La barriada de Amate, de Sevilla.
Corrían las dos primeras décadas del pasado siglo, años en que Sevilla sufría una asombrosa transformación; y en que la ciudad se preparaba con palacios suntuosos y magnificencias sin fin del recinto de la Exposición Iberoamericana. Una Sevilla esplendente, llena de encantos, de múltiples leyendas, y de jardines de ensueño; pero junto a esta Sevilla áurea mimada por escritores y artistas, y nimbada de máximo prestigio, había otra de la que nunca se hablaba, y que vivía al margen del cortejo factuoso de interminables festejos iberoamericanos de los que no participaba, ni de cerca ni de lejos en el festín de los privilegiados. Esta era la Sevilla trabajadora; la que con su esfuerzo hacía posible la grandiosa Exposición y que vivía en suburbios miserables, en un hacinamiento insano, huérfana de las más elementales condiciones higiénicas, pues hasta escaseaba el agua, de la que solo disponía el vecindario en contadas horas del día. Sí, así vivían en esa época las clases más necesitadas, los que no podían pagar alquileres elevadísimos por viviendas insalubres en la ciudad, y que terminaron repartidos por varios centenares de chozajos inmundos que, como un cinturón de ignominia, rodeaban a la ciudad...
Vista parcial de la barriada de Amate.
Sobre los años veinte, había en Sevilla muchas barriadas de chozas con sus nombres pintorescos, como: "Villalcuza", "Villacuernos", "Villalatas", "El Juncal", "Las Erillas, "Pinichi"... Eran los aledaños polvorientos, los muladares, los descampados de la gran ciudad, adonde los que sobraban, sin puesto en la "mesa redonda" urbana, iban con su escudilla cochambrosa a rebañar su guisote...
Estas distintas barriadas se diseminaban moteando las afueras, algunas muy visibles y de desagradable sorpresa para el visitante de la metrópolis andaluza.
En vista de ello, se pensó acumularlas a todas, o a la mayoría de más bulto en una llanura única, donde de paso, el Ayuntamiento empezase a ensayar un remedo de patrocinato, de urbanización.
Cogió entonce el gigante Ayuntamiento con su manaza grande "Villalcuza" de aquí, "Las Erillas" de allá, y "Villacuernos" de acullá, y los volcó todos, en un puñado de basura, en los terrenos de una finca de un señor llamado Amate.
Al principio las criaturas, atontadas al caer en esportadas todos revueltos, no supieron que decir; pero pronto se sacudieron la sorpresa, y con ella varias docenas de pulgas, y comenzaron a mirar a uno y a otro lado, notándose todos juntos, y de procedencias diferentes.
Eso tuvo su gracia, y pronto dijeron: si aquí estamos de todas partes, tu, de "Villalatas", yo, del "Juncal", y aquél, del "Tiro de Línea"....somos varios estados en uno... "Los Estados Unidos"... Los "Estados Unidos de Amate".
Los Estados Unidos de Amate limitaban al frente con la "Ciudad Jardín", bellísima barriada de reciente construcción, en las proximidades de El Nervión y la Cruz el Campo.
Su población era muy densa: 15.000 habitantes, y el número de viviendas 2.200, repartidas en un trazado de los llamados "a cordel", es decir, rectangulares y moderno, con 61 manzanas y 22 calles, numeradas, en vez de rotuladas con nombres. Poseía alumbrado público y agua canalizada, con pozos que brindaba el mismo terreno, a no mucha hondura.
Chabola habilitada como establecimiento de bebidas.
La labor cultural se la repartían unas cuatro escuelas, probablemente a cargo de maestros sin títulos, pero donde eran recogidos durante el día los niños y niñas, que estorbaban en sus casas. Habían de llevar a la escuela algún libro, si lo tenían, pero, sobre todo, una perra gorda, que entregaban diariamente al maestro, antes de tomar asiento en el "aula".
De los "edificios notables" del "país" (todos lo eran), podía destacarse como verdadero monumento, "La caseta der Cubano", la única construcción de dos pisos, de estos Estados.
Niños llenando cántaros y cubos de agua, ayudados por un anciano del barrio.
Chozas en la barriada de los Estados Unidos de Amate.
