La primera Feria republicana.
A la primera Feria republicana de 1931, le faltó el concurso de la aristocracia, de la sangre y del dinero. Los privilegiados de la fortuna no quisieron abrillantar con su presencia el tradicional festejo, y por primera vez faltaron en la famosa feria sevillana los magnates de Madrid, de Sevilla, de Córdoba, de Cádiz, Jerez...
La Feria de Sevilla era, ante todo, una exhibición de lujo y de placer, una verdadera feria de vanidades, de la que estaba -siempre lo estuvo- ausente el pueblo trabajador. Este había de estar más ausente que nunca en la primera fiesta republicana; y se comprendía porque meses y meses de paro forzoso, desolación en los hogares campesinos, hambre, ruina, reparto humillante de obreros entre los mayores contribuyentes de los blancos pueblos sevillanos, que tan nutridos contingentes volcaban sobre la capital. Tal fue la triste herencia que se recogieron en esta provincia, como en las demás de España, de los hombres de la segunda República española. Si se unía a este retraimiento forzoso impuesto por la necesidad, y las que se impusieron las clases adineradas, se tendría suficientemente explicado el hecho de que la primera feria republicana no tuviera la abigarrada concurrencia de las ferias monárquicas.
La portada de entrada a la Feria, iluminando en la bruja noche de la primavera sevillana de 1931.
Naturalmente que no faltaron gente; momentos hubo en que el recinto de la feria presentaba su animadísimo aspecto peculiar. Y en la casetas también hubo sus ratos de alegría y sus bailes, habiendo corrido de manos en manos las cañas de dorada manzanilla. A veces, algunos revivían la vieja estampa de la feria rumbosa y legendaria con su cortejo de mantones de Manila, de castañuelas, de caballistas, y coches tirados por briosas jacas cascabeleras. Y la imaginación emprendía un galope desenfrenado, resucitando los viejos tópicos de amoríos, de rejas, de claveles, de toreros, de gitanería... De todo, en fin, cuantos contribuyeron a formar la idea del embrujo de Sevilla.
Los tiempos fueron cambiando. La Feria tuvo siempre el prestigio de su tradición, y se vivía más del recuerdo de los pasados esplendores, que de los triunfos de la época.
La caseta de la Asociación de la Prensa, donde a pesar de la desanimación de esta feria, hubo aún sus ratos de baile y de alegría.
Y, sin embargo, el exorno fue mejor que antes, y los trenes más lujosos, y la iluminación más fulgurante; pero a todo esto que es el marco, le faltaba el cuadro cuyos motivos sentimentales se fueron con la leyenda antigua del torero, de la bailaora, del cantaor, de todo cuanto formaba el conjunto necesario para excitar los sentidos de los españoles de finales del siglo XIX y comienzos del XX. La pandereta se había roto, los perfumes de las viejas leyendas se esfumaron; el olor de la gasolina había ahuyentado a las jacas toreras que caracoleaban graciosamente en el real de la famosa feria de Abril sevillana; y ésta languidecía desde hacia unos años, por que su vida la alimentaba el espíritu de una época que pasó para no volver.
La feria, para vivir, tuvo que acomodarse al espíritu de los nuevos tiempos, y transfigurarse en algo que era distinto de lo que se fue. Los pueblos manifestaban su esplendor de otra manera que en años anteriores, y como feria moderna eran exponentes de riquezas en la que se admiraban muestras de las industrias, del comercio, del arte, de la historia de una comarca. Pero Sevilla siempre tuvo en cuenta, la necesidad de que poco a poco algo había que transformar, para que la feria jamás languidezca tristemente; y comprendió, que no se puede mantener una fiesta a fuerza de tradición y de tópicos, y sus dirigentes supieron preparar la orientación de este festejo, para que las nuevas generaciones, puedan convivir con los tradicionales motivos y las antiguas casetas, supervivencia de la vieja estampa fina y gentil, de la bailaora, del torero y de la caña de manzanilla, y para disfrute y admiración de todo el que la visita.
