Las desaparecidas viviendas adosadas a la muralla, del Alcázar de Sevilla.
En este interesante dibujo vemos la muralla del Alcázar que da a la plaza del Triunfo con las primitivas casas a ella adosadas, y que fueron suprimidas, dejando al descubierto la muralla. En la torre del centro vemos un balcón, (hoy tapiado) desde el cual la ilustre poetisa Fernán Caballero podía contemplar la Ciudad, durante los años que ocupó esa estancia del Alcázar.
Vemos en esta fotografía, el mismo lienzo de muralla, que en el dibujo anterior, de Richard Ford, ya sin las casas adosadas a la misma, de las que se desconoce la fecha en que fueron derribadas. Fotografía de 1898, antes de la instalación del monumento a la Inmaculada.
En esta imagen vemos un grupo de viviendas en el interior del Alcázar, situadas desde la puerta del León hasta el acceso al patio de la Montería, como si de una calle más del centro urbano de la ciudad se tratase, y debido a que el nuevo gobierno republicano no iba a cobrar su tesoro más preciado, las rentas de las mismas, porque las seguiría cobrando el Estado, fueron mandadas a demoler por el concejal delegado de los servicios del Alcázar, D. Manuel Bermudo Barrera, a principios de los años treinta, pasando desde entonces esa zona, a ser un nuevo lugar histórico de curiosidad para el turista.
El Alcázar Sevilla, hasta la llegada de la Segunda República, que fue cedido al ayuntamiento, siempre tuvo un collar de buenas casas particulares adosadas en los diferentes lienzos de muralla, tanto a extramuros como en su interior, cuyas rentas pertenecían al patrimonio real, y que en los últimos años antes de la cesión al ayuntamiento, esas rentas se destinaron a la Delegación de Hacienda, como ingresos del Estado.
Durante muchísimos años estas rentas las administraba un señor, que residía, con cargo de administrador del Alcázar, en uno de los pabellones anexos.
En tiempos en que fue propiedad de la Casa Real, en este Alcázar, había siempre una plantilla subalterna un poco de "empleofilia", de lujo, y nada de extraño tenía que por todos los rincones del Alcázar se encontrasen criados, porteros, guardianes y dignos jornaleros uniformados, gente que ganaba su jornal, escasísimo, por cierto, sin una comprobación eficaz de utilidad manifiesta.
Las mismas casas vistas desde el lado opuesto..
Como todos los años ocurría entre los meses de Enero y Abril, los augusto soberanos se desplazaban a su residencia de invierno, en el histórico Alcázar de su amada ciudad de Sevilla, donde era D. Alfonso XIII muy querido y respetado por todo el bien que hacía en pro de nuestra ciudad, y por su preocupación constante por todo aquello que pudiera beneficiarla.
A continuación les pongo tres imágenes de cuando la Corte se trasladó a Sevilla en el año 1910, ya que en Febrero de ese año, a raíz de un comentario que hizo el Rey en una audiencia, sucedió un hecho muy curioso en su forma y desarrollo, y por la trascendencia que tuvo este cambio, en el embellecimiento de esta zona tan emblemática de la ciudad.
El Príncipe de Asturias y su augusto hermano, paseando por los jardines del Alcázar.
Preciosa postal de finales del siglo XIX, donde se aprecia a la derecha de la imagen, adosada al alminar, la casa que se derribó de la noche a la mañana..
S. M. la Reina doña Victoria Eugenia, con sus augustos hijos el Príncipe de Asturias y el infante D. Jaime, detrás de los cuales se ve su aya, la condesa de los Llanos, al salir de la iglesia de San Gil, donde rezaron ante la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza.
Y como todos los años S. M. el Rey acudía al tiro de pichón, uno de sus sport favoritos. En la imagen colocando su escopeta en el escopetero.
Pues, les cuento lo que sucedió ese día: En una audiencia concedida por S. M. el Rey, en Febrero de 1910, al ex alcalde de Sevilla, don Cayetano Luca de Tena, manifestó el monarca, que el Alcázar, donde la familia Real residía, ganaría mucho si desapareciese una casa -la última que quedaba en pie en el ala oeste- que estaba adosada a la muralla de la puerta principal de aquél edificio.
Y tres días después, el Sr. Luca de Tena, aprovechando un viaje que hizo S. M. a Madrid, adquirió la citada casa en propiedad, y de inmediato la mandó derribar; quedando hecha esta última operación, en veinticuatro horas.

Fotografía de principios del siglo XX, tomada desde el monumento al Triunfo, y al fondo vemos la Puerta del León, del Alcázar, y a la izquierda, la casa que nos ocupa.
En la imagen, D. Cayetano Luca de Tena, con las autoridades sevillanas, delante de la casa comprada por él.
Don Torcuato Luca de Tena, reunido con los periodistas sevillanos, frente a la casa, ese mismo día.
Vista de lo que quedaba de la casa, reproducida en las dos fotografías anteriores, veinticuatro horas después de obtenidas aquellas.
Una vez picaron el revestimiento y dejaron visible la piedra, este espacio aparecía convertido en hermoso jardín el solar que antes ocupaba aquella humilde vivienda. Y de esta forma desapareció la última casa que quedaba a extramuros, en este lienzo de muralla del Alcázar.
Según cuenta la prensa de la época, la conducta de el ex alcalde de Sevilla fue objeto de generales y merecidos elogios; y para darlo a conocer a la Casa Real, organizaron D. Cayetano y D. Torcuato Luca de Tena un almuerzo en el domicilio del primero, donde estuvieron invitados el Secretario de Su Majestad, D. Emilio Torres; la marquesa de Squilache y la condesa del Serrallo.
Fuentes: Bibliografía y archivo particular.
Imágenes de los lienzos de muralla que les he hablado, en tiempos del coronavirus.
Si haces clic sobre las imágenes, las puedes ver ampliadas.




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