Pabellón de Cuba, en la Exposición Iberoamericana, de 1929.
Marzo de 1928.
Llegan a Sevilla invitados por el alcalde de la ciudad, los Comisionados del Gobierno de Cuba, que reunidos en un almuerzo, hacen la presentación oficial del proyecto de los arquitectos señores Govantes y Cabarrocas, para el Pabellón de Cuba, en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, de 1929.
El coronel don Enrique Quiñones Rojas, comisionado general del Gobierno de Cuba, para la Exposición.
El capitán Martinez Castells, comisionado técnico y sustituto del comisionado general.
El comisionado general con su esposa y sus hijas, durante el almuerzo con que fueron obsequiados por el alcalde de Sevilla, al que también acudieron las autoridades de la Coruña.
Proyecto de los arquitectos Sres. Govantes y Cabarrocas, del Pabellón oficial de Cuba.
Detalle, de lo que sería el vestíbulo de la Casa de Cuba, en la Exposición Iberoamericana.
Junio de 1928.
El Embajador de Cuba en España, Sr. García Kolhy, pronunciando un discurso durante el acto de entrega de los terrenos de la Exposición Iberoamericana, en que había de construirse el pabellón de aquella República.
Abril de 1929.
A bordo del vapor "Alfonso XIII", llegó a Cuba en Abril de 1929, el Comandante del Ejército Español, señor Mariano Ferrer y Bravo, nativo de Cuba, quien fue como comisionado de la Exposición, de Sevilla, en visita a los distintos países de América. Acudió a recibirlo en representación del Ejército cubano, el coronel, señor Federico Rasco.
S. M. el Rey felicitando al Embajador de Cuba, Sr. García Kohly, en el acto inaugural del Pabellón.
S. M. el Rey acompañado por el Embajador Sr. García Kohly, el Embajador de los Estados Unidos Mr. Hammond y por el Sr. Cruz Conde, a las puertas del Pabellón de Cuba.
Entre los pabellones americanos de la Exposición de Sevilla, destacaba singularmente, por el alarde de magnificencia en su construcción, grandeza en su traza y riqueza en los materiales empleados, el opulento Palacio de Cuba, muestra suntuosa de lo que es y lo que vale la República de la perla de las Antillas, regalo que ofreció a España como prenda de amor y demostración de cordialidad, y que aún se conserva en nuestra ciudad.
Vista del Pabellón de Cuba.
Artística placa de bronce colocada en el edificio de Cuba, en la Exposición Iberoamericana.
Lo primero que halaga la vista del observador al acercarse al pabellón cubano, es la reproducción exacta de la ancestral fontana de santa Clara. Este antiguo convento, encierra dentro de sus muros los vestigio de la primitiva Habana, y entre ellos, las primeras manifestaciones de civilización y urbanismo. Fue la primera fuente pública, no solo de Cuba sino de las América, con todos sus servicios derivados para los menesteres de una ciudad naciente.
Reproducción de la fuente del Convento de Santa Clara.Postal de la fachada principal del Pabellón de Cuba.
Contemplar el grandioso Pabellón, en el que toda la piedra y las maderas preciosas han sido traídas desde Cuba como amorosa y viva ofrenda, en el que los diseños de Cabarrocas y la competente dirección del arquitecto militar, D. Luis Hernández Savio, evocaron una típica residencia señorial criolla, edificado con piedras de Jaimanitas, las canteras seculares, de cuya entraña fueron arrancadas las piedra para venerables monumentos habaneros, como las murallas, la catedral, y los castillos de la Punta y de la Fuerza, guardianes antañones de la entrada a la bahía.
Hasta más de una veintena de casas tabacaleras, tenían sus vitrinas y aparadores con adecuadas alegorías, y algunas la visión, en gran tamaño de la añeja y ya curiosa estampa que es característica de su marca.
Además, de ron, azúcar, alcohol, perfumería y conservas alimenticias, pieles trabajadas, carey, piedras de nutridas canteras y exhibición de las frutas que en España tenían un prestigio casi legendario, y para cuya elaboración en refrescos, había un mostrador con sus aparatos y cámaras frigoríficas, donde se repartían gratuitamente degustaciones.
Regia y suntuosa instalación de los productos de la fábrica de tabacos "Gener", en la Exposición de Sevilla.
