Las dos Vírgenes rivales, de Sevilla.
La Virgen de la Esperanza, de Triana, patrona del barrio gitano y alfarero y de toda la gente marinera, que siente por ella, la más ardiente devoción.
Triana y la Macarena: el barrio alegre y blanco, extendido a la orilla del blanco Guadalquivir, y el barrio castizo y jacarero, unido al corazón de Sevilla.
Triana y la Macarena, los dos barrios rivales, exteriorizaban sus disputas y aireaban sus emulaciones en estas fiestas, mística y pagana a un mismo tiempo, que se celebran en Sevilla, bajo la pompa azul de un cielo incomparable.
- La macarena, el barrio entero, inmenso y populoso, tenía puesto todo su orgullo, cifrada su vanidad colectiva, en el desfile de su cofradía más famosa: la de la Virgen de la Esperanza, que se veneraba en la parroquia de San Gil.
-Triana, que siempre respondió a los alardes macarenos, y a los de la Alameda, ponía en paragón con la Virgen de la Esperanza, de san Gil, la Virgen de la Esperanza trianera, que recibía culto en la popular parroquia de San Jacinto.
Apenas mediada la noche del Jueves Santo, con las salidas de las cofradías, cientos de miles de almas llenan las calles céntricas, esperando el desfile de los "pasos" célebres, apiñándose en tribunas, balcones y ventanas, y aglomerándose en los colmados, donde el vino de oro de la tierra, fulgía en las esbeltas "cañas".
Sevilla no duerme esa noche. En la estrecha calle de las Sierpes, ya de madrugada, empieza el lento caminar de las procesiones, que pasan, unas en silencio, y otras acompasada por el claro vibrar de las trompetas. Pero entre la multitud, los macarenos contemplan distraídos y casi indeferentes, el suntuoso desfile, esperan con emoción el momento supremo de la semana: la llegada de su cofradía con la imagen de la Virgen de la Esperanza.
Al fin, sobre las doradas andas, bajo el bordado palio, aparece la Virgen de la Esperanza, que según escribe Julián Fernandez Piñero, en 1920, "iba rodeada de un inmenso grupo de mocitos macarenos, que no consiguieron vestir la túnica de los penitentes, armados de gruesos garrotes, mirando con orgullo a la multitud admirada, y desafiando con la vista al gentío, por si alguno osara no descubrirse al paso de la imagen. De vez en cuando, del grupo parten estentóreos gritos que, acallando a todos los demás ruidos, son clamorosamente contestados: ¡Viva la Virgen de la Esperanza, que es la "mejó" de "toas" las Vírgenes!".
Debajo del palio va
la Estrella más reluciente:
sus ojos parecen fuentes
llorando su soledad.
Una ovación ensordecedora acoge el final de la saeta, y el mocito, animado por el triunfo y siempre rodeado por sus compañeros, en los que se apoya para cantar, vuelve a dirigirse a la Virgen con este madrigal, armónico e ingenuo:
Mare mía de la Esperanza
dile a tu hijo Jesú
que no hay en el mundo Virgen
tan bonita como tu.
Y una voz femenina, desde el misterio de una reja en penumbra, entona con respuesta:
La Virgen bordó su manto,
y lo bordó tan bonito,
que lo estrenó en Viernes Santo,
en el entierro de Cristo.
Y más tarde, cuando la previsión de las autoridades ha puesto bastante distancia entre las dos procesiones,para evitar su encuentro, que siempre originaba reyertas entre los dos bandos, llega la Virgen de la Esperanza, de Triana.
Los trianeros como para vengarse del privilegio de la Macarena, que por ser cofradía más antigua desfila antes por el centro de la ciudad, dan con más ardor que nunca sus vítores a la Virgen, mezclando pullas y desdenes para la procesión rival.
Una muchacha expresa su admiración al hijo de la imagen, cantando:
Mare mía de la Esperanza,
¿Quien es tu hermano mayor
que te saca tan brillante
que reluces como el sol?
Y un trianero castizo dispara a la Virgen este piropo:
Mare mía de la Esperanza,
no llores ni tengas penas,
que tu cara es más bonita
que la de la Macarena.
Y así, con pasión y con canciones, con saetas lastimeras y madrigales bárbaros, con brindis entusiastas y líricas metáforas, como en una "juerga" y como en un martirio, se desborda el sentimiento popular, el alma de la raza, el alma inmortal de Andalucía, al mismo tiempo exaltada y triste, mística y pagana, romántica y cruel, salvaje y exquisita...