Una nota alegre y democrática de la primera feria republicana. Dos señoritas que pasearon por el real, ataviadas con las galas de fiestas de las mujeres del pueblo.
La "Venta del Enano", caseta del Ateneo. 1931.
Reparto de meriendas y juguetes en la caseta de la Feria del Círculo Mercantil, a los niños acogidos en las casas de beneficencia. 1931.
Reparto de meriendas y juguetes en la caseta de la Feria del Círculo Mercantil, a los niños acogidos en las casas de beneficencia. 1931.
Segunda Feria republicana.
Del día 18 al día 21 de Abril de 1932, se celebró la universalmente famosa Feria de Sevilla, el pueblo reaccionó magníficamente contra los manejos de los alarmistas de toda índole y contra los desafueros de quienes pretendieron paralizar su vida. La bella ciudad, perla de Andalucía, con la que sueñan, en deseo de visitarla, todos los que aún no la conocen, y a la que no pueden olvidar jamás los que una vez siquiera gozaron de su ambiente de maravilla, volvió a ofrecer al mundo el esplendor de su seducción y de su alegría incomparable.
Portada de la Feria, de 1932.
Paseo de caballos, donde predominan los automóviles.
Desfile de amazonas y jinetes, sobre briosos caballos andaluces.
Fuentes: Bibliografía y archivo particular.
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Que maravilla Manuel, es increíble toda la información que almacenan tus entradas. Muchas gracias y buen día. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lola.
EliminarUn fuerte abrazo.
Conozco esta perla de Andalucía como tú la llamas, pero no he estado nunca en la feria a la que me habría encantado ir alguna vez. Conozco la de Córdoba, pero con permiso de los cordobeses, creo que es menos espectacular...pero de todas las formas me lo pasé genial allí.
ResponderEliminarMuy bien por los que hicieron que esta tradición tan alegre y hermosa no decayera, y volviera a resurgir a pesar de la falta de los grandes.
Gracias Manuel por esta información de la época que me ha encantado leer, igualmente que admirar las fotografías.
Un abrazo.
Muchas gracias, Elda.
EliminarUn fuerte abrazo.
Siempre me ha asombrado esa capacidad de vivir la normalidad que tenemos en el sur, a pesar de los avatares de la Historia.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias, Isabel.
EliminarUn beso.
Siempre nos traes maravillosos reportajes. Gracias y besos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Teresa.
EliminarUn beso.
Muy valiosa y estupenda tu información.
ResponderEliminarVisitarte siempre es aprender.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, Amalia.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Manuel , desde luego se podrá decir muchas cosas de Sevilla , pero lo que no podemos negar , que Sevilla ya de por si es muy bonita , pero si a estos le añadimos las luces y lo bella que la ponen cuando llega la Feria de Abril , es una pasada ver esos majestuosos coches de caballos , y las sevillanas tan guapas , si te soy sincera jamás he estado allí y me gustaría ir algún día , una entrada muy interesante con unas fotos espectaculares , y más viendo Sevilla en eso años , te deseo una feliz tarde besos de flor.
ResponderEliminarGracias, Flor.
EliminarUn beso.
La primera vez que fui a Sevilla me enamoré de la ciudad y el enamoramiento todavía me dura. La he visitado tres o cuatro veces más pero nunca en Feria y te aseguro que tengo muchas ganas de hacerlo pero todos los años me surge algo que me impide la visita.
ResponderEliminarEspero que la disfrutes y que os haga un sol radiante, como debe ser para que todo se luzca.
Besos
Muchas gracias, Ambar.
EliminarUn beso.
Hola Manuel, si tu trabajo siempre es admirable, la entrada de hoy me ha parecido especialmente poética, sentida y con una redacción que da gusto leer por su limpieza, profundidad y pulcritud.
ResponderEliminarHay expresiones en el texto que lo dicen todo: la feria de las vanidades, la perla de Andalucía o ese embrujo sevillano que es único en España y que en el mes de abril vive todo su esplendor.