Esta instalación notabilísima, y que llamó poderosamente la atención, era de estilo clásico, y estaba constituida por un sobrio y elegante templete de mármol y bronce, al que daban acceso tres escalones enriquecidos por felpuda alfombra, y en el interior del cual, sobre un zócalo también de mármol, se alzaba una vitrina de bronce cincelado y con cristales, dentro de la que eran presentados los productos de esta afamada fábrica cubana.
Urna con arena de playa de Porto Santo.
El salón alto es un vasto mirador, desde donde se divisan dilatados panoramas de la Exposición y de los aledaños de Sevilla. En el centro del mismo había una urna conteniendo determinada cantidad de arena. Un testimonio notarial hacia saber que esa arena, era de la playa de Porto Santo, que en Baracoa es tradición que fue la primera de Cuba pisada por Cristobal Colón. Mucho se ha discutido semejante tema, y según realmente parece, el Almirante llegó antes a otros parajes de la isla, que hasta que no navegó en todo su alrededor Sebastián de Ocampo no se supo que lo era, pues Colón creyó que había llegado a tierra continental, y a continente asiático, considerándose cerca del Cipango o del Catay, y enviando una embajada al gran Jan, que resultó ser un humilde cacique.
Las diferentes opiniones señalan, como primer punto de Cuba, en que Colón hubo de tocar, a Nuevitas, a Puerto Padre y a Nipe, aunque parece ser Gibara el lugar que concuerda con las descripciones del Almirante.
Pero Baracoa tiene razón para afirmar su importancia histórica con singular prestigio. En esa sala culminante del Pabellón de Cuba, había una serie de documentos gráficos, los cuales valen por toda una ejecutoria de esa ciudad, que tiene primacía en la historia cubana. Allí se ve Porto Santo, la ensenada de Miel, a donde efectivamente arribó Colón, y de donde el 4 de Diciembre de 1492 salió, separado ya de Pinzón para la isla que había de ser llamada Española, o de Santo Domingo. A esas mismas aguas de Porto Santo llego en 1511 Diego Velazquez, y más osado que Colón, no permaneció en lugar tan abierto de la costa, sino que penetró en la bahía de las Palmas, donde encontró un verdadero puerto al abrigo de los peligros del mar.
El patio Camagüeyano y la volanta.
El patio Camagüeyano es recreo de los ojos y del espíritu. Los postes que marcan su galería rectangular sirven para otra muestra gallarda de la opulencia en maderas de la isla privilegiada por la Naturaleza. Caoba, yaba, majagua, ocuje, júcaro, sabicú, sangre de doncella, ácana, chicharrón y moruro. las más ricas especies de la selva cubana, dieron ejemplares de selección para la original columnata de este patio; sencilla en apariencia, como cuadra a la gracia de mansión campesina que representa, pero de tanto valor como si los fustes fuesen de mármol y de jaspe.
Artística escalera de madera fina labrada, que da acceso al tercer piso.
El retablillo de la Virgen de la Caridad del Cobre.
En uno de los muros, piadoso farolillo pende ante el retablo de azulejos, que ostenta la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, ante el que se imagina la plegaria de impetración o de gracias tradicional e indistintamente murmurada por labios de los rostros más diversos de color y de expresión, como el prieto retinto, la mulatica sensual, el guajiro bravío, la damita criolla, o el peninsular arraigado en la isla por sus negocios y trabajos.
Salón de fiestas del pabellón cubano.
En una de las salas había una biblioteca de más de cuatro mil volúmenes de autores cubanos o sobre asuntos de Cuba, que ilustraba a los lectores, con muchas enseñanza todavía necesarias respecto de un país que se separó de España, sin que la mayor parte de los españoles le conociese verdaderamente.
La pintura ocupaba otro salón, donde el sitio de honor estaba reservado para el patriarca Leopoldo Romañach. Otra parte de esta manifestación artística adornaba los muros de la enorme sala de fiestas, del piso alto, en la que una escultura, obra de exquisito artífice, representaba con brío vital, la efigie del presidente Machado.
La hija del general Machado, presidente de Cuba, el embajador señor García Kohly y otras personalidades de la Colonia, que asistieron al baile de gala, celebrado en el pabellón cubano, de la Exposición.
Comida ofrecida por el doctor Manuel S. Pichardo, Ministro consejero de la Embajada de Cuba en España, a un grupo de distinguidas personalidades, el día 20 de Mayo de 1929.
La imagen corresponde al 10 de Octubre de 1929, día que daba comienzo la "Semana de Cuba", con el izado de las banderas de Cuba y España.