Un macareno cantando una saeta a su Virgen de la Esperanza.
Y cuando la cofradía hace una parada, del coro de mocitos, sale el más decidido, entonando una saeta tradicional:Debajo del palio va
la Estrella más reluciente:
sus ojos parecen fuentes
llorando su soledad.
Una ovación ensordecedora acoge el final de la saeta, y el mocito, animado por el triunfo y siempre rodeado por sus compañeros, en los que se apoya para cantar, vuelve a dirigirse a la Virgen con este madrigal, armónico e ingenuo:
Mare mía de la Esperanza
dile a tu hijo Jesú
que no hay en el mundo Virgen
tan bonita como tu.
Y una voz femenina, desde el misterio de una reja en penumbra, entona con respuesta:
La Virgen bordó su manto,
y lo bordó tan bonito,
que lo estrenó en Viernes Santo,
en el entierro de Cristo.
Y más tarde, cuando la previsión de las autoridades ha puesto bastante distancia entre las dos procesiones,para evitar su encuentro, que siempre originaba reyertas entre los dos bandos, llega la Virgen de la Esperanza, de Triana.
Los trianeros como para vengarse del privilegio de la Macarena, que por ser cofradía más antigua desfila antes por el centro de la ciudad, dan con más ardor que nunca sus vítores a la Virgen, mezclando pullas y desdenes para la procesión rival.
Una muchacha expresa su admiración al hijo de la imagen, cantando:
Mare mía de la Esperanza,
¿Quien es tu hermano mayor
que te saca tan brillante
que reluces como el sol?
Y un trianero castizo dispara a la Virgen este piropo:
Mare mía de la Esperanza,
no llores ni tengas penas,
que tu cara es más bonita
que la de la Macarena.
Y así, con pasión y con canciones, con saetas lastimeras y madrigales bárbaros, con brindis entusiastas y líricas metáforas, como en una "juerga" y como en un martirio, se desborda el sentimiento popular, el alma de la raza, el alma inmortal de Andalucía, al mismo tiempo exaltada y triste, mística y pagana, romántica y cruel, salvaje y exquisita...
Besamano de la Virgen de la Esperanza, la venerada imagen de Triana que tantos devotos cuenta.
Las niñas de las escuelas públicas, desfilando ante la Virgen de la Esperanza Macarena, para besar su mano.
Hay también quien ha escrito, como Salvador Valverde, escuchando la Semana Santa sevillana, que ese esplendor de las cofradías, ese lujo de los pasos, esa riqueza que llevan encima las imágenes, más que obra del fervor del pueblo, es efecto de rivalidades de barrios. Triana no quiere ser menos que la Macarena; ésta no quiere ser menos que San Lorenzo (donde está el Gran Poder), y así unos y otros luchan por sacar a la calle el mejor manto, el mejor palio, las mejores varas, y las mejores túnicas. Pero donde esta rivalidad con más violencia es entre Triana y la Macarena, los dos barrios que separa el Guadalquivir, los cuales guardaban, el uno en su iglesia de San Jacinto (actualmente se venera en la Capilla de los Marineros), y el otro en la de San Gil, (actualmente se venera en la Basílica de la Macarena), dos Vírgenes que llevan el mismo nombre: Nuestra Señora de la Esperanza.
Es una, la Macarena, la que ha conseguido el predominio sobre las demás Vírgenes Sevillanas, incluso la de los Reyes, Patrona del pueblo hispalense; pero los trianeros no quieren reconocer esta supremacía y la echan en cara su pasado.
En efecto, la imagen macarena ha tenido una historia poco brillante y un origen tan humildísimo, que hasta se ignora de que manos ha salido. Cuentan, que las monjas del Hospital la tenían arrumbada en un almacén de trastos viejos, cuando un macareno de la naciente Hermandad, la descubrió. Aquella cara y aquellas manos impresionaron de tal forma al cofrade, que determinó dar cuenta a los demás hermanos del hallazgo, produciendo en todos ellos sensación tan inefable la contemplación del peregrino rostro, que decidieron adoptarla por Patrona, y sacarla de aquel almacén para llevarla a los altares. Así pasó de estar desnuda entre telarañas, a lucir entre encajes, terciopelos, oro y piedras preciosas; de ser un estorbo que se arrincona por inservible, a ser reina de la Macarena y gloria de Sevilla aquella imagen que desdeñaron las monjitas del Hospital. Aunque tampoco valía para éstas, tampoco la cedieron gratis, a los cofrades macarenos. ¿Cuanto costó a estos buenos devotos?: un reloj de pared. Hacia falta en la santa casa de Dios, donde los enfermos no sabían nunca la hora, y la Virgen hizo lo que no pudo nunca la Diputación: llevar el reloj a costa suya. A cambio de la gracia de sus manos y la belleza de su rostro.
