Convento de Santa Clara, de Moguer. (Huelva)

Convento de Santa Clara, de Moguer (Huelva)

Algunas casas de Moguer y el Convento de Santa Clara, en 1926.

La noble señora, Dª. Elvira Álvarez, viuda de D. Alonso Jofre Tenorio, almirante de Castilla, muerto combatiendo contra los sarracenos en aguas de Gibraltar, y al cual señor, el Rey don Alfonso XI dio el Señorío de Moguer, en pago de sus relevantes servicios, el año 1333, por privilegio firmado en Sevilla. Dª Elvira, después de que en vida de su esposo fundó el convento de Nuestra Señora de la Esperanza de Moguer, trató de fundar un monasterio en la misma ciudad para religiosas de la segunda Regla, de Santa Clara. Se hizo la fundación por los años de 1348 o 1349, año  del que existe un legado hecho por el Obispo franciscano D. Álvaro Pelagio a este convento.

Dieron sus indultos a favor de esta fundación y monasterio, los Sumos Pontífices Clemente VI e Inocencio VI.

Vista exterior del convento de Santa Clara.

La primera religiosa que dio alma a esta fundación, fue Sor Mª. Sánchez, religiosa profesa en el convento de Santa Clara de Medina de Pomar y hermana de la fundadora.

Este convento-fortaleza, donde se refugiaban los habitantes de la villa durante las frecuentes incursiones que en aquella época hacían los sarracenos a la costa española, fue dotado con grandes riquezas por sus fundadores, teniendo durante mucho tiempo extraordinaria importancia, y alcanzando en algunas épocas sus moradoras el número de cien monjas y cien criadas; pues las religiosas de este convento, siguiendo las reformas que hiciera el Papa Urbano IV en sus estatutos, no hacían vida de comunidad, viviendo en departamentos independientes, acompañadas de sus doncellas.

Fachada del Convento de Santa Clara, en 1914.

Sepulcro gótico. 1914.

Al pasar el Señorío de Moguer y el patronato del convento a la familia Portocarrero, por el enlace de doña María Tenorio con don Martín Fernández Portocarrero, los nuevos señores continuaron mejorando este convento, convirtiendo su iglesia en panteón familiar; costumbre rara en esta región en aquellos tiempos. Se construyeron enterramientos de gran magnificencia, y otros bastante pobres, algunos de los cuales han desaparecido.

Entre los primeros hay que citar en primer lugar, el lecho sepulcral colocado en el centro de la iglesia, delante del retablo mayor, sobre el que descansan cinco estatuas yacentes, las de los varones con las armas de la época, y las femeninas con sus monjiles y sus horarios, teniendo algunas, admirable ejecución, principalmente la de los varones. Este mausoleo es todo de alabastro finísimo, y fue construido para contener los restos del almirante don Jofre, su mujer, doña Elvira Sánchez de Velasco, y sus nietos don Alonso Fernández Portocarrero, doña Beatriz y doña Marina.

Sepulcro en el Convento de Santa Clara. 1914.

Al lado del Evangelio de la iglesia, aparece este monumento sepulcral, erigido en el siglo XV para guardar los restos mortales de Portocarrero de Cárdena y los de su esposa.

Monumento en el Convento de Santa Clara. 1914.

Inspirada obra del Renacimiento que ocupa el lado de la Epístola, con notables estatuas yacentes de los personajes descendiente de la familia de los fundadores allí enterrados.

De este convento salieron para acompañar en la fundación del convento de Santa Inés, de Sevilla, a la venerable Coronel, la Madre Sor Inés, Enríquez y otras dos religiosas, y, para reformadoras del convento de Santa Clara de Córdoba, salieron de éste las Madres Sor Catalina de Figueroa, Sor Isabel Pacheco y Sor María de Toledo, hijas legítimas de los Condes de la Puebla. estas, después de haber reformado dicho convento, pasaron al de Santa Clara de Jaén al mismo efecto y allí murieron dejando mucha fama de sus virtudes.