La señora Landelina Machado, hija del general presidente de la República de Cuba, durante su estancia en la Exposición.
Fuentes: Bibliografía y archivo particular.
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Te ha quedado una entrada preciosa, se lee de un tirón y las fotos nos van haciendo idea de la época, el pabellón, el patio, el carruaje, las escaleras... y siendo Cuba tan hermosa y Sevilla también, ese 10 de Octubre tuvo que ser una fiesta grande. Me llama la atención el enérgico discurso del embajador a juzgar por su mano alzada, el inconfundible sombrero y traje blanco de algún asistente, suponemos que cubano, y el sabor de los zumos naturales que ofrecían a los visitantes, hechos con la excelente fruta de la isla.
ResponderEliminarUn abrazo y buen domingo, Manuel, que aunque vengo de tarde en tarde, no te tengo en el olvido.
Muchas gracias, Loli.
EliminarUn abrazo.
Soy una enamorada de esos acontecimientos y de esta etapa de nuestra ciudad, Manuel.
ResponderEliminarConservo varios objetos de la época y me encanta leer sobre ella.
Por eso disfruto tanto de estos posts que me lleven a una Sevilla perdida en la memoria de los tiempos.
Besitos y muy feliz semana.
Gracias, Isabel, y conserva esos objetos, como si fuesen un tesoro.Son Historia.
EliminarBesos, amiga.
Hola Manuel, una información rigurosa la que nos ofreces del acontecimiento como presentación, para dar paso a continuación a deleitarnos con la belleza de las imágenes. Apuntes históricos sobre Cristobal Colón de máximo interés. Un abrazo y gracias por un trabajo que sin duda es magnífico.
ResponderEliminarLas gracias, siempre a ti, estimado amigo.
EliminarUn abrazo.
Me ha encantado. Contigo siempre aprendo cosas nuevas. Unas fotos muy chulas.
ResponderEliminarUn besazo
Gracias, Tania.
EliminarBesos.
Estupendas imágenes para acompañar una detallada y fantastica información.
ResponderEliminarUN abrazo
Gracias, Amalia.
EliminarUn beso.
Realmente interesante ...
ResponderEliminarGracias
Gracias, amigo.
EliminarUn abrazo.
Lo bueno de Sevilla es que habéis conseguido conservar parte de aquellos pabellones de las exposiciones universales. Una arquitectura efímera de esas características tendía durar lo que la feria y luego era demolida sin contemplaciones.
ResponderEliminarUn saludo
Es cierto, Carmen. Muchas gracias.
EliminarSaludos.
Todas tus entradas son muy buenas Manuel. Buena semana.
ResponderEliminarGracias, Teresa.
EliminarUn abrazo.
Breve, clara y concisa:
ResponderEliminar¡Matrícula de Honor!
Besos.
Gracias, amiga.
EliminarBesos.
1929 toda la vida si señor!!! maravilloso post como siempre Manuel, un abrazo con todo mi corazón.
ResponderEliminarGracias, Patty, y otro abrazo igual, para ti.
EliminarUna maravilla de pabellón.
ResponderEliminarMe ha encantado el relato con esas fotografías que me sitúan allí.
No imaginaba que hubiera en la selva cubana esa riqueza de maderas. Hasta las palabras, para mí desconocidas, me suenan bien.
No sé de dónde sacas tanto y tan bueno!😂😂 para mí es un deleite.
Un abrazo Manuel, tu paso por mi blog me deja buenas vibraciones:))
Gracias, Ángela.
EliminarUn abrazo.
Menudo documental histórico, acompañado de esas antiguas y magistrales fotografías; un recuerdo muy bello e inolvidable para la gente que vivió aquella época y pudo disfrutar de aquella gran exposición. En Sevilla se ha celebrado a lo largo de su existencia, infinidad de eventos y actos que han dejado huella
ResponderEliminarFuerte abrazo
Muchas gracias, amigo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Insuperable recuento, estimado Manuel, que nos lleva al pasado con toda la gloria del blanco y negro.¿1929? Faltaban todavía seis años para mi nacimiento. ¡Vaya qué antigüedad!
ResponderEliminarGracias, joven.
EliminarUn abrazo.
Buen reportaje sobre este pabellón que al parecer aun sigue vivo por suerte.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Tomás.
EliminarSaludos.
Pagina storica della quale non ero a conoscenza. Grazie Manuel per avere riempito questo angolo di ignoranza. Buon proseguimento di settimana.