Este es el pasado que los trianeros echan en cara a la Virgen del barrio rival, diciendo cuando se les encona: "Pero, de que presume tanto ésa, al lado de nuestra Virgen?, tantos humos y se cambia por un reloj.
Pero los macarenos sienten el orgullo de haberla hecho, de haberla sacado de la nada, y haberla puesto sobre Sevilla, sobre España y sobre el Mundo; de que sea la Virgen de Joselito "Maravilla", al que guardó luto, y del que lleva un recuerdo -una pluma de oro- en el pecho cuajado de brillantes, ofrendado por el fervor de los fieles.
Fuentes: Mundo gráfico, Nuevo Mundo y archivo particular.
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En Sevilla cada Hermandad tiene su sello y su estilo propio. Cómo sevillana cofrade esto que me pides hoy es como decir que dedo me corto que no me duela.😊
ResponderEliminarMil besos.
Gracias, Isabel.
EliminarBesos.
Un poste excelente, como lo es la semana santa de Sevilla.
ResponderEliminarMi felicitación por comprtir este arte.
Gracias por tu visita y huella.
Un abrazo
Muchas gracias, Carmen.
EliminarUn abrazo.
Sevilla tiene dos Reinas bajo una misma advocación, una por cada orilla del
ResponderEliminarPadre Guadalquivir, nacida en la calle Feria, y trianera de adopción sólo me resta decirte:
¡Viva la mare que te parió!
Te lo dije capataz
Sin saber que hoy no podría
Salir y verla pasar
Te lo dije sin saber
Por que hoy yo faltaría
Por que a su cita no iría
Pues hoy no iba a poder
Pero tu que la paseas
Por las calles de Sevilla
Cuando des la levantá
Dile donde está mi alma
Dile que yo estoy con Ella
Dile que me dé la calma
Que necesito en mi andar
Paseala capataz
Y junto a tus costaleros
Mece suave su Paso
Mecela con la oración
Que el pueblo entero le lanza
Mecela con ese mimo
Que tu sólo sabes dar
Paseala capataz
Que yo cerrando los ojos
A su cita acudiré
Y uniéndome a tu cuadrilla
Y a ti mi buen capataz
Diré ¡"Al cielo con Ella"!
Que Sevilla está esperando
Para poderle rezar.
Foto: internet, Virgen Esperanza de Triana.
Concha Mingorance.
(Esta bella poesía es de mi amiga y colaboradora, con tu permiso).
Muy bonito, amiga. Gracias.
EliminarA través de tu blog, conozco parte de la obra de Concha Mingorance, que por cierto me gusta mucho su poesía.
Un beso.
Nota: Por supuesto, las Esperanzas sevillanas son las Virgenes de mis dos barrios, pero en mi corazón me caben las de toda Sevilla, Cada Hermandad tiene aportaciones y son muy queridas por mí. Un beso.
ResponderEliminarGracias, de nuevo, Mari.
EliminarUn beso.
Hasta en esto ha de haber rivalidades...
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Alfred.
EliminarUn abrazo.
Hola Manuel, en primer lugar decirte que Sevilla me parece una de las ciudades más bellas, no solo de España, sino a nivel mundial. He tenido la suerte de recorrerla estos últimos años, y cada me parece más bella e incluso mejor cuidada. Respecto a las vírgenes me parece ante todo una curiosidad, que se las enfrente como si del Betis o el Sevilla fuesen, creo que habría que irse ya a un tema sociológico del sentido de pertenencia o a la creación de bandos para sentir como propio algo que en este caso es religioso. Como soy profano en la materia, desconozco si en Madrid donde resido, hay rivalidad entre vírgenes o pasos de Semana Santa. Lo que si es cierto que la imagen de Jesús de Medinaceli, congrega a decenas de miles de personas cuando procesiona en su época. Abrazos Manuel y gracias como siempre por tu excelente trabajo.