Dio este monasterio a la Madre Sor Leonor Benitez, Sor Leonor Martínez y Sor Leonor de Jesús, para fundadoras del convento de Gibraltar. De este convento fueron también las primeras religiosas del convento de Santa María, de Alcalá de Guadaira. Fueron así mismo llevadas para instruir en la vida regular a las moradoras del convento de Santa Clara, de Jerez de los Caballeros, varias religiosas de este monasterio.

En el año 1611, no habiendo por la penuria de los tiempos quien fuese Abadesa de Santa Clara de Osuna, fue llevada para dicho empleo la Madre Sor María de San Luis Enríquez, hija legítima de los Duques de Alcalá, y habiendo sostenido el monasterio en lo espiritual y temporal, pasó a fundar el convento de Clarisas de Priego.

Su esclarecida fundadora en lo temporal, le consignó gruesas rentas y ganó Indulto Apostólico de Inocencio VI, dado en el año de 1354, para que siempre viviesen sujetas a la obediencia de los Prelados de la Orden Seráfica, permaneciendo en la jurisdicción de los Claustrales hasta la extinción de éstos.

Otra perspectiva del mismo atrio mortuorio, del lado de la epístola. 1914.

Adosado al muro del lado del Evangelio, existe un arco sepulcral o carnero, de gran elegancia y riqueza, de estilo gótico decadente, labrado también de alabastro, y en cuyo frente aparecen los escudos de la familia. 

Dos figuras yacentes adornan este sepulcro, representando a don Pedro Portocarrero (El Sordo) y su mujer doña Juana de Cárdenas.

Fueron enterrados también en esta iglesia, en épocas distintas, otros varios señores de esta ilustre casa.

Menos pródigos los patronos en sus dádivas, en favor de este convento en los últimos siglos, fue derrumbándose parte del mismo, convirtiéndose casi todo en ruinas, salvándose la parte de más solidez; citando en primer lugar la iglesia, con tres naves de gran esbeltez, gótica francesa, con sus muros pintados al fresco, de gusto italiano.

Vista general del ábside. 1914.

El ábside es extraordinariamente elegante y atrevido; sus hermosos ventanales están tapiados, por haberse colocado, desgraciadamente, en el siglo XVII el retablo que hoy existe, que sustituyó al altar de la época, que dejaría lucir sus hermosas vidrieras.

Retablo del siglo XVII, que sustituyó al primitivo.

Magnífico coro granadino-nazarita, de gran valor artístico. 1914.

Lo mejor y verdaderamente admirable que hay en este edificio es su coro, granadino-nazarita, adornado con tallas alhambrina, y pinturas representando los escudos de los patronos y anagramas de Jesús y Cristo. Es rarísimo ejemplar y verdadera joya digna de verse y ser admirada y estudiada por los amantes del las artes.

Claustros del Convento de Santa Clara. 1914.

Sencilla construcción que en su conjunto recuerda la influencia de la arquitectura árabe.

Regularmente conservado, se admira también un  grandioso patio de gruesos muros, y cuyos arcos de la baja galería son muy bellos.

Y para terminar quiero hacer constar que, además de la importancia artística la tiene también histórica este convento; pues aparte de tener gran relación con personajes de la familia Portocarrero, que figuraron mucho en aquellos siglos, Cristobal Colón, al regresar de su viaje después de descubrir el Nuevo Mundo, y al ser sorprendido a bordo de la carabela "Niña" por un fuerte temporal, que puso su vida en gran peligro, hizo el voto de, al llegar sano, venir en peregrinación a este convento de Santa Clara, famosos entonces en toda esta comarca, y pasar en su iglesia toda una noche orando, y así lo hizo y cumplió, después de su feliz arribo.

Fuentes: Bibliografía y archivo particular.

Fotografías recientes, tomadas el 24 de Febrero del 2024, donde solo van a poder ver los claustros y algunas salas de su planta baja, ya que la iglesia estaba cerrada. 

(Si haces clic sobre las imágenes, las puedes ver ampliadas)

Si deseas ver otros temas de Huelva capital y de los pueblos de su provincia, por favor, haz clic: AQUÍ.