El Crimen de la calle Fuencarral
( ó Crimen de la Plancha).
San Sebastián, 1902. Casa situada en el barrio de Pasajes llamado Ancho, junto a la estación de ferrocarril donde estaba empleado en la nómina de la Compañía de los ferrocarriles del Norte, el padre de Cecilia Aznar Celamendi, hombre honrado y de los mejores antecedentes, a quien todos los compañeros y jefes, aprecian en extremo.
A esta casa y con sus ancianos padres volvió de nuevo a vivir Cecilia, poco después de enviudar, acompañada de su hijo de apenas un año y al que pasado un tiempo lo dejó con sus abuelos, para ella poder marchar a Madrid a trabajar en el servicio del Sr. Pastor, al que había conocido accidentalmente unos días antes en Irún.
Casa de Pasajes Ancho donde habitó Cecilia Aznar
La madre y el hijo de Cecilia Aznar
El padre y el hijo de Cecilia Aznar.
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El crimen.
Fuga y detención de Cecilia Aznar.
El sargento Daniel Piernas, que llevó a cabo la detención, y los dos guardias de su mando que compartieron con él este servicio.
Aspecto de la calle de Quiñones al descender del coche, la presa.
Fotografías hechas a poco de saberse en Pasajes el drama de la calle de Fuencarral, donde apenas se daba cuenta este matrimonio de su terrible desgracia; viven consagrados a sus obligaciones, al cuidado de su nieto, a quién aman entrañablemente, y en la expresión de sus rostros se ve la pena que les embarga, por el crimen de su hija, y el triste porvenir que la suerte reserva a su nieto.
La Víctima.
A los diecisiete años, Pascual Manuel Pastor por la rareza de su carácter mantenía con su padre una mala relación; esta situación hizo que tomara la decisión de marcharse a vivir solo, a un piso entresuelo de la misma casa donde sus padres vivían.
Su posición económica era bastante holgada, ya que recibía de su padre una renta anual de quince mil pesetas. Profundamente religioso se convirtió al protestantismo. Extremadamente delgado por una dieta severísima que llevaba, de pocos dulces y algo de fiambre, día tras día; más su forma de vestir un tanto extravagante, hacía que llamara la atención de todos. También era muy conocido por la zona de Moncloa, por sus paseos en coche de caballo todas las tardes a la misma hora, y por el derroche que hacía en desesperados intentos de seducir a mujeres, así, como los cambios continuos del personal femenino del servicio doméstico a su cargo.
Casa de la calle Fuencarral, donde vivía don Pascual Manuel Pastor.
Cuando el juzgado estaba llevando a cabo el reconocimiento de la casa del crimen, les llamó la atención que una persona de buena posición y después de muchos años viviendo allí, tuviese la casa casi vacía de muebles, había habitaciones que por mueblaje solamente tenían un baúl y algunas sillas; por lo que le la autoridad le preguntó al hermano del fallecido que estaba allí presente, si echaba en falta algo, a lo que respondió que no, que su hermano era de carácter excéntrico, que su rareza y estas excentricidades suyas venían de antiguo, y que esto fue lo que le llevó a abandonar la casa de sus padres.
Último retrato de don Pascual Manuel Pastor.
Reproduzco este retrato del asesinado, fotografía que llevó a la Redacción de la revista B. N., persona tan respetable como el ilustre académico de Medicina don Nicolás Rodríguez Abaytúa, primo y administrador del Sr. Pascual Manuel Pastor.
El Sr. Rodríguez Abaytúa, fundadamente molesto por haber visto publicado en cierto periódico un supuesto retrato de su desgraciado pariente, retrato que en nada se parece al original, y que por sus condiciones puede dar origen a errores respecto de la calidad social del difunto, rogándole publiquen la fotografía que se hizo Pastor el año pasado y en la que se representa al infortunado caballero tal como era: una persona de la mayor finura y corrección, perteneciente a una de las más distinguidas familias de esta corte.
Así se deduce también del reconocimiento hecho en la casa del crimen, y en la cual se ha comprobado que era el Sr. Pastor persona de delicadas aficiones artísticas y literarias, como lo prueba el hecho de haberse hallado en su habitación un ejemplar de la última novela del insigne Galdós, Las tormentas del 48, que se publicó uno o dos días antes del asesinato.