ResponderEliminarLas gracias siempre a ti, Miguel.
EliminarUn abrazo.
Es algo realmente interesante ...
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Mark.
EliminarUn abrazo.
Es hermosos su compartir, y cada día Dios me concede la oportunidad de aprender algo nuevo, gracias por su sencillez y delicadeza, que nuestra madre María, conduzca siempre sus pasos, y cuide de usted y su familia, un fuerte abrazo y gracias, por todo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias e igualmente te deseo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Manuel!! Yo no es que se mucho de estas cosas, pero las respeto y sobre todo me impresionan cuando veo la devoción que tiene la gente.. El otro día lo pensaba aquí en Madrid con el Cristo de Medinaceli.. Días y horas la gente haciendo cola con frío y lluvia para besar al Cristo.. Realmente emocionante.. Un abrazo y feliz semana..
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana.
EliminarUn abrazo.
Manuel, que bela postagem!
ResponderEliminarO que eu aprendo quando aqui paro...
Estou a começar a amar Sevilha.
Beijo e bom domingo.
Gracias, Teresa.
EliminarUn beso.
Siempre he admirado la belleza de estas dos Vírgenes, aunque no sabría decidirme por cual es la más bella. Al fin y al cabo ambas representan a la misma persona y no debe haber rivalidad alguna.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias, Antonia.
EliminarUn beso.
En mi pueblo (Campillos_Málaga) que en mis tiempos de niñez era un arciprestazgo de Sevilla, si que recuerdo mucha rivalidad entre cofradías. Los pasos se sacaban con costaleros. Ahora parece que la iglesia se ha propuesto limar asperezas y poco a poco, al menos de cara a la galería, todos son bastante hermanos, aunque en su corazoncito cada uno tiene un sitio especial para su virgen. Y claro, ahora se sacan con varales como en Málaga. Para ser un pueblo, tiene una hermosa Semana Santa. Un abrazo, Manuel.
ResponderEliminarGracias, amiga.
EliminarUn abrazo.
Me ha encantado que nos cuentes esta historia. No conozco la Semana Santa sevillana y no es por falta de ganas, te lo aseguro.
ResponderEliminarLa rivalidad, por lo que sea, es un sentimiento muy frecuente entre los seres humanos.
Besos
Gracias, Ambar.
EliminarUn beso.
Son preciosas las dos, aunque hay una que me gusta un poquito más ( no lo voy a decir que luego se me enfadan ) Besitos.
ResponderEliminarGracias, teresa.
EliminarUn beso.
Si algo tiene Sevilla, cuando vive la Semana Santa, es la devoción que muestra por la Virgen que en procesión saca, yo no hago distinción, para mí la Virgen es una, es la Virgen del dolor que añora al hijo que falta.
ResponderEliminarNunca estuve en Sevilla por Semana Santa, pero al leer tu entrada y recordar esas saetas que he escuchado muchas veces a través de televisión, se me ha puesto la piel de gallina.
Es el fervor convertido en canto que sale del corazón de los que aman de verdad a su Virgen.
Agradezco muchísimo esta entrada, reconozco que es una de las más emotivas que te he leído.
Cariños.
Kasioles
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Es legendaria la rivalidad entre las dos Vírgenes motivada por sus apasionados feligreses, que no por ellas. Seguro que son amigas, o así me parece a mí sentirlo. Porque es impensable que dos tallas de esa categoría, esas dos bellezas en su sufrimiento, puedan despertar deseo alguno de enfrentamiento. Somos los hombres los que nos dividimos en partidos políticos o en equipos de fútbol.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias, Carmen.
EliminarUn saludo.
Hola manuel,
ResponderEliminarNo tenia idea que Sevilla tuviera 2 vírgenes en especial. Tampoco sé mucho sobre esto, pero entiendo que la religión tiene un gran papel en las ciudades europeas. Increíble la devoción y las imsgenes que recopilaste.
Te mando un abrazo y que tengas una buena semana...
Gracias, Paula.
EliminarUn abrazo.
¡Hola Manuel!
ResponderEliminarBueno, pues conozco la Semana Santa De Sevilla, pero sólo de verla por televisión. Todo muy bonito, pero…
Aquí en Pontevedra no pasa nada de eso a Dios gracias no hay rivalidad alguna.
Pienso y solo es mi opinión, no veo en todo esto humildad que sería mucho más bonito que la rivalidad.