La población de estos Estados Unidos, a veces se alargaban tanto que, en ocasiones, las mismas manos de ciertos habitantes, tocaban las gallinas y las ropas tendidas de las casas de Ciudad Jardín, pero, es de justicia aclarar que no todos los que vivían en estos Estados relativamente Unidos, eran mala gente. Los había honrados, formales, y dignísimos trabajadores, muchos de ellos artesanos que trabajaban en las construcciones de la Exposición Iberoamericana, que no se metían con nadie, y que vivían allí, por no poderlo hacer en otra parte.
Una barbería, en cuyo frontis había una inscripción carbonífera que decía: "Barbria".
De madera, hules y chapa estaban construidas la mayoría de las chozas.
Imaginen como tenían que malvivir estos pobres de Sevilla, de la barriada de Amate, con sus míseras chozas donde la gente se hallaban en condiciones impropias de seres humanos, esto hacía que la convivencia entre vecinos de estos Estados, diera lugar a situaciones como las que leerán a continuación:
-Datos de la Delegación Municipal instalada en el "país": El número medio de broncas de vecindad, en los Estados Unidos de Amate, era de 35 diarias.
- Caso de amor incondicional (referencia oficial de la Delegación Municipal): Una vecina fue a denunciar que su "marío la pegao una palisa que la dejao atontá, por mo der vino". Un guardia de la porra se destaca anunciando a la mujer, que él va a hacer con el bestia, lo que hizo el bestia del marido con la pobre cónyuge. La mujer me coge al guardia por el barbuquejo y le da siete abrazos: "Ay, no, eso si que no, guardia de mi vía; por Dios y por lo que usté más quiera, eso si que no; pegarle no, ni enserrármelo. No me lo castiguen ustedes mucho. Aconsejarle, eso si, y desirle cuatro palabritas güenas....."Si er pobre e un santo...."
Dios sobretodo, y el cielo puro de la gran Sevilla, para todos tenía la misma cara despejada y optimista. Así ocurría, que los sevillanos, aún los más hundidos, parecían no erguirse sobre la tierra, sino como antenas dispuestas siempre a captar las ondas del buen humor, que ese bendito cielo tan azul (que todos vemos), nos envió... Los Estados Unidos... Tiene gracia, ¿verdad?.
Niños montados en un burro, a las puertas de la choza.
El viejo burro, la vieja inquilina y el viejo perro, juntan su cansancio y su miseria.
Así vivían los pobres de Sevilla.
En el interior de una choza, la prole se escamonda.
Aquí vemos a Gregorio Gómez Montero, dueño de la choza conocida como "El Castillito", destruida por un incendio, y que fue recogido por algunos vecinos de la barriada. Como puede verse, Gregorio pone a mal tiempo buena cara.
Lugar que ocupó la choza de "El Castillito", cuyas pérdidas ascendieron a 2500 pesetas.
En la choza de Manuel Rubio Punta, estaba instalado un matadero clandestino, en el que se calcula que fueron muertas más de quince reses, procedentes de robos. En la imagen vemos una ternera encontrada por la guardia civil en dicho matadero, en la barriada de Amate.
Fuentes: Archivo particular.
El Ayuntamiento de Sevilla, se propuso a finales de los años veinte (por eso había empezado a urbanizar la barriada), ir derribando chozas (por manzanas), y construyendo casas modestas habitables, mediante rentas módicas. Para Septiembre de 1929 tenían previsto empezar las obras, obras, que se fueron retrasando una y otra vez; y aunque en la década de los treinta se hicieron bastantes mejoras , no fue hasta mediados de los años cuarenta, cuando se entregaron las nuevas viviendas, y los "Estados Unidos de Amate", pasaron a la Historia, gracias a Dios.
Deliciosas fotos antiguas. Aprendí a montar a caballo, en un burro que tenía mi padre, cuando tenía 9/10 años. Recomiendo las fotos que se ofrecen aquí.
ResponderEliminar.
Saludos cordiales
.
Pensamientos poéticos y ensoñaciones
Gracias, Ricardo.
EliminarSaludos.
Bellissima città!
ResponderEliminarGracias, Olga.
EliminarAbrazos.
Tremenda narración la que nos regalas apoyada en una imágenes que causan verdadero impacto. En cierta forma me ha recordado a lo narrado en 'Las uvas de la ira' que posteriormente fue llevado al cine. Si yo fuera cineasta y leyera este artículo, te aseguro que detrás de esta barriada encontraría decenas de historias para ser llevadas al cine.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Manuel.
Gracias, Miguel, y voy a intentar ver esa peli.
EliminarUn fuerte abrazo.