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La versión que dio Cecilia Aznar a la Guardia Civil, fue que el Sr. Pastor la llamó con la campanilla de su alcoba, al objeto de que le sirviera agua caliente para su aseo, y que cumpliendo la orden de su amo, se presentó poco después con la vasija y el agua que colocó en el suelo, y al verla el Sr. Pastor junto a la cama le exigió la realización de actos deshonestos y repugnantes a su naturaleza, estableciéndose un forcejeo que logró sujetar a Cecilia al borde de la cama, además de amenazarla el Sr. Pastor con un bastón; consiguiendo desasirse tomó ésta una plancha que tenía sobre una mesa, con la que amenazó al Sr. Pastor. Tomándola éste por el brazo, consiguió echarla sobre la cama, entonces Cecilia le asestó un golpe en la cabeza con la plancha, a consecuencia del cual cayó el Sr. Pastor sobre el lecho.
Plancha de hierro con la que se cometió el crimen.
Al verlo muerto sobre la cama, surgió en su mente la idea de apoderarse del dinero, con el único fin de poder salir de la casa.
Cama donde fue asesinado el Sr. Pastor.
En el juicio se demostró que el móvil de tan terrible crimen, fue el robo, y que lo que había sucedido en la alcoba del Sr. Pastor el día 22 de Junio de 1902, fue muy diferente a lo contado por Cecilia.
El cadáver presentaba nueve heridas, todas ellas en la cabeza y cara, ocasionando la fractura del cráneo, etc. etc.
Que Cecilia Aznar es culpable de haberse apoderado inmediatamente después de quedar muerto el Sr. Pastor de una petaca de su pertenencia, conteniendo bastante cantidad de billetes de Banco, de un portamonedas con un billete de 50 pesetas y otras monedas, todas de pertenencia del Sr. Pastor.
Retirada Cecilia de la alcoba, teniéndolo por muerto, se quitó la ropa, se dirigió a una pieza inmediata tomando de encima de la chimenea una petaca de cuero, y como reconociese que había allí más billetes se los apropió abandonando la otra.
También tomó Cecilia un billete de 100 pesetas de la petaca, y lo incluyó en una carta que puso en el correo, a su novio Francisco Fuentes, de Pasajes.
Provista del dinero salió Cecilia de la casa y entrando en un comercio de la misma calle se compró encajes, faldas y blusas de seda, entregando seis billetes de 100 pesetas, de las cuales abonó la cantidad según factura de 563 pesetas.
Mesa en la que se ven el paquete de bujías y los panecillos que por encargo de la criada Cecilia compró la portera de la casa, la caja de dulces que por la tarde compró el Sr. Pastor, y otros objetos que por su relación directa con las circunstancias del crimen no dejan de ser interesantes.
- - -Fuga y detención de Cecilia Aznar.
En su fuga Cecilia tomó un tren hasta Barcelona, donde nada más llegar se le acercaron dos tipos que ciertamente no son muy a propósito para inspirar confianza a nadie, pero como agentes o ganchos profesionales que eran, pronto se ganaron la confianza de esta invitándola a comer, y posteriormente la acercaron a la Fonda "Verdura", a donde le llevan las cajas y cobran una comisión. Esa misma noche acuden los tres a un baile, y allí le presentan a Eulalia Esplugas, amante de uno de ellos.
Los encubridores de Cecilia, Francisco Garreta, Eulalia Esplugas y Jaime Iglesias "el inglesito".
Francisco Garreta pronto tuvo conocimiento de la realización del delito que se imputaba a Cecilia Aznar por la lectura de los periódicos que relataban dicho delito. A partir de entonces y tras hablar con ella, tuvieron conocimiento de que Cecilia quería salir del país, se ofrecieron a ayudarla y a encubrirla mientras tanto.
Cierto día le enseñó la petaca donde Cecilia conservaba el dinero sustraído al Sr. Pastor, y Garreta se encargó de destruir dicha petaca. La incauta de Cecilia se lo había puesto en bandeja a estos profesionales del engaño, que tramaron como quedarse con parte del botín. Pronto le buscaron nueva posada en Puigcerdá, y se ofrecieron a buscarle barco para salir hacia las Américas. Al poco tiempo los dos hombres con intención de aliviarle el bolsillo, condujeron a Cecilia a la joyería "La Estrella de Oro", donde cobraron una importante comisión por la compra de alhajas que aquella hizo, por valor de 4753 pesetas . Y posteriormente la engañaron y amenazaron, para sacarle tres mil pesetas más, con las cuales huyeron los tres al Havre.