Todo eso de ponerle a Virgen tanto lujo, joyas piedras preciosas mantos que cuestan un dineral entre otras cocas, habiendo en el mundo tantas miserias! Creo que nuestro Señor Jesús no estaría de acuerdo. Y mira que yo soy una creyente de Dios. Pero comprendo por que veo, que se está quebrantando la palabra de Jesús desde hace siglos, cuando entró en el templo y dijo, marchaos malditos, la casa de mi Padre no es un mercado para hacer negocios sino para orar en silencio. Justo lo que yo creo.
Todos esos y otros ruidos, lo que realmente aportan son beneficios materiales al pueblo de la Iglesia que ya está bien enriquecida no bondad ni misericordia, sino de poder y ambición.
Un abrazo y mi gratitud y estima.
Te una feliz semana
Muchas gracias, Marina.
EliminarUn abrazo.
Estimado Manuel, me encanta este post. Que imágenes tan preciosas. Muchas gracias. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lola.
EliminarUn fuerte abrazo.
Empiezo por decirte que Sevilla me parce una maravilla por su luz y su color, como dice la letra de una sevillana, y creo que así es porque a mi me fascina lo mismo el barrio de la Macarena que el de Triana, el cual conozco menos. Estuve un Viernes Santo, solamente un día, viendo a la Virgen Macarena en su entrada y es increíble como se contagia la emoción, con solo ver a la gente la pasión que muestra cuando pasa por su lado. La Esperanza no la conozco, aunque ese mismo día estuve para ver al Cristo, pero al final no lo vimos por el cansancio que acarreábamos. Me ha parecido maravillosa la historia que nos has contado de como encontraron la imagen de la Macarena.
ResponderEliminarMe ha encantado esta entrada Manuel, y a mi particularmente me gustan mucho las tradiciones mientras no se haga daño a nadie.
Un abrazo.
Muchas gracias, Elda.
EliminarUn abrazo.
Muito interessante a cultura que por aqui encontramos.
ResponderEliminarAbraço
Olhar d'Ouro - bLoG
Olhar d'Ouro - fAcEbOOk
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Siempre me ha resultado muy curiosa esta rivalidad que tienen en Sevilla por todo.. Semana Santa, fútbol.. jajaja Yo, sinceramente, he estado en la Semana Santa de Sevilla, pero no me decanto por una ni por otra. Aquí en Cádiz, hasta donde se, no hay rivalidad (puede ser que la haya y no esté enterada). Cada uno que le tenga fe a quien quiera y que sea feliz con sus creencias. Un saludo, Manuel.
ResponderEliminarGracias, verónica.
EliminarSaludos.
A mí me encanta Sevilla pero no he estado nunca en Semana Santa.
ResponderEliminarDesconocía esa rivalidad.
Muy buena e interesante historia.
Un fuerte abrazo.
Gracias, Amalia.
EliminarUn fuerte abrazo.
A cada uno nos parece nuestra Virgen nos parece la mejor, la mas guapa y la mas grande.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Tomás.
EliminarUn saludo.
Como me ha gustado leerte hoy, Manuel. He pasado largos años viviendo en Sevilla y su Semana Santa ha formado parte de su encanto.
ResponderEliminarHe gozado por las calles sevillanas acompañando a la Macarena y a la Trianera y doy fe de la rivalidad entre las cofradías. Desconocía detalles de su historia que comos siempre aportas tan generosamente.
Yo soy de la Macarena...jejeje.
Abrazos querido amigo.
Siempre es un placer leerte.
Muchas gracias, Maripaz.
EliminarUn fuerte abrazo.
Tan solo leer estas saetas me he emocionado, que bonito tener estas dos Vírgenes que cada uno las quiere por lo que representan en cada barrio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Mari.
EliminarUn abrazo.
Muito bom este trabalho de Sevilha uma terra que me encanta.
ResponderEliminarUm abraço e continuação de boa semana.
Andarilhar
Dedais de Francisco e Idalisa
Livros-Autografados
Gracias, Francisco.
EliminarUn abrazo.
Manuel eso de vírgenes rivales no me ha parecido que a las santas les gustara, bromas al margen qué bonitas saetas y la devoción de tantas personas.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Conxita.
EliminarUn abrazo.