He visitado y admiro con fuerza Sevilla y desde luego mi asignatura pendiente su feria. Por suerte, pude asistir a la Maestranza un Domingo de Resurrección, y eso no se me olvida.
Un abrazo y enhorabiuena Manuel por este espacio cultural.
Muchas gracias, Miguel.
EliminarUn abrazo.
La aristocracia no es amiga de compartir sus festejos.
ResponderEliminarBuen post, que bella es Sevilla!
Un abrazo.
Gracias, Alfred.
EliminarUn abrazo.
Qué preciosidad!!!. Siempre me he quedado con las ganas de ir, espero hacerlo algún día.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, amiga.
EliminarUn abrazo.
Love the vintage photos! Fairs back in those days seem to have been such grand affairs!
ResponderEliminarMuchas gracias.
Eliminarsaludos.
Es realmente interesante ...
ResponderEliminarGracias
Gracias, Mark.
EliminarUn saludo.
Perdió lustre aristocrático y se democratizó la feria sevillana. Los tiempos cambian inexorablemente, lo queramos o no, pero seguro que en aquella feria de 1931 más de uno diría: "no es la de antes". O quizá la mayoría no podrían opinar porque nunca habían tenido acceso a una hasta ese momento.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias, Carmen.
EliminarUn saludo.
Uma bela reportagem sobre esta Feira Republicana.
ResponderEliminarUm abraço e boa semana.
Andarilhar
Dedais de Francisco e Idalisa
O prazer dos livros
Gracias, Francisco.
EliminarUn abrazo.
Es una feria estupenda, aunque yo nunca la he vivido pero si la familia de mi esposo y siempre la recuerdan con mucho cariño.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Mari.
EliminarUn abrazo.
Ahora que me estoy preparando para la feria que interesante leer todo esto! Ya puedo hacerme la cultureta con unos rebujitos en el cuerpo! jaja
ResponderEliminarUn saludo, Manuel!
Jaja, espero que te haya servido de algo, pero sobre todo los que deseo es que te haya divertido de lo lindo, porque estoy seguro que mis paisanos te han recibido con cariño.
EliminarBienvenida y gracias por tu visita y simpático comentario.
Un saludo, María.
Muy interesante esas pinceladas históricas Manuel, en esos momentos y circunstancias tan peculiares... que aunque se note su influencia la feria siempre sale adelante.
ResponderEliminarBESOS...Es un privilegio leerte
Muchas gracias.
EliminarUn beso.
Instructiva entrada acompañada de unas fotos que como todo lo antiguo,encantadoras.
ResponderEliminarConozco poco de Sevilla ,pues solo estuve un día. pero lo que vi me gustó.
Un abrazo.
Gracias, Josefa.
EliminarUn abrazo.
Muy interesante tu entrada Manuel, no conozco la feria de Sevilla, pero de tu mano y aunque fuera en tiempos de la República me he dado un buen paseo. Tus esplicaciones como simpre muy elocuentes.
ResponderEliminarUn abrazo de Espíritu sin Nombre.
Muchas gracias, Conchi.
EliminarUn abrazo.
Como siempre, dejas una entrada donde quienes no conocemos esa perla bonita que es Sevilla, nos haces soñar en caballos, personas con trajes andaluces, y sobre todo colorido, diversión y bullicio donde se vive la alegría en todas sus manifestaciones.
ResponderEliminarTienes el don con tus palabras de hacernos participantes de todo lo que narras.
Un abrazo con cariño.
Ángeles
Muchísimas gracias, Ángeles.
EliminarUn abrazo.
Fascinante información
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias, amigo.
EliminarUn saludo.
Veramente molto interessante... le foto dei cavalieri sono eccezionali!
ResponderEliminarA presto!
Gracias, Barba.
EliminarUn abrazo.
Sobre lo que nos dices de que la feria era para gente adinerada, me hizo recordar el comentario de un compañero de recluta sevillano que me dijo eso mismo.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, Tomás.
EliminarUn saludo.
Hola Manuel, me ha parecido muy interesante la información que aportas sobre la Feria de Abril, sus orígenes y cómo se ha ido redescubriendo a sí misma para adaptarse a los tiempos, y es que el inmovilismo no me parece una buena solución en ningún tema.
ResponderEliminarFeliz feria.
Saludos
Gracias, Conxita.
EliminarUn abrazo.
Gracias Manuel por tu visita y magnifico comentario que me has dejado
ResponderEliminarSabes cuento me agrada visitarte en tus lineas aprendo la historia que no siempre aprendemos en aulas de la educacion
De ahi mi agrado en llegar y ller despacio lo que nos traes y ver detenidamente las imagenes
Yo no estuve en España pero si mi madre paseo por alli varios mesdes y trajo de Sevilla hermosisimos recuerdos que me los comentaba cada vez que nos sentabamos a ver el sin fin de postales que habia traido de su estadi
Cariños y buen fin de semana
Gracias, Abu.
EliminarUn fuerte abrazo.
Mi querido Manuel :
ResponderEliminarMagistral registro de varios eventos incluyendo con arte literario y fotográfico la primavera sevillana de 1931.
Recibe un fuerte y fraternal abrazo.
Gracias, Ricardo.
EliminarUn fuerte abrazo.
¡Hola Manuel!
ResponderEliminarQue bonita entrada nos regalas, "amigo". Esa feria es una joyita mágica, porque magia expande todo Sevilla por los cuatro costados. Sus habitantes siempre alegres no hay más que ponerle una guitarra en las manos… Pienso qué con guitarra o sin ella, la mayoría de los andaluces llevan el canto y el baile en el alma, en seguida te brindan una sonrisa que parece caricia que abraza, si te digo esto es porque conozco alguna gente andaluza y sevillana y siento su alegría aunque lleven a veces la música por dentro, ya nos preparan un canto su alegría contagia. Gracias por ser como sois. Bien, esta fiesta- feria es un lujo para todos vosotros y para los que van de a fuera que lo disfrutan como enanos. Aquí tengo vecinos que van a verla… Pena me da que yo no pueda.
Ha sido muy placentero pasar a leerte, gracias.
Te dejo mi inmensa gratitud y mi gran estima.
Un besito se feliz en esa feria de abril.
Que todo vaya sobre ruedas.
Gracias, Marina.
EliminarUn beso.
Hola Manuel, eres un fondo de sabiduría, por toda la información que nos compartes. Ver Sevilla en plena feria, debe ser una pasada, y disfrutar de todo su entorno. Las fotos son estupendas, encierran una gran historia.
ResponderEliminarUn calido abrazo!
Gracias, Cristina.
EliminarUn abrazo.
Que belos registros.Abrazos con cariño.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lia.
EliminarUn abrazo.
Amazing post, dear! A big hello from Germany!
ResponderEliminarHugs ♥
LianaLaurie
Muchas gracias, Liana.
EliminarUn abrazo.
Gracias, es muy interesante lo que nos trasmite, realmente es para mi un gran tesoro de sabiduría, y aprender las grandeza y belleza que tenemos, gracias, por su belleza interior que nos refleja algo de Dios en usted, gracias por estar y su sabiduría, un fuerte y grande abrazo.
ResponderEliminarGracias Flor, por tus siempre cariñosos y agradables comentarios.
EliminarUn fuerte abrazo.
No he tenido la suerte de poder visitar Sevilla en esa época, la verdad es que me encantaría pues, si en condiciones normales se respira en Sevilla un ambiente especial, me imagino como tiene que ser esa alegría desbordante, reflejada en casetas engalanadas, luces de colores, trajes de faralaes etc, que viven y disfrutan los sevillanos en esta popular feria a la que asisten cantidad de turistas atraídos por su fama y belleza.
ResponderEliminarHa sido un placer visitar tu espacio.
Cariños.
kasioles
Muchas gracias, Kasioles.
Eliminarun abrazo.
La cantidad de casetas, se ha ido multiplicando a través de los años, tanto ha sido así, que se tuvo que cambiar la ubicación de esta conocida feria.
ResponderEliminarBesos
Gracias, Antonia.
EliminarUn beso.
Entrar en tu blog,es entrar en la historia de Andalucia
ResponderEliminarGracias, Juan.
EliminarUn abrazo.
¡Qué maravilla esta feria de abril! muy buen reportaje, Manuel, como siempre. Y una historia fantástica, es curioso conocer estos detalles. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Verónica.
EliminarUn abrazo.
Madre mía!!! Que gusto da saber tantas cosas sobre esta feria! Muy interesante, sobre todo para los que no somos de allí, gracias por compartir toda esta información.
ResponderEliminarUn saludo
Las gracias siempre a ti, Margot.
EliminarUn saludo.
Muy bonita y poderosa entrada, como la bonita y hermosa Feria de Sevilla, que hay que disfrutarla. Como todas las fiestas relevantes en un principio se inventaron para la gente con pasta. Ahora afortunadamente está al alcance de mucha más gente, aunque también pienso que al igual que las fallas y otras muchas fiestas, quizá con tanta masificación de gente, llegará el día que pierdan su magia, pero bueno que tarde mucho.
ResponderEliminarFuerte abrazo Manuel.
Gracias, Rafa.
EliminarUn fuerte abrazo.
Como siempre, excelente Manuel!
ResponderEliminarUno se traslada fácilmente a esos tiempos sombríos pre Guerra Civil.
Abrazo chileno.
Gracias, Esteban.
EliminarUn abrazo.
Que magnífica entrada la de hoy, Manuel. No sabes como me gusta la feria de Sevilla. Suelo ir con frecuencia.
ResponderEliminarQue placer saber la historia a través de tus relatos.
Me ha encantado.
Gracias.
Un fuerte abrazo querido amigo.
Gracias, Maripaz.
EliminarUn fuerte abrazo.
Qué interesante información sobre la Feria de Abril en la Primera República, imagino sobre todo los prejuicios de los agoreros que debieron vaticinar su fin y mírala ahí está tan fresca y bulliciosa...Tan deseada por tantos.
ResponderEliminarA mí no me van estos eventos multitudinarios, ya sabes que soy rarita, pero lo que si me va es que todas las Fiestas que se hacen en la calle sean para uso y disfrute de todos, sino que festejen en sus casas privadas y cerradas con derecho de admisión.
Lo que sí me encanta desde pequeña es el traje de faralaes, tuve uno a los cuatro años que acabó en el fuego, pero eso es otra Feria.
Un placer, Manuel, cuando tenga otros ratos tranquilos iré cliqueando por ahí abajo para vivir mi Feria de Abril virtual de tu mano, sin ruido ni calor ni (ahora que nadie nos oye) sevillanas...
Un abrazo,
Gracias, Tesa.
EliminarUn abrazo.
Gracias, a usted, por su sencillez, que Dios este siempre con usted y toda su familia, un fuerte y grande abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Flor.
EliminarUn fuerte abrazo.
Muy interesante lo que cuentas. Todo evoluciona y si es para bien mejor, aunque algunos no les gustara. Hoy aún sigue asi que si vas a diisfrutar Manuel.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, Laura.
EliminarUn beso.
Hola Manuel:
ResponderEliminarNo sé cuando volveré a Sevilla de nuevo, pero si te digo que con feria o sin feria, quiero pasear de nuevo por ese puente de Triana, para ver a la Giralda morena de aceituna, vestida con su traje de mora y de cristiana.
Artículo muy interesante de historia y de recuerdos.
Un bilbaíno con raíces andaluzas. Un abrazo Juan
Muchas gracias, Juan, por tu visita y amable comentario. Y te digo, que el día que pase por ese puente, me fijaré en ese bonito traje, que nunca tuve la suerte de ver.
ResponderEliminarUn abrazo.
gracias por tanta informacion
ResponderEliminarPerdona, José Ramón, que te responda cuatro después, pero es que hasta hoy no he visto tu comentario.
EliminarUn abrazo.