Joyería "La Estrella de Oro", en Barcelona, donde Cecilia compró las alhajas.
Esta fotografía le sirvió a la Guardia Civil para identificar y detener a Cecilia Aznar, autora del crimen de Fuencarral.
La historia de esta foto fue un éxito periodístico del redactor fotógrafo Sr. Asenjo de B. y N. que se desplazó a Denia, pueblo donde había residido bastantes años Cecilia, y donde todo el mundo la conocía personalmente y daban todo género de pormenores acerca de su irregular existencia, de su carácter dominante y caprichoso y de sus fuerzas hercúleas.
No fue fácil al Sr. Asenjo obtener la fotografía deseada, pues aún cuando todos los habitantes de Denia decían haber visto bastantes retratos de ella, ninguno quería entregarlos ni indicar concretamente alguna persona que los poseyera.
En las gestiones realizadas por el redactor, le auxilió con tanto entusiasmo como desinterés el dueño del Hotel Fornos de Denia, D. Constancio Felipo, a quién se debe que la Justicia le pusiese cara a Cecilia, divulgando por toda España el citado retrato fotográfico.
Posada "La Pascuala" donde vivió Cecilia, en Puigcerdá.El sargento Daniel Piernas, que llevó a cabo la detención, y los dos guardias de su mando que compartieron con él este servicio.
Casa donde estuvo presa Cecilia en Puigcerdá.
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Cecilia es trasladada a la Cárcel de Mujeres de Madrid.
A pesar del profundo misterio en que las autoridades habían procurado envolver el asunto, intentando evitar la curiosidad pública, fue muchísima la gente que acudió a la estación del Mediodía, deseosa de conocer a la autora del crimen que tiene indignado a todo el mundo.
Poco antes de llegar a la estación se detuvo el tren y bajó la criminal, acompañada por el teniente señor Mayo y fuerza de la guardia Civil a sus órdenes, subiendo todos a un ómnibus preparado para trasladar a la presa a la Cárcel de Mujeres, dando un gran rodeo. Esta circunstancia dio lugar a que muchísima gente pudiese llegar a las cercanías de la calle de Quiñones con la anticipación necesaria, siendo tal la aglomeración de personas en la citada calle, que se hizo preciso despejarla y formar un cordón de agentes del orden público en la calle Ancha de San Bernardo.
La rapidez con que avanzaba el coche y la preocupación de Cecilia, que no dejó ni un momento de taparse la cara con el abanico, impidieron a la mayor parte del público satisfacer su curiosidad.
Cecilia Aznar después de apearse del tren cerca de la estación.
Cecilia dirigiéndose al coche que había de conducirla a la cárcel.
La Fuerza del Orden público despejando la calle de Quiñones.Aspecto de la calle de Quiñones al descender del coche, la presa.
En el Veredicto del Jurado, dado a conocer el sábado 14 de Febrero de 1903, fue Cecilia encontrada culpable y condenada a muerte. Una vez en la cárcel demostró un gran amor maternal, - rogó y consiguió que le dejasen vivir con ella en la cárcel a su hijo-, además demostró Cecilia una conducta ejemplar durante su estancia en la misma.
Posteriormente apeló, y su sentencia fue conmutada por cadena perpetua. Cuando estalló la guerra Civil en algunas zonas aún republicanas, entre ellas Alcalá de Henares, las cárceles fueron abiertas, y a partir de entonces nada más se supo de Cecilia.
Si deseas ver otros antiguos sucesos, por favor, haz clic: AQUÍ.
De nuevo nos traes una gran historia y bien detallada.
ResponderEliminarY sobre el destino final quizás rehízo su vida fuera de nuestras fronteras o cambiase de identidad.
Saludos.
Gracias, amigo.
EliminarUn abrazo.
¡Menuda entrada, Manuel!
ResponderEliminarLa he leído con emoción de principio a fin y parecía que estaba inmersa en un capítulo de Víctor Ros.
Besos
Gracias, Isabel.