Así eran las cosas hace 100 años en nuestra ciudad, lejos del centro y de la zona de la Exposición Iberoamericana, Manuel.
ResponderEliminarA mi padre le he oído hablar de Villalata alguna vez.
Impresionante testimonio gráfico el que nos ofreces hoy,amigo.
Un deleite de post para los que amamos Sevilla y a los que nos duelen sus episodios más oscuros que también forman parte de su historia.
Afortunadamente hoy Amate es un barrio totalmente diferente.
Besitos
Muchísimas gracias, Isabel.
EliminarBesos.
Unas condiciones infrahumanas para vivir y es admirable cómo supieron sobrevivir y salir adelante.Hoy en día también hay demasiadas personas que viven en malísimas condiciones totalmente indignas e injustas.A pesar de lo triste de este reportaje me ha gustado mucho.Saludos
ResponderEliminarGracias, Charo.
EliminarSaludos.
Cuando se habla de desarrollo y progreso, regularmente, no se tienen en cuentan aquellas personas que no han contado con la fortuna de manejar un capital, y viven al rompe. Lamentablemente, el capitalismo no es justo, y es voraz y acumulativo, dejando a ras de suelo a estas comunidades que se forman en las goteras de las ciudades, para vivir de las migajas, por no decir de las sobras que les deja el emprendimiento capitalista. TU crónica sobre Amate bien jalada, transida de un humor sutil ("pero pronto se sacudieron la sorpresa, y con ella varias docenas de pulgas, y comenzaron a mirar a uno y a otro lado, notándose todos juntos, y de procedencias diferentes.)"-
ResponderEliminarUn gusto leerte desde este trópico colombiano.
Carlos.
Totalmente de acuerdo con tu reflexión, amigo Carlos.
EliminarUn abrazo.
Thank you for showing me places (and their history) that I will probably not see for myself. Many thanks.
ResponderEliminarMuchas gracias, amiga.
EliminarSaludos.
Que entrada más significativa y representativa de unos hechos de vida reales y crueles. Cuando retrocedemos en la historia y más bien reciente, pues no son tantos los años que nos deparan esas imágenes de chozas, nos damos cuenta de las penurias que pasaron nuestros abuelos o tatarabuelos.
ResponderEliminarComo siempre amigo, Manuel, un gran trabajo que no deja indiferente a nadie.
Un gran abrazo y feliz resto de semana.
Gracias, amigo Juan.
EliminarUn abrazo.
Esa Sevilla fue la cara oculta de esos tiempos. Todo el que iba a Sevilla, igual que se hace ahora, va a conocer los principales monumentos de la ciudad. en la actualidad también existe algunos barrios marginales.
ResponderEliminarBesos
Gracias, Antonia.
EliminarBesos.
Estos poblados fueron construidos por aquellas personas que fueron del campo a la ciudad en busca de mejores condiciones fe vida.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias.
EliminarUn saludo, Tomás.
Te dan mucha pena las fotos por las condiciones que vivieron lo peor es que ese tipo de barrios a lo menos en mi país aun se dan. Te mando un beso y genial reportaje.
ResponderEliminarGracias, amiga.
EliminarBesos.
Que bonito reportaje Manuel. Creo que en todas las ciudades en esas épocas, en los límites de los términos municipales había chabolas donde la gente malvivía. Aquí en Madrid pasaba lo mismo. Actualmente no se si quedará algún poblado de este tipo.
ResponderEliminarLas fotografías son muy bonitas y una representación exacta. Había muchos barrios retirados del centro que aunque no eran chabolas sino casitas bajas bien construidas pero sin agua corriente en ellas, con lo cual las escenas de coger agua en las fuentes y bañar a los niños en el barreño era muy común, igual que en los pueblos.
Un abrazo Manuel.
Gracias, Elda.
EliminarUn abrazo.
Sobre estos barrios marginales, crecidos al compás de los grandes acontecimientos o del desarrollo económico, pocos hablan y en la historia no representan ni una mota de polvo, pero forman parte del pasado de las ciudades.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias.
EliminarUn saludo, Carmen.
Vaya documento el que nos regalas en esta ocasión. Desgracia y pobreza que son testimonio del pesar que se pasaba en las grandes urbes y que sufrían los menos favorecidos. Creo que hoy día, lejos de encontrar estas fotos como algo del pasado, lamentablemente se siguen viendo en muchas ciudades, incluso creo que desde hace poco tiempo, más gente está sufriendo el abandono y la decadencia y termina viviendo en lugares marginales.
ResponderEliminarComo dije al principio, un texto y una fotos que son un gran documento histórico.
Un abrazo amigo.
Gracias.
EliminarUn abrazo, Jorge.
Creo que te lo he dicho alguna vez, Manuel, pero no puedo por más que reiterarme, las fotografias que acompañan siempre a tus escritos, me maravillan. Son una joya
ResponderEliminarUn abrazo
Fina
Muchas gracias, Fina.
EliminarUn abrazo.
Mi muy querido amigo Manuel.
ResponderEliminarTu descriptiva tanto en letra como pictórica de La barriada de Amate en Sevilla, nos deja a tus lectores de un manantial de muy útiles conocimientos.
Fuerte abrazo!!
Muchas gracias, Ricardo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Que bonito es conocer por medio de tus fotos y postales antiguas, muy lindo e interesante lo que compartes. Saludos amigo Manuel.
ResponderEliminarGracias.
EliminarUn saludo, Sandra.
A sad history of the poor people in Sevilla. There are rich and poor people in societies even today.
ResponderEliminarGracias, amiga Riitta.
EliminarAbrazos.
Parecido era en casi todas las ciudades por esa época y está bien que se recuerde. Así conocemos la forma de vida que hacían. Dices que vienes a Béjar te dejo mi correo.
ResponderEliminarBuen fin de semana Manuel.
Un abrazo.
Gracias.
EliminarUn abrazo, Laura.
Que interesante Manuel. Siempre nos traes muy buenos reportajes. Me encantó saber esas historias de Sevilla. Abrazos.
ResponderEliminarGracias.
EliminarUn abrazo, Teresa.
Como siempre un excelente relato y este en particular me encantó.
ResponderEliminarQué hay ahora en esos lugares de los Estados Unidos de Amato?
Paz
Isaac
Gracias.
EliminarUn abrazo, Isaac.
Qué gran historia real!!. Excelente documento el que nos dejas.
ResponderEliminarY, como siempre, unas imágenes tan buenísimas.
Te mando un fuerte abrazo.
Gracias, Amalia.
EliminarOtro fuerte abrazo para ti.
Interesante episodio que nos muestra lo que ha significado el siglo XX para buena parte del país.
ResponderEliminarY como es seguro que ninguna editorial editó un buen libro sobre estos recuerdos de una gente que tenía todo el derecho a contar con historia gráfica propia, tu colección de imágenes es de veras valiosa. Un trabajo de primera, Manuel.
Gracias, Ana.
EliminarUn fuerte abrazo.
Lindo, Manuel!
ResponderEliminarUm beijinho!
Megy Maia 🌼🌻🌼
Linda sua Megy.
EliminarMais um beijinho para você. jeje.
Muy interesante como siempre amigo Manuel, estos post menos conocidos también merece la pena y forman parte de Sevilla, la transformación ha sido extraordinaria lo merecía, pero son parte del pasado, de la historia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muchas gracias.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo.
Lo he leído dos veces porque una descripción de los barrios de chabolas sevillanos era para mi completamente inédita. Lo de los Estados Unidos de Amate tiene esa gracia con la que los andaluces suelen dulcificar las cosas amargas.
ResponderEliminarMe ha encantado. Un abrazo
Muchas gracias, Ambar.
EliminarUn abrazo.
Solo diré una palabra: Admirable
ResponderEliminarEres un "currante" de lujo. Presentación, texto e imágenes, magnífico.
Saludos.
Muy amable, Enrique, y muchas gracias.
EliminarUn saludo.
Que post grand y completo, Manuel!
ResponderEliminarLas personas eram pobres, pero no século XX las cosas cambiaram. Ainda bem!
Los postais mostram lo que se passava nesse tiempo.
Besos y aparece en mi blog. Gracias!
Gracias, Céu, y no te preocupes que en cuanto pueda, paso a visitarte.
EliminarBesos.
Quanta miseria e povertà in quelle baracche !!! Fortunatamente oggi non ci sono più! Anche le foto sono impressionanti !! Cari saluti.
ResponderEliminargracias, Mirtillo.
EliminarSaludos.
Al ver la chabola me ha recordado a las barracas de Valencia.
ResponderEliminarBuen finde y un abrazo.
Gracias.
EliminarUn abrazo, Lobezna.
