Manuel Delgado Brackenbury. Sevillanos ilustres (IV)

Escultor sevillano, don Manuel Delgado Brackenbury. 

Sevilla tuvo siempre una actitud de diosa pronta a elevarse en el cielo azul o a deslizarse sobre las aguas mediterráneas; y no obstante conservaba también el carácter de las mocitas vestidas de percales claros y aromadas de jazmines que pasan por las coplas y las calles soleadas, o el empaque sensualmente matronil de las mujeres con madurez rubia de naranjo, o morena de granado.

Sus artistas -pintores, escultores, ceramistas-, gustaron en toda época de no salir de ella, de no alejarse de su femínea influencia, del gozo malicioso de contemplarla y gozarla plásticamente.

Boceto de Hernán Cortés, para la Exposición Iberoamericana. Donación del Casino Militar de Sevilla.

Uno de estos hombres gustosamente sometido al hechizo de la "ciudad de la gracia", como la nombró el malogrado Izquierdo, era Manuel Delgado Brