El Sanatorio de Santa Clara, en Regla.
Chipiona (Cádiz).
Chipiona (Cádiz).
Bendición y colocación de la primera piedra del "Sanatorio de Santa Clara", para escofrulosos y raquíticos. Dibujo del Sr. Comba para la Ilustración Española.
El 12 de Octubre de 1892, en terrenos comprados y cedidos por el Sr. Tolosa Latour, puso él mismo y el alcalde de Chipiona, la primera piedra, del primer pabellón, bendiciéndola el preste de la Orden franciscana y rector del Colegio conventual de Regla, Fray J. Berazaluce, de lo que sería primer Sanatorio marítimo intentado en España.
Ya desde el año 1883 comenzó el doctor Manuel Tolosa Latour -un adelantado a su tiempo-, a condensar la idea de crear un gran sanatorio marítimo, para niños pobres escrofulosos; y después de estudiar varias playas españolas, se decidió por la playa de Chipiona por su alto contenido en yodo, y por la pureza y orientación de su aire. Sus desvelos por la humanidad doliente, y sobre todo, por los dolores de la infancia, aquella parte de la humanidad cuyas enfermedades afligen más vivamente, no solo porque son los pobres niños irresponsables de las malas herencias que reciben de las generaciones que fueron, sino porque son semilla de que han de salir las generaciones futuras; y por eso mismo, entendía, que no solo había que curarlos, sino también educarlos.
Bendición del Pabellón Central, el día 12 de Octubre de 1897.
Como he dicho anteriormente, el día 12 de Octubre de 1892, dieron comienzo las obras, y muy lentamente, porque los recursos escasearon; así que hasta Marzo de 1893 no comenzaron las excavaciones buscando el cimiento, para el edificio que habría de componerse de cinco pabellones, dos a cada lado del primero, capilla y escuela, todos dando vistas al mar y rodeados de jardines. Se tardaron cinco años hasta que se terminó de construir el pabellón central; y en estas imágenes que vemos, corresponden precisamente al día de la bendición de dicho pabellón.
La Comunidad de misioneros de Regla, dirigiéndose al Sanatorio, para el acto de Bendición.
Patio de San Juan en el pabellón central del sanatorio.
Vista general desde la azotea del Sanatorio, del Colegio de misioneros de Nuestra Señora de Regla y parte de los terrenos destinado al Sanatorio de Santa Clara.
Vista del Convento, tomada desde el Sanatorio de Santa Clara.
Ya en 1893 el doctor Tolosa colaboraba en el mantenimiento de la fundación "El Refugio" para niños huérfanos, que se sostenía gracias a las donaciones de familias acomodadas. En 1897 había creado un sanatorio de montaña en Trillo (Guadalajara), y en 1904 fundó en Madrid un Consultorio de Gota de leche y niños de pecho, haciendo visitas semanales a todos ellos de forma totalmente altruista. Entre sus muchos méritos, consiguió en 1904 que se aprobara la Ley de Protección a la Infancia en nuestro país, y que produjo un cambio radical en la mentalidad asistencial tradicional, basada en la caridad.
Inauguración del Sanatorio de Santa Clara.
Pabellón central del Sanatorio.
Los asilados en traje de fiesta.
Un dormitorio.
La noticia que acompañaba estas imágenes, decía así: En Agosto de 1901, habilitado provisionalmente para los fines de la obra el único pabellón construido, entraron en el Sanatorio de Santa Clara, en Regla, los primeros asilados, siete pobrecitos niños escrofulosos que la solidaridad social, utilizando cuanto produce la Naturaleza y cuanto la ciencia discurre; atendidos por las Hermanas de la Caridad, se propone volver los niños a la sociedad como miembros sanos y útiles que serán y crearán ciudadanos que puedan defender a la patria como soldados, que puedan fecundizarla como obreros, que puedan glorificarla con los resplandores del genio.
El Dr. Tolosa Latour en su despacho del sanatorio de Santa Clara.
El comedor.
El doctor, don Manuel Tolosa Latour, además de ostentar cargos públicos relacionados con su especialidad, durante su vida profesional recibió innumerables galardones y premios tanto en España, como fuera de ella.
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Una vez vistas las fotografías, del año de su fundación de 1901, y de los primeros niños que fueron atendidos en el Sanatorio de Santa Clara; pasamos a ver imágenes de catorce años después, con las instalaciones totalmente terminadas.
Colonia infantil del Comité femenino, a su llegada al Sanatorio de Santa Clara.
Situado este establecimiento a orillas del mar, a veinte metros de distancia, y a cuatro aproximadamente de las altas mareas, sobre una pequeña colina de arena, a cuyos pies mueren las olas, no podía reunir condiciones más favorables, para cumplir la misión para que fue creado.
Uno de los pabellones dormitorio.
La construcción era de estilo mudéjar, de forma rectangular, y disponía de catorce departamentos, dos algibes, la cocina y contaba este establecimiento con dos pabellones más, aislados y orientados ambos en la misma dirección, los laterales llevaban los nombres de Sevilla y Madrid; en el primero se alojaban las niñas, y en el segundo, los niños. En dichos pabellones, había amplios dormitorios, capaces cada uno para doce niños y magníficos comedores pletóricos de luz y alegría
Comedor del Sanatorio.
Uno de los pabellones de aseo.
El insigne doctor Tolosa, llevado de su altruismo y de su amor a los niños, desde 1912, puso a disposición de la Inspección Medico-Escolar de Madrid, el Sanatorio de Santa Clara, para que los niños que han de seguir el hábito marino pudieran hacerlo, con todas las garantías de mejora, ya que este tratamiento marino es una verdadera profilaxis, tanto en la colonia permanente, como en los escolares.
Digna de las mayores alabanzas fue la obra de apóstol que en favor de la infancia desvalida venía realizando por todo el país, desde hacía muchos años, el sabio, el insigne doctor, D. Manuel de Tolosa Latour.
Digna de las mayores alabanzas fue la obra de apóstol que en favor de la infancia desvalida venía realizando por todo el país, desde hacía muchos años, el sabio, el insigne doctor, D. Manuel de Tolosa Latour.
El Sanatorio marítimo de Santa Clara, en primer término, detrás, el Convento, y al fondo el faro de Chipiona.
Haciendo gimnasia antes de entrar en el baño con su profesora.
Señoritas y niños del Sanatorio, tomando el baño.
Un paseo por la playa.
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Poco a poco se fueron descubriendo los beneficios del mar sobre la salud y apareciendo estos santorios en la costa, germen de los lugares de veraneo.
ResponderEliminarQue post tan completo de una playa que para los sevillanos nos es muy querida
Besos y feliz Pascua.
Gracias, Isabel.
EliminarUn beso.
Gostei bastante de ver esta bela reportagem.
ResponderEliminarFaço votos para que o meu amigo tenha uma Santa e Boa Páscoa.
Andarilhar
Dedais de Francisco e Idalisa
Livros-Autografados
Gracias, Francisco.
EliminarUn abrazo.
Los sanatorios los solían colocar en los lugares mas idóneos para curar la enfermedad a tratar.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Tomás.
EliminarUn saludo.
¡Cómo me recuerdas al mismo Cádiz!
ResponderEliminarUna entrada insuperable.
¡Gracias, Munuel!
Un besote.
Gracias, Mari.
EliminarUn beso.
Preciosa entrada, me encanta y las fotografías maravillosas. Besitos. Que pases un buen día.
ResponderEliminarMuchas gracias, teresa.
EliminarUn beso.
Preciosa entrada Manuel. Un recuerdo muy hermoso hacia el Dr.Tolosa, una persona admirable por su labor que beneficiaría a tantos niños de la época. El enclave según cuentas, no podía ser más maravilloso.
ResponderEliminarMe ha encantado enterarme de que existió un hombre tan grande.
Un abrazo y feliz domingo.
Gracias, Elda.
EliminarUn abrazo.
Complimenti per i tuoi bei post Manuel.
ResponderEliminarBuona Pasqua!
Gracias, amigo.
EliminarUn abrazo.
Una entrada muy conmovedora por su tema Manuel,ojalá existieran muchos doctores Tolosa para tanta gente necesitada como hay. Seguro que todos aquellos niños tuvieron una oportunidad en la vida que sin la gran bondad del doctor Tolosa nunca hubieran alcanzado.
ResponderEliminarBesos de Espíritu sin Nombre.
Gracias, Conchi.
EliminarUn beso.
Un fuerte abrazo , Manuel . Siempre son interesantes tus entradas.
ResponderEliminarGuillermo
Muchas gracias, Guillermo.
EliminarUn abrazo.
Menos mal que existieron buenas personas como el Doctor Tolosa para ayudar a aquellos niños que tanto lo necesitaban.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Conxita.
EliminarUn abrazo.
Chipiona por muy poco me voy a vivir allí, con lo cual me ha gustado conocer la historia del sanatorio, ya que he estado varias veces en Chipiona.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Mari.
EliminarUn abrazo.
Yo estuve dos meses en Chipiona me enviaron desde Madrid por la empresa Renfe donde trabajaba mi padre creo seria por 1963 o así no recuerdo bien solo se que estábamos con monjitas y mucha playa todos los días con monitores,creo que me lo pase bien mucha meditación se veían pasar continuamente por la playa burros con alforjas de carga y en el horizonte barcos muy grandes grises yo creo que serian americanos de la base de Rota,si es que estaba ya.Nostalgia queda
EliminarBuenos días, yo entre sobre el 1964 , 0 1965 con una tuberculosis, lo que más me gustaba era cuando salíamos a la playa a jugar, cuando miro las fotos intento buscarme en algunas fotos, pero claro no me reconozco en ninguna
EliminarHola Manuel, excelente documento el nos traes hoy y que desde que comencé a leer vi que aquí había una historia para ser llevada al cine. El Doctor Tolosa sin duda es una persona para ser recordada.
ResponderEliminarLa Ley de Protección a la Infancia es un logró de 1904 que desconocía, no así Chipiona que siempre es buen momento para recordarla y visitarla.
Un gran abrazo y buena semana.
Muchas gracias, Miguel.
EliminarUn fuerte abrazo.
Tu entrada es todo un homenaje al Dr Tolosa además de una divulgación del pasado de Chipiona.
ResponderEliminarEl Dr Tolosa Latour merece todos los homenajes que se le rindan, personas como él engrandecen la profesión de médico.
Un abrazo
Muchas gracias, Ambar.
EliminarUn abrazo.
Mi muy querido MANUEL.
ResponderEliminarNuevamente te ganas todos los aplausos con tu excelente crónica del Sanatorio de Santa Clara.
Un gran abrazo.
Muchas gracias, Ricardo.
EliminarOtro abrazo para ti.
Uan iniciativa muy loable, la del señor Manuel Tolosa Latour, dar en aquellos tiempos cobijo y mantenimiento a niños huérfanos en un entorno saludable.
ResponderEliminarPor cierto, me ha gustado mucho saberla procedencia de la ilustración que encabeza este blog tuyo. Duda solventada.
Un saludo
Muchas gracias, Carmen.
EliminarUn saludo.
Hola Manuel, al leerte vuelvo a esa bendita playa y a ese lugar tan lleno de historia. Te diré que me es tan familiar que verlo aquí reflejado con tanto cariño como tu lo haces me llena de gozo, por todo ello te doy mil gracias por compartirlo amigo, me ha encantado! Un gran abrazo y feliz Pascuas
ResponderEliminarMuchas gracias, Enca.
EliminarUn fuerte abrazo.
Las buenas personas han existido siempre. Me encanta este reportaje que nos traes, porque para los que lo desconocíamos es un placer leer estas acciones tan bonitas. Gran trabajo, Manuel. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Verónica.
EliminarSaludos.
Maravillosa labor la del doctor Tolosa. Muy merecido su recuerdo.
ResponderEliminarExcelente tu información y homenaje.
Un fuerte abrazo.
Gracias, Amalia.
EliminarUn fuerte abrazo.
Manuel, es un hermoso homenaje, y un recuerdo muy emotivo hacia el Dr. Tolosa, que con su amor incondicional ayudo a todos esos niños huérfanos. Hay tantos seres humanos que hicieron mejores nuestras vidas, nuestra salud, y que hoy están olvidados. Ojala existieran más persona como el.
ResponderEliminarUn calido abrazo.
Gracias, Cristina.
EliminarUn abrazo.
Que hermosa labor hicieron las hermanas de la caridad del Sanatorio Santa Clara; acoger a estos niños para luego integrarlos sanos a sus familias y a la sociedad.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias, Rayén.
EliminarUn abrazo.
Cuanta vocacion por parte del Dr. Tolosa, desde el principio, un lindo homenaje le brindaste con una data detallada y las fotos.