¡Magnífico reportaje como siempre Manuel!
ResponderEliminarDurante mis años en Sevilla recuerdo haber escuchado hablar de la Barriada de Amate, pero nunca llegué a ir por allí.
¡Cuanta miseria!
Me he reído con las anécdotas que cuentas. Y ese gracejo andaluz, para sacar de situaciones así el buen humor.
Hace unas semanas al pasar por Sevilla, hacía Cádiz, por el Puente del V Centenario, recordé como le habían bautizado con el nombre de "Paquito" por su parecido con el conocido Golden Gate de San Francisco.
El sur y sus gentes me fascinan.
Gracias por tanto.
Un abrazo.
Gracias, estimada amiga Maripaz.
EliminarUn fuerte abrazo.
jajajaj madre mía. todavía tengo la risa tonta con lo de los datos de la Delegación Municipal instalada en el "país". Encima me había imaginado que el barbuquejo era otra cosa jajajaja (no tenía que haber consultado la RAE) :-D
ResponderEliminarY qué me dices del apoyo del señor que le están afeitando? Eso es diseño y lo demás tontería :)
En fin. Muy duro aquellos comienzos desde cero. Y cómo aquellas personas salían adelante. Muy interesante, Manuel. Gracias!
Un fuerte abrazo :)
Gracias, Gumer, por tan simpático comentario.
EliminarUn fuerte abrazo.
Uma interessante e bela lição de historia e cultura. A combinação do texto com as fotos está fantástica. Adoro admirar fotografias antigas.
ResponderEliminarUm grande abraço
Gracias.
EliminarUn fuerte abrazo, María.
Interesting neighbourhood. I have never seen such a barber shop and the way they cut the hair.
ResponderEliminarGracias, amiga Nancy.
EliminarSaluidos.
Siempre aprendo algo cuando vengo a visitarte, buena historia y buenas fotos. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Bienaventurada.
EliminarUn abrazo.
A pesar de que han pasado muchos años, no se en Sevilla, pero todavía en Madrid hay chabolas, y es que siguen llegando gentes de todas partes y al no encontrar casa que puedan pagar pues se hacen una.
ResponderEliminarMe ha encantado leer tu articulo y he pensado mucho en los que no tienen casa, ya sabes que todavía hay gentes que se hacen llamar "sin techo" y viven en la calle.
Un abrazo amigo
Gracias, amiga.
EliminarUn abrazo.
Admirable entrada. Feliz domingo Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, José Ramón.
EliminarSaludos.
Muito interessante este artigo.
ResponderEliminarUm abraço e boa semana.
Andarilhar
Dedais de Francisco e Idalisa
O prazer dos livros
Gracias, Francisco.
EliminarUn abrazo.
Vaya Manuel! Siempre tus crónicas son excelentes pero con esta si que ¡te has pasado amigo!
ResponderEliminarMás allá de lo que relatas y de las imágenes, lo digo por el tono que le has dado y los detalles.
He sonreído durante toda la lectura, a pesar de que el contenido no es divertido, pero tu manera de contarlo le pone un toque diferente y tal vez esas gentes de aquellos años también hayan puesto humor a sus días a pesar de las malas condiciones de vida.
¡Mira que ponerle "Estados Unidos de..."! Luego el caso de "amor incondicional" jaja
En fin Manuel, que es un placer siempre venir a saludarte. (Ya se fue mi familia y voy regresando al mundo blogger poquito a poco)
Va mi abrazo
Muchas gracias, amiga Lucía.
EliminarUn abrazo.
Real y triste...las dos caras de una misma moneda.
ResponderEliminarMe parece increíble siempre la fortaleza del ser humano y la manera de sobrevivir y superarse en las peores condiciones.
Conocer esa parte de la historia que nos toca tan de cerca es muy interesante.
BESOS
Gracias, María José.
EliminarUn beso.
¡Huy, casi me lo pierdo!
ResponderEliminarBueno, yo no conocí esa barriada tal como la vemos en fotografías, pero no era raro ver chozas, casas de vecinos con carencias sustanciales de higiene... forman parte de nuestra historia, que quedaron muy atrás en el tiempo, afortunadamente.
Cuando una menda dice que eres una enciclopedia, no exagero ni mijita.
Magnifico trabajo.
Un beso.
Gracias, amiga.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, amigo Giannis.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias.
ResponderEliminarUn beso, Mari Carmen.