, mozos de cuerda, gañanes y otros difuntos menesterosos.
Toreros famosos.
"Un hoyo, y un epitafio".
Como yo estoy frito en el tema de los toros, he copiado literalmente un interesante artículo, escrito en 1928, por D. Diego de Mairena, para acompañar las imágenes que va a ver a continuación, de tumbas de toreros famosos, que existen en el Cementerio de San Fernando, de Sevilla. Una ruta muy visitada por sevillanos y forasteros.
El artículo dice así:
CAMPOSANTO. Tarde de Octubre sevillana. Tizne de cipreses. Hileras de cruces. Sepulturas míseras donde los dedos implacables del tiempo borraron los nombres. Un epitafio sencillo nos agarra. Leemos: "Hijo de mi alma", y nada más. ¡Cuanto dolor y angustia hay en estas palabras grabadas en una cruz de tosca madera!, ¡y cuanta vanidad, cuanta estúpida y necia vanidad pregona esta losa de mármol donde hay junto al nombre de un "ilustrísimo" y "excelentísimo señor", toda una ringlera de cargos, prebendas y sinecuras!. El cielo cubre al que no tiene losa, y la piedra tallada del sarcófrago que encierra los restos del hombre soberbio, más bien parece que la ha puesto allí para tapar su codicia y vanagloria, que para rendirle cariñoso tributo.
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Tumba de toreros: espartero, Joselito, Pepete, Faustino y Curro, Posadas, Varelito, Montes....Vidas segadas en flor por la tolvanera trágica. Cohetes luminosos que aspiraron a conquistar el cielo, y cayeron a tierra vencidos. Corazones que se han quemado en su propio fuego. Héroes populares, carne de pueblo, prisioneros de su propio Destino que al querer buscar la cara radiante del Éxito, se encontraron con la facie tenebrosa de la Muerte.
Frente a estos mausoleos siente uno remordimiento de homicida. ¿Como creer que a estos hombres, en un tiempo jóvenes rozagantes y llenos de vida, lo mataron los toros?, ¿Como creer que el cuerno de la bestia hendió y sajó estos cuerpos?. No. La brutalidad no está en el toro, sino en el tendido. Estos bravos muchachos no sintieron jamás el miedo a la fiera; si temblaron en algún momento, fue al ver en la plaza miles de manos que se crispaban amenazadoras, centenares de bocas repletas de la mugre de los insultos, ojos desorbitados, quijadas de lobos que olfatean la carroña.... Es la multitud ebria, enloquecida, que exige al torero que se cuelgue de los cuernos del toro para sentir luego la misericordia, en un juego egoísta de emociones. Es la cobardía colectiva que se siente humillada por el héroe y busca en el sacrificio del torero el desquite a su humillación. Es el instinto contenido de la multitud que se desborda, y encuentra en el toro, su aliado, en un momento de desidia antropológica.
- Cuando miré al tendido, allí vi la cornada-, dicen los toreros al dejar la arena llena de sangre, que es la roja tinta con que escriben su historia los valientes. Allí vieron el fantasma de garra lacerante, que les enseñaba, entre alaridos procaces y amenazas violentas, la ruta que acababa en un hoyo y un epitafio.
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Y ahora estos luchadores son sombras que se sacrificaron por una sombra. El pueblo -este pueblo que lleva a cuesta a Joselito y a sus hermanos en tragedia- coloca sobre la tumba de sus héroes muertos, una copla y los olvida.
Esta vidas trafagosas y llenas de ruido han caído para siempre envueltas en el sudario del silencio. Como en los templos de Isis, aquí nosotros vemos la figura de un ángel que se lleva los dedos a los labios amonestándonos para que callemos.
Esta paz.....¿Dónde están las tardes de gloria, las apoteosis enloquecedoras, los amores frenéticos, el halago de la chusma y los ojos brujos de las mujeres que se cerraron amorosos vencidos por la majeza del torero?. ¿Dónde el sol que caldea a esos, las músicas que espolean la sangre, las palabras que azuzan o encorajinan, las promesas que embriagan o los gritos que exacerban?, ¿Dónde el brío, el valor, el ímpetu y el esfuerzo?; todo pasó como una nube sin agua o como un sueño sin imágenes. Espartero, Joselito, Posadas, Varelito....Unos cuantos nombres más que unir a las víctimas de la popularidad, esa hembra falaz y mentirosa que asesina con sus besos a los que la aman.
Las adversidades muestran a los fieles amigos; la patrulla vocinglera y aduladora, el tropel plebeyo que rodea al héroe y lo exalta y deifica en los días de triunfo, huye cuando éste cae vencido y maltrecho. A la multitud no le importa nada el héroe, sino el heroico; y con la veleidad de una mariposa, deja la luz que apaga por la que se enciende. Y cuando la fatalidad rompe al ídolo y éste se derrumba, las miles de manos que se juntaron frenéticas para aplaudirle, desaparecen cobardes y egoístas; y sólo le queda al héroe un pedazo de tierra, y un mundo de silencio, por donde a veces pasea la sombra dolorida y triste de una mujer.
Mausoleo a "Joselito el Gallo", escultura original de Mariano Benlliure.
La bailaora gitana, Custodia Romero, ante el mausoleo de "Gallito".
La columna rota sobre el sepulcro de "El Espartero", simboliza una vida tronchada, en plena apoteosis del triunfo.
Aquí duermen en el Señor los dos hermanos, Faustino y Curro Posadas, que juntos triunfaron en multitud de plazas de toros.
¿Donde están las tardes de gloria, las apoteosis enloquecedoras, los amores frenéticos?... Todo pasó como una nube sin agua o un sueño.
La tumba de Antonio Montes.
Custodia Romero, depositando flores sobre la tumba de Montes.
Solo le queda al héroe un pedazo de tierra y un mundo de silencio.
La gran bailaora ante la sepultura de "Gitanillo de Triana".
Custodia Romero, depositando flores sobre la tumba de Montes.
Solo le queda al héroe un pedazo de tierra y un mundo de silencio.
La gran bailaora ante la sepultura de "Gitanillo de Triana".
Uno de los enterradores del cementerio de los toreros sevillanos.
La "señá Mariquita" era una viejecilla que desde 1880 barría y aljofifa las tumbas de los toreros, en el camposanto sevillano.
La "señá Mariquita" era una viejecilla que desde 1880 barría y aljofifa las tumbas de los toreros, en el camposanto sevillano.
Fuentes: Archivo particular.
Las tumbas de Joselito el Gallo, el Espartero y Juan Belmonte, en la actualidad.
(Si haces clic sobre las imágenes las puedes ver ampliadas)
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Un bello artículo con mucha verdad sobre la vida y muerte de los toreros, en algunos, tan corta. Personas que murieron por el amor a este arte (donde no tenía que existir la muerte del toro, para no dañar la sensibilidad de los contrarios.
ResponderEliminarHe recogido esta frase que desgraciadamente se ve en cualquier, llamémosle, evento de la vida y tan actual hoy día: "Es la multitud ebria, enloquecida"...
Las fotografías muy bonitas.
Un abrazo Manuel.
Muchas gracias, querida amiga.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Manuel!!!.. la muerte y todo lo que conlleva desde tiempos inmemoriales... Como siempre muy interesante artículo... Que tengas una buena semana..
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana.
EliminarAbrazos.
Excelente trabalho de investigação histórica.
ResponderEliminarUm abraço e boa semana.
Andarilhar
Dedais de Francisco e Idalisa
O prazer dos livros
Gracias, Francisco.
EliminarUn abrazo.
Como te comenté en la otra entrada sobre el camposanto, todo lo relativo a la muerte y a estos mausoleos siempre me ha resultado un tema interesantísimo ¿Sabes que llegué a guiar una ruta «turística» para sevillanos por el Cementerio de San Fernando?
ResponderEliminarBesitos
Gracias, Isabel.
EliminarUn beso.
Es un temazo, Manuel. Nuestro cementerio es un verdadero museo de arte. Enhorabuena por esta entrada.
ResponderEliminarNo soy taurina, pero es una fiesta muy arraigada entre nosotros con todo lo que conlleva.
Fotos de gran valor histórico, felicidades.
Un abrazo al compás del pasodoble: Gallito.
Gracias, Mari Carmen.
EliminarBesos.