EliminarUn beso.
Curiosa historia de la España negra, una crónica de sucesos, digna de estar en un buen guión.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, amigo.
EliminarUn abrazo.
Una historia de novela negra - de la vida real! Un abrazo Manuel!
ResponderEliminarMuchas gracias, Riitta.
EliminarUn abrazo.
La realidad supera en muchas ocasiones a la ficción. Historia digna de El Caso.Feliz semana, Manuel. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, María José.
EliminarBuen fin de semana, y un abrazo.
Me he quedado enganchada a la historia de ese crimen, por un momento he pensado que tenia un libro en las manos. Cuantos señores en aquellos tiempos intentarían aprovecharse de sus sirvientas y pasaría la cosa como si nada, en el caso de Cecilia no fue así.
ResponderEliminarUn saludo
Totalmente de acuerdo contigo, aunque después se demostrase en el juicio, otra cosa.
EliminarUn abarzo.
Lo cierto que me ha gustado tu post de hoy, pues soy muy aficionada al cine negro, con lo cual me has intrigado con estos crímenes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Mari.
EliminarUn abrazo.
Una historia policial digna del mejor autor de ficción, estimado Manuel, pero extraída de la vida real y muy bien documentada, como cada vez.
ResponderEliminarAbrazo austral.
Gracias, esteban.
EliminarUn abrazo.
Es realmente interesante...
ResponderEliminarSaludos
Gracias, amigo.
EliminarUn abrazo.
Una vez mas la realidad supera la ficcion.
ResponderEliminarUn saludo Manuel.
Gracias, amigo.
EliminarUn abrazo.
Impresionante, Manuel.
ResponderEliminarME encantan estas historias de crímenes y ya si son tan antiguas y documentadas con fabulosas fotos, ni te cuento.
Me ha encantado el post.
Besos.
Muchas gracias, Celia.
EliminarUn beso.
Manuel enhorabuena, tus trabajos son siempre maravillosos, pero la historia de hoy es un documental buenisimo, que gran trabajo. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias, Lola.
EliminarUn beso.
Has contado la historia muy bien y te engancha desde el primer momento. Si he hecho bien los cálculos pasó al menos 33 años en la cárcel.
ResponderEliminarSaludos Manuel
Gracias, Ambar.
EliminarUn abrazo.
Tu blog,es una magnifica fuente de informacion
ResponderEliminarSaludos
Gracias, amigo Juan.
EliminarUn abrazo.
Menudo drama, supongo que en la mente de Cecilia no había hacer tal barbaridad, somos imprevisibles ante una desgracia.
ResponderEliminarHoy es mi santo, y me llamo Cecilia.
No sabemos qué pasó de Cecilia, seguramente que rehízo su vida.
Un saludo
Muchas gracias, Sor, Y felicidades aunque sea ya un poco tarde.
EliminarUn saludo.
Amigo y tocayo Manuel, hoy ha tocado de un crimen. Recuerdo el periódico El Caso. tienen interés leer estos hechos de la antiguedad.
ResponderEliminarUn saludo cordial.
Goriot.
Gracias, Tocayo.
EliminarUn abrazo.
Mira lo que te digo..... no conocía esta historia pero esa mujer se quedó corta comparado con lo que le hubiera hecho yo, ja ja ja. Un abrazo.
ResponderEliminarJajaja. Gracias, amiga.
EliminarUn fuerte abrazo.
Qué interesante Manuel. Me pilla de cerca por lo de Pasajes Antxo. Se podría hacer un guión para un thriller. Qué barbaridad :)
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Gracias, Gumer.
EliminarUn fuerte abrazo.
Una historia estupenda para llevarla al cine, ya que tiene todos los ingredientes necesarios para tener al espectador interesado, como me ha pasado a mi leyéndote con tu magnifica expresión.
ResponderEliminarAl final parece ser que se libró la asesina...
Un abrazo Manuel
Muy amable, Elda, y muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Impresionante historia.
ResponderEliminarQuién sabe lo que ha sido de ella!!,
Estupendo documento.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, Amalia.
EliminarMi mejor abrazo para ti.
Wowwwww!!! que historia Manuel, e ilustrada cual película, me es tan grato venir aquí... un abrazo con todo mi corazón :*
ResponderEliminarGracias, querida amiga.
EliminarUn fuerte abrazo.
Historias reales que parecen novelas
ResponderEliminarGracias por compartirlo
Cariños
Gracias a ti, Abuela.
EliminarAbrazos.
Bom dia, é uma excelente partilha informativa interessante, a historia é sempre bem vinda.
ResponderEliminarContinuação de boa semana,
AG
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Manuel, que historia pone los pelos de punta, parece de aquellas que una tía mía que leía el periódico el CASO, me contaba y me llenaban de terror.
ResponderEliminarEs una historia real y tan bien documentada que te felicito por ella.
Un abrazo.
Ángeles
Muchas gracias, Ángeles.
EliminarUn fuerte abrazo.
Interesante historia Manuel.
ResponderEliminarY otro misterio guardado en el baúl del tiempo.
Antes ocurrían estas cosas parece ser que con menos frecuencia, pero creo que es el medio de comunicación quien se encarga hoy en día de que cosa que ocurre se sepa casi de inmediato.
Muy logradas los fotos, haces un buen trabajo de búsqueda, para ofrecernos relatos muy interesante.
Un abrazo.
Ambar
Gracias, Ambar.
EliminarUn fuerte abrazo.
La historia parece sacada de un guión de una película de cine y es que a veces la realidad supera a la ficción.
ResponderEliminarNo podría haberme imaginado que en mi estancia en el hotel Barceló podría coincidir con un amigo bloguero, aunque ese hotel es tan grande que hasta puede que no nos hubiéramos ni siquiera cruzado. Hubiera sido ya una gran casualidad de que una de las chicas que aparecía en el Muelle del Tinto y que estudiaba en la Universidad de Huelva, se hubiera tratado de tu hija, según me dijo ella estudiaba turismo al lado de la Universidad que está justamente al lado de la catedral.
Besos
Fue en lo primero que me fijé, pero no es mi hija, ninguna de ellas. Estudia en el Campus del Carmen, pero va muchas veces al muelle.
EliminarGracias.
Un beso.
Rocambolesca y fascinante historia, la del personajes. La desconocía.
ResponderEliminarComo siempre extraordinario trabajo el tuyo. Enhorabuena.
Abrazo Manuel.
Muchas gracias, Rafa.
EliminarAbrazos.
Si fuese yo la que tenía que juzgarla, sólo la condenaría por el delito de robo, pero del crimen, la eximiría, seguro que sólo intentó librarse de su señor y esas planchas de hierro, que todavía recuerdo alguna en casa de mis padres, son demasiado pesadas.
ResponderEliminarDe todas formas, ha sido una mujer con suerte, aunque creo que no tenía muchas luces por las cosas que ha hecho con el dinero robado.
Te deseo un buen fin de semana.
Kasioles
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Hola Manuel.
ResponderEliminarQué bien documentado, y qué bien narrado.
Tanto, que después ir viendo esas fotos de época y disfrutando de tan amena lectura me dije, no me voy sin conocer a Cecilia. Y llegó tal como la imaginaba jajaja.
Vamos, para un guión cinematográfico...
Un abrazo y buen finde
Muy amable, Ángela, muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Uma excelente e muito interessante reportagem, gostei das fotografias antigas.
ResponderEliminarUm abraço e bom fim-de-semana.
Andarilhar
Gracias, Francisco.
EliminarUn abrazo.
Oh, Manuel, que bien me lo he pasado con el relato, y encima de bien narrado estupendamente documentado con fotos.
ResponderEliminarA medida que iba leyendo mi curiosidad pedía una imagen, y zas, ahí estaba a punto. Un reportaje ameno e impecable.
No sé de donde sacas estas fotos e historias, pero es un lujo que las compartas con nosotros. Me encanta pasar por aquí, Manuel, nunca me voy de balde.
Muchos besos,
Gracias, Tesa.
EliminarBesos.
Muy interesante la historia, mientras te leía me venía a la cabeza que daba para una película por lo menos.
ResponderEliminarEs fantático cómo lo documentas.
Un saludo y feliz fin de semana
Gracias, Conxita.
EliminarUn abrazo.
Es una increíble historia de violencia sobretodo para la época, cuando lo habitual es que la mujer sea la agredida, aquí sucede todo lo contrario.
ResponderEliminarTe dejo muchos saludos y feliz fin de semana.