Los barrios y pueblos de este país siempre han rivalizado entre sí, sobre todo en el deporte. Lo que yo no sabía, es que existiera tal rivalidad entre devotos de dos Vírgenes que llevan el mismo nombre. Debe de ser muy emocionante.
ResponderEliminarTambién me emociona tu forma de contarlo y ese hallazgo que solamente costó un sencillo reloj.
Gracias por un buen trabajo.
Salu2.
Gracias, Alfredo.
EliminarSaludos.
Me encanta la forma como explicas, solo con leer te emociona y haces que viva el momento.
ResponderEliminarSiempre me voy con algo aprendido, nuevo que uno no tiene ni idea si no se vive desde dentro.
Gracias por tus narraciones
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Manuel, es un placer visitarte, siempre tienen entradas estupendas y es una alegría leerte.
ResponderEliminarMira, yo me voy a mojar...he vivido 20 años en el barrio de la macarena y ver a la Esperanza Macarena por la calle Parra, ya camino a la Basílica la mañana de viernes Santo, es impresionante!!!
Un fuerte abrazo
Clara
Muchas gracias, Clara.
EliminarOtro abrazo para ti.
Tus postales siguen siendo parte de la historia de Semana Santa sevillana
ResponderEliminarGracias, Juan.
EliminarUn saludo.
Cuanto datos que son nuevos para mi.
ResponderEliminarMuy bueno!
Gracias, Karin.
EliminarUn abrazo.
Hola Manuel! una nueva entrada sobre las dos Vírgenes especialmente bien documentada e ilustrada. Para cuando un libro sobre tus artículos? Tennos al corriente.
ResponderEliminarUn abrazo y buen finde
Gracias, Gumer, y lo del libro es que no tengo tiempo ni para rascarme.
EliminarUn fuerte abrazo.
Quedo asombrado, Manuel.Entiendo que la rivalidad entre el Madrid y Barcelona lleve a extremos, pero no me habría imaginado una rivalidad de tales características en apoyo a alguna Virgen.(Bueno, claro...un poco menor).
ResponderEliminarAbrazo austral.
Gracias, Esteban.
EliminarUn abrazo.
Lo que he disfrutado, Manuel... Qué reportaje tan bueno y tan bien documentado.
ResponderEliminarA mí esteticamente me gusta más la Macarena, y hasta esa historia de su origen me enternece y eso que no soy yo de fervores ni de santos ni de rivalidades.
Las procesiones me gustan por su puesta en escena teatral, me parece una ópera sin guión, algo muy emocional e irracional, aunque hermoso, exuberantes en Andalucía, más austeras en Castilla. Aunque para mí siga siendo incompresible el fervor, la pasión que se pone, la preparación, como se visten... El tiempo que le dedican todo el año. La rivalidad.
Cuando era pequeña y estaba en el internado de monjas no me quedaba otra que "celebrar" la Semana Santa, me daba un poco de yuyu cuando se tapaban los santos en la iglesia, me parecía que respiraban ahogados debajo de sus mortajas moradas.
Un abrazo,
Gracias, Tesa.
EliminarUn abrazo.
Me ha encantado tu entrada por la información que nos detallas y la saetas que son emocionantes. En mi pueblo hay algo de rivalidad entre algunas hermandades pero sin mucha trascendencia.
ResponderEliminarUn abrazo de Espíritu sin Nombre.
Gracias, Conchi.
EliminarUn abrazo.
Mi muy querido amigo Manuel.
ResponderEliminarObservando con detalles tus magníficas fotos creo que la que más me agrada es la de la Santina Virgen..
Fraternal abrazo
Muchas gracias, Ricardo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Gracias amigo, nos has dado hoy un muy bello relato del más puro sabor de tu linda tierra
ResponderEliminarPaz&Contento
Isaac
Gracias, Isaac.
EliminarSaludos.
Que belo!!
ResponderEliminarAbrazos
Muchas gracias, y bienvenida.
EliminarAbrazos.
Bonitas imágenes.. Siempre me llamó la atención Medina Sidonia.. Sería por su Duque??. Que pases una buena Semana santa..
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana.
EliminarUn abrazo.
Que reciente hemos vivido esa eterna rivalidad, pero que bien han estado cada una en su estilo.
ResponderEliminarYo por cercanía y muchos otros motivos, soy de la Macarena y con respeto y admiración por la Trianera.
BESOS ...Espero que hayas pasado una magnífica Semana Santa.
Muchas gracias, María José.
EliminarUn beso,