Gran exposición ...
ResponderEliminarGracias
Gracias, Mark.
EliminarUn saludo.
Me ha gustado mucho la foto del niño en el cementerio, es bastante metafórica de lo que es la vida, ¿verdad?
ResponderEliminarPor cierto, ¿sabes que me he ido a vivir a Andalucía? Cosas del trabajo, oye, que es lo que me mantiene lejitos de la blogosfera. Como sea, siempre es un pequeño remanso de paz venir a leerte y a ver tus reportajes fotográficos en mi océano de trabajo.
Muchas gracias, Holden, y espero que te vaya muy bien, por estas tierras.
EliminarUn abrazo, amigo.
Qué historias tan interesantes nos traes siempre, gran trabajo Manuel. Me encanta venir a tu sitio y leerte. Besos.
ResponderEliminarGracias, amiga Verónica.
EliminarUn beso.
Me maravilla, la facilidad que tienes para reunir tantas fotos en todos tus post. Un gran trabajo amigo, por todo ello te felicito y decirte que me encanta leerte!
ResponderEliminarUn gran abrazo
Muchas gracias, Enca.
EliminarUn fuerte abrazo.
Toda la pompa y gloria de las tardes toreras, queda en el olvido dentro de un pedazo de tierra baldío.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Alfred.
EliminarUn abrazo.
Boa tarde, maravilhosa partilha informativa com bela imagens antigas.
ResponderEliminarContinuação de boa semana,
AG
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Que interesante Manuel, cultura y arte. Es una pena que estos museos de arte que son los cementerios los miremos tan poco.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias, Ambar.
EliminarBesos.
Buen trabajo Manuel y muy acorde a las fechas en las que nos encontramos. Me ha llamado especialmente la atención del Cristo y las abejas. Respecto a la tauromaquia, no hay mayor verdad de alguien que está dispuesto a entregar su vida para crear el arte del toreo. Mis recuerdos hoy van para dos jóvenes y valientes maestros que nos dejaron en apenas un año de diferencia. Descansen en paz Víctor Barrio e Ivan Fandiño.
ResponderEliminarFuerte abrazo Manuel.
Gracias, Miguel.
EliminarUn fuerte abrazo.
¡Vaya tertulia, Manuel!
ResponderEliminarAbrazo desde Chile.
Gracias, Esteban.
EliminarUn abrazo.
Me encantan todas las fotografías Manuel. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Teresa.
EliminarUn beso.
Manuel, como siempre un privilegio visitar de tu mano el Cementerio de San Fernando.
ResponderEliminarDurante mis años en Sevilla, lo visité alguna vez, no muchas. Con tu reportaje he ampliado conocimientos muy interesantes.
Muchas gracias, querido amigo.
Muchas gracias, Maripaz.
EliminarUn abrazo.
Unas entradas muy propia para estas fechas en donde recordamos los seres queridos que ya no están con nosotros.
ResponderEliminarNo suelo visitar los cementerios de otras ciudades, exepto en algunos casos muy concretos en que la información turística recomenzaba su visita. Como todos los años he visitado a mis familiares difuntos y he llevado flores hasta su tumba.
Besos
Muchas gracias, Antonia.
EliminarUn beso.
Muy buen documento. Y de gran interés.
ResponderEliminarEn La Coruña, hay a veces visitas guiadas al cementerio para visitar las tumbas de muchos personajes ilustres que allí están.
Yo no he ido pero creo que tienen éxito estas visitas.
Un abrazo.
Gracias, amiga.
EliminarUn abrazo.
Muy interesante.
ResponderEliminarComo siempre en tu espacio, aprendo cosas nuevas.
Cariños estimado amigo.
Muchas gracias, Adriana.
EliminarUn abrazo.
Magnifico y sentido homenaje has realizado , que compartes con nosotros
ResponderEliminarCariños y buen fin de semana
Gracias, Abu.
EliminarUn abrazo.
Realmente espectacular y muy para la ocasión mi querido Manuel, siempre regalándonos tu tiempo para mostrarnos lo mejor de tu historia. Besos y un abrazo con todo cariño :*
ResponderEliminarMuchas gracias, amiga Patty.
EliminarBesos.