ResponderEliminarUn beso Manuel
Muchas gracias, Paula.
EliminarUn beso.
Excelente historia y excelente el doctor Tolosa, sin duda una gran labor que solo puede hacerla un gran hombre.
ResponderEliminarUn bello homenaje, felicidades Manuel y gracias por compartir esta historia.
Un beso.
Gracias, Carmen.
EliminarUn beso.
¡Hola Manuel!
ResponderEliminarMe quedo sin palabras, Manu, es un precioso homenaje a ese buen Samaritano que dedicó su vida al buen hacer y se nos alegra el alma cuando sabemos que siempre hay un alma buena que cuida y abre su corazón grande a hacer el bien por los demás, y cuando se trata de la infancia mucho más satisface puesto que son personitas indefensas y sensibles que necesitan cuidados y mucho amor, la infancia al fin y al cabo son la continuación de la vida que también irá abriendo caminos de empatía y bienestar en lo por venir.
Me ha encantado este texto de principio a fin, mi enhorabuena.
Perdona mi demora, estuve de viaje y pal caso acabo de llegar, tengo mil cosas por hacer y voy con calma, pues los años van pesando y ya los movimientos son más lentos, luego los achaques que ayudan a ir más despacio.
Ha sido un inmenso placer como siempre,
Te dejo un abrazo mi inmensa gratitud y estima.
Se muy, muy feliz.
Muchas gracias, Marina.
EliminarUn abrazo y cuídate mucho.
Homeja bien merecido has realizado
ResponderEliminarDices..."no solo porque son los pobres niños irresponsables de las malas herencias que reciben de las generaciones que fueron, sino porque son semilla de que han de salir las generaciones futuras; y por eso mismo, entendía, que no solo había que curarlos, sino también educarlos".....
Magnificos sentires de almas nobres y a veces unicas
Cariños y buen fin de semana
Muchas gracias, Abu.
EliminarUn abrazo.
Emotiva y como siempre, Manuel, muy documentada historia.
ResponderEliminarMe hizo también mucha gracia la foto de las personas "de etiqueta", acompañadas por el infaltable perrito.
Gracias, Esteban.
EliminarUn fuerte abrazo.
Sin duda una excelente persona, dedicado por completo a la ayuda desinteresada...ojalá haya muchos como él.
ResponderEliminarGracias Manuel por compartir una entrada tan interesante.
Abrazos.
Gracias, Adriana.
EliminarUn abrazo.
Que bellas fotos y que justo homenaje al apóstol
ResponderEliminarLuz&Belleza
Isaac
Gracias, Isaac.
EliminarUn abrazo.
Detallada entrada, hay que reconocer que así son todas las tuyas, y merecido homenaje a la figura de ese gran médico que ha dedicado su vida a la curación de esos niños.
ResponderEliminarHacía mucho tiempo que no oía nada acerca de esa enfermedad, pero cuando era pequeña si que he visto que algún niño tenía unos granos feísimos en el cuello, más adelante conocí su nombre y supe que eran debidos o bien a una bacilo tuberculoso o a alguna bacteria que afectaba sobre todo a niños.
Y contestando a tu pregunta, si algún día quieres admirar verdaderas obras de arte escultóricas, no dejes de darte una vuelta en Semana Santa para ver las procesiones de Valladolid.
Te dejo cariños y te deseo un buen fin de semana.
Kasioles
Gracias, amiga.
EliminarUn abrazo.
Merecido homenaje a una extraordinaria persona como el doctor Tolosa.
ResponderEliminarY las fotografías tan bien traídas que completan una más de tus excelentes entradas.
Me ha encantado leerlo.
No tengo tu email y te contesto aquí.
Una caja de luz es necesaria a veces para "calcar" proyectos en mi arte de patchwork.
Antes se hacían rudimentarias con una caja de cartón y una bombilla que yo nunca utilicé.
Estas modernas son planas como una tablet y fáciles de manejar.
Me alegra un montón 😂recibirte en mi espacio a la hora de cafetito.
Un fuerte abrazo Manuel.
Muchas gracias por todo, Ángela.
EliminarUn fuerte abrazo.
Entrar en tu blog es volver a entrar en aquellos tiempos de nuestra tierra
ResponderEliminarGracias, Juan.
EliminarSaludos.