ResponderEliminarGracias, amigo Elio.
EliminarUn abrazo y que tengas un buen día.
Como siempre, un excelente domumental de imágenes; que puedo decirte que no te haya dicho ya. ¡BUEN TRABAJO, MANUEL!
ResponderEliminarUn abrazo
Fina
Gracias, amiga Fina.
EliminarUn abrazo.
Buena celebración, de la que han quedado unas estupendas obras para mantener este acto en el recuerdo.
ResponderEliminarBuen reportaje y buena labor de investigación.
Besos
Gracias, Antonia.
EliminarUn beso.
Buena historia y la información y las imágenes para que sea completa.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Irma.
EliminarSaludos.
Muy buen reportaje Manuel, la verdad es que la Exposición Iberoaméricana dejó un gran legado a Sevilla. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarAmigo, Pepe, muchas gracias.
EliminarUn fuerte abrazo.
Muy estimado Manuel.
ResponderEliminarAprecio mucho tu solidario abrazo en mi post anterior con motivo de la tormenta que afectó estas tierras.
Hoy quiero expresar mi gratitud con Dios Nuestro Señor por sobrevivir con vida y sin un rasguño el potente paso del huracán Irma por Miami.
Un gran abrazo
Me alegro muchísimo, Ricardo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Manuel , el tiempo de espera ya a terminado , es que hoy oy con un poco de prisa , pero en mi blog hay un regalo para ti , espero que te guste se llama " Mis soles mañaneros" te deseo un feliz fin de semana , besos de Flor.
ResponderEliminarGracias, Flor, por tan bonito detalle.
EliminarBesos.
Nunca es tarde para aprender.
ResponderEliminarGracias.
Un abrazo grande.
mar
Gracias, Mar.
EliminarOtro abrazo para ti.
Amigo coleccionista,tu blog es una gran fuente de información
ResponderEliminarTe felicito
Muchas gracias, Juan.
EliminarUn abrazo.
Impresionante reportaje, Manuel. He podido conocer el legado de la exposición y me ha encantado.
ResponderEliminarAdemás, gracias a tu valiosa aportación he podido ampliar conocimientos.
Muchas gracias.
Gracias, amiga.
EliminarAbrazos.
Hola Manuel , como ves hoy con un poco más de calma estoy aquí leyendo tú interesante entrada , tengo que decirte que es muy interesante y con un gran valor historico y fotográfico , y que gracias tú interes por estas entradas yo hoy día conocido cosas de esa bella ciudad que es Sevilla y que yo sinceramente desconocia .
ResponderEliminarGracias amigo por comartir está bella afición que es la tuya , que digna de comentar .
Te deseo una feliz semana besos de flor .
Pd ; En cuanto al ritmo de las entradas no te preocupes que cada cual pública cuando quiere o puede , tú por eso no te angusties yo sabiendo que tú estas por estos mares ya pasarelas a leerte y comentarte vale , cuidate mucho amigo , besos de flor .
Gracias, Flor, el tema de las entradas no me angustia, sino simplemente era hacerte saber, que por exceso de trabajo me es imposible seguir el ritmo de publicaciones de muchos de ustedes. Pero como te dije, no os tengo nunca en el olvido.
EliminarMuchos besos.
Menudo viaje al pasado, Manuel. Tus reportajes son como el Tunel del Tiempo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo :)
Gracias, Gumer.
EliminarUn fuerte abrazo.
¡Qué increíble trabajo, Manuel! Impresionante recopilación de fotografías y de información.. Me ha parecido muy interesante el reportaje de hoy, llamándome la atención su salón de fiestas y toda la gente que fue a ese baile.. Bastante bien que se lo tuvieron que pasar, oye. Felicidades. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, amiga.
EliminarUN slaudo.
Insuperable imaginar esa plagaria a la Virgen del Cobre murmurada por labios como los del "prieto retinto, la mulatica sensual, el guajiro bravío, la damita criolla, o el peninsular arraigado"
ResponderEliminarMe matas con estos textos tan coloridos y musicales.
Y ver juntos a los embajadores de Cuba y EE UU con la monarquía en medio... Qué tiempos de concordia aquellos.
Me han encantado las fotos y cada palabra de esta completa crónica, Manuel. Y una vez más, encima he aprendido un montón.
Besos,
Gracias, querida amiga.
ResponderEliminarBesos.