Amigo Manuel,tu colección de postales son dignas de estar en un museo,las historias están en ellas
ResponderEliminarUn fuerte abrazo desde Jerez
Gracias, Juan.
EliminarUn fuerte abrazo.
Que graciosa la leyenda de las abejas....
ResponderEliminarGracias, Manouche.
EliminarUn abrazo.
Hola Manuel.
ResponderEliminarEs posible que me repita y siempre te de las gracias por estas detalladas e interesantes letras con fotos y fechas que siempre nos regalas.
Pero entrar a leerte es abrir las páginas de una enciclopedia.
Un abrazo.
Ambar
Muchas gracias, amiga.
EliminarUn abrazo.
De fondo la fosa común, anónima, o la respetabilidad del mármol donde acude la mirada como pájaro curioso. En la muerte no hay clases, un mismo sueño nos envuelve. Un abrazo, Manuel.
ResponderEliminarMuchas gracias, María José.
EliminarUn abrazo.
Haces unas entradas muy interesantes,,,,un saludo desde Murcia....
ResponderEliminarMuchas gracias, amigo.
EliminarSaludos.
¡Hola Manuel!
ResponderEliminarCompleto preciso y precioso tu post, fantásticamente narrado: bueno me estremece un tanto la fosa común; y no por nada sino por qué, imagino que fueron muertes injustas por la mal llamada guerra civil española. Aunque ninguna muerte lo es, solo Dios tiene el poder de sacarla.
No por tener un gran mausoleo va a estar mejor, el cuerpo no vale nada solo seremos ceniza, yo que soy creyente confiada pienso que el alma tiene energía que vuela a otra galaxia e irradiaremos de bendiciones a neutras raíces que dejamos aquí en la tierra.
No quiero que ningún frío mármol que diga aquí descansa... Dejo por escrito que me incineren.
Manuel, me llama la atención sobre manera El Cristo de las mieles sobre un calvario de piedra. Símbolo de Dolor y sacrificio. Es curioso lo de las abejas.
Me queda decirte que tus letras tienen mucho y bello de prosa poética. Mi enhorabuena.
Te de un beso y mi inmensa gratitud.
Feliz semana.
Muy amable Marina, y muchas gracias.
EliminarUn beso.
Manuel documentas tan bien tus entradas que casi sobran mis palabras. Maravillosas fotos.
ResponderEliminarMe gustaría destacar dos frases:
El epitafio: "Hijo de mi alma". Puro amor.
Y la que nos iguala a todos:"pasó como una nube sin agua o como un sueño sin imágenes".
Un fuerte abrazo y buena semana.
Muchas gracias, Ángeles.
EliminarUn fuerte abrazo.
Mi muy querido Manuel :
ResponderEliminarComo siempre tu post magnifico y muy positivamente instructivo.
La descripción del Cristo de las Mieles me encanto.
Un fuerte abrazo grande, pleno de aprecio.
Muchas gracias, Ricardo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Espectacular entrada, y esta más especial para mi si cabe; ya que como bien sabes soy taurino. El mausoleo de Joselito "El Gallo", impresiona; ya había visto por ahí hace tiempo alguna foto.
ResponderEliminarAbrazo Manuel
Muchas gracias, Rafa.
EliminarUn abrazo.
No se a quien se le ocurrió ponerle de nombre a una fosa (La tertulia) pero me encanta. El mausoleo de Joselito el Gallo es muy hermoso. Siempre nos encontramos en los cementerios los grandes mausoleos y las tumbas humildes que están cubiertas de tierra y una simple cruz. Nos has traído una entrada muy bien documentada Manuel Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Conchi.
EliminarUn abrazo.
Como siempre Manuel muy bien documentado y explicando cosas que desconocía. A mi no me gustan demasiado pero sé de muchas personas que hacen visitas a los cementerios y hasta hay visitas guiadas en aquellos en los que están enterrados "ilustres".
ResponderEliminarTodo pasó como una nube sin agua y sí porque en la muerte todos somos iguales, ni ricos ni pobres, ni famosos ni anónimos, la muerte es de lo más democrática, a todos y nadie se escapa de ella.
Un beso
Gracias, Conxita.
ResponderEliminarUn beso.