Muchas gracias.
EliminarSaludos.
Había oído hablar del crimen de Fuencarral, pero sin conocer los detalles que tu nos explicas magníficamente Manuel. Ahora me queda la intriga de saber que pasó con la señora Cecilia Aznar, después de 114 años, a saber.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Conchi.
EliminarUn abrazo.
Joder, me ha encantado esta entrada Manuel. En serio, me ha gustado mucho como has ido explicando los acontecimientos ilustrándolos con las fotos originales para que podamos sumergirnos en el drama. ¿Cómo consigues estas fotos? Debe ser dificilísimo ^^
ResponderEliminar¡Enhorabuena por un post tan guay!
Muy amable Holden, y muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Crónica negra de otros tiempos no muy distintos a los de hoy.
ResponderEliminarComo de costumbre, información y fotos estupendas. Buen trabajo que te ha de costar lo tuyo el recopilar.
salu2.
La verdad es que si, ya que como tu ya sabes, no bajo nada de Internet, toda la información está sacada de periódicos originales de la época.
EliminarGracias, Alfredo.
saludos.
Magnífica entrada. Como siempre, bien documentada. Un placer leerte.
ResponderEliminarMe alegro mucho que te gustasen las migas con bacalao
Un abrazo, Clara
Gracias, Clara.
EliminarUn abrazo.
Esta si q me ha gustado Manuel, gracias por compartir tu pasión y sabiduría con el resto!! Un fuerte abrazo y nos vemos donde todo empiezA!! (Café Atocha)
ResponderEliminarMuchas gracias, Jonny.
EliminarUn saludo.
Un autentico caso.
ResponderEliminarFuera de lo habitual en este blog, pero estupendo también.
Un abrazo, Manuel.
Gracias, amigo.
EliminarUn abrazo.
Ciao Manuel, grazie per la tua visita. Certo che questa storia reale potrebbe diventare un romanzo poliziesco o un film. Devi esserti veramente impegnato per trovare le foto dell'epoca e ti faccio i miei complimenti. Buon proseguimento di settimana.
ResponderEliminarGracias, Elio.
EliminarUn abrazo.
Muito bom...
ResponderEliminarTalvez ela tenha mudado de nome, sobrenome e partiu para o
anonimato.
Obrigada pela presença lá pela casa.
Abraços.
janicce.
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Historia bien contada. Sin embargo, veo que Vd. llama a la protagonista Cecilia Aznar Celamendi.
ResponderEliminarExisten en Internet otros artículos sobre este mismo tema y en ellos, el segundo apellido cambia a Celimendiz, que es el que en mi opinión es el correcto, y en otros la llaman Letamendi. En uno de ellos, aparece una foto de esta mujer y también de su firma, en la que se puede leer Cecilia Aznar Celimendiz.
Atentamente.
Buenos días. En primer lugar pedirte disculpas por no haberte respondido antes por falta de tiempo.
EliminarEn cuanto a lo que me dices del apellido, voy a buscar la revista original de donde tomé esta información, y si es así, de inmediato lo rectifico, además puedo hacer la comprobación porque tengo otras revistas de la época que también dieron la noticia.
Ahora bien, te pido un poco de paciencia, porque esto implica ponerme a buscar en revistas antiguas que tengo ya guardadas en cajas, y eso se lleva su tiempo.
Un cordial saludo.
Manuel: Me gustaria poder contactar con Vd. via e-mail o telefònica, para hablar de este tema. Es possible?
ResponderEliminarCecilia Aznar Celimendiz era hermana de mi abuelo paterno.
Hola, imagino que eres la misma persona del comentario anterior.
EliminarNo tengo ningún inconveniente, dime tu correo, y te prometo que no lo haré público ya que tengo activada la moderación, y ya me pongo yo en contacto contigo, y a ver si mientras tanto busco esas revistas originales.
Tengo algunas fotografías más, preparadas desde hace bastante tiempo, para ampliar esta entrada, pero aún no lo he podido hacer, porque como te he dicho anteriormente no tengo tiempo ni para rascarme.
Espero que entiendas que yo no puedo hacer público mi correo, porque con la cantidad de seguidores y personas interesadas en algunas publicaciones concretas, sería imposible atenderlos a todos.
Un saludo.