Es realmente hermoso lo que comparte, yo doy gracias, a Dios por permitirme conocer personas con una belleza interior que le habita a usted, gracias por sus palabras pero realmente las gracias son a Dios que nos permite disfrutar de lo bello que hay en cada persona, gracias, por sus enseñanzas, mil, gracias.El agradecimiento es la memoria del corazón. Que Dios lo bendiga y ilumine su camino, y le conceda todo lo que pide su corazón, para mi es un gran placer estar aquí, un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias Flor, y para mi es un orgullo tenerte entre mis amigos.
EliminarUn fuerte abrazo.
Esta vocación de servicio desinteresado que tenia el Doctor Tolosa, y que sin duda tienen muchas persona actualmente, son las que verdaderamente ayudan a la humanidad.
ResponderEliminarSeguro que todos estos niños llegaron a ser personas de bien,ya que el amor siempre da frutos buenos.
Gracias Manuel por compartir tan hermoso homenaje.
Las fotografias son geniales.
Un abrazo
Gracias, Carmen.
EliminarUn abrazo.
Estimado Manuel como me gusta leerte, es que es maravilloso todo lo que nos cuentas, y las fotos antiguas siempre me parecen algo único. Muchas gracias, feliz semana y un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lola.
EliminarUn fuerte abrazo.
Una entrada muy interesante. Desde el punto de vista histórico porque nos presenta un personaje generoso, filántropo como lo eran entonces algunos de de modo altruista daban o se empeñaban en movilizar a los demás en causas nobles y caritativas; lo que lleva a la reflexión sobre la actualidad, sobre la prevalencia de lo público, como derecho, en sustitución del compromiso personal al modo de aquellos tiempos.
ResponderEliminarUn abrazo, Manuel.
Gracias, amigo.
EliminarUn abrazo.
Olá Manuel! Uma excelente reportagem! Votos de uma frliz semana,um abraço!
ResponderEliminarGracias, Patricia.
EliminarUn abrazo
Qué historia tan hermosa, Manuel y qué gran hombre el doctor Tolosa, con brillantes ideas para el bienestar de los niños mas vulnerables.
ResponderEliminarMe ha encantado eso de "para escofrulosos y raquíticos" dos palabras que no oía desde mi infancia, y que hoy muchos jóvenes no conoceran sus significado, sobre todo la primera.
Las fotos, todas una maravilla. La de la Comunidad de misioneros de Regla algo inquietante, pero una pasada.
A veces, echo de menos, Manuel, que nos cuentes en dos líneas finales que pasó con estos edificios, si todavía se conservan o cómo desaparecieron.
Gracias por todo lo que me enseñas.
Un abrazo,
Gracias Tesa y tendré en cuenta lo que me dices.
EliminarUn abrazo.
Estuve en Chipiona hace ya unos años pero en verano y mayormente estuve en su playa. Eso sí...no me vine sin conocer el Sntuario de l Virgen de Regla, que estaba próximo a la playa donde me istalaba.
ResponderEliminarEs interesante conoce la historia pasada de la ciudad que se visita.
Besos
Gracias, Antonia.
EliminarUn beso.
Grandes recuerdos me traen este sitio , en el que estuve de colonias,allá por los años 65/66,
ResponderEliminarCon auxilio social
Muchas gracias por su visita y comentario, y me alegro muchísimo de que esta entrada le haya traído grandes y bonitos recuerdos, que por la fecha que me dice, imagino que sería, en su infancia.
EliminarUn cordial saludo.
Manuel.
Ahora mismo me encuentro aquí junto al sanatorio y este sitio tiene algo especial
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias por su visita y comentario, y estoy muy de acuerdo ya que en Chipiona, todo tiene algo de especial.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Buen reportaje Manuel, cuando veo y leo tú reportaje mí mente navega hacia el pasado, yo fui una de las tantas niñas que estuvieron allí, me encantaba ir a la playa a jugar, ése era el mejor de los patios, pero lo más importante es que la tuberculosis sano
ResponderEliminarHola, Pepi. Me alegro mucho de que te haya traído bonitos recuerdos, y de que sanases.
EliminarBienvenida y gracias por tu visita.
Un abrazo.
Una admiración d de doctor y el edificio que todos los días al pasear veo y que admirarse más después de leer su historia
ResponderEliminarMuchas gracias, Isabel, y a disfrutar de esa excelente playa.
ResponderEliminarUn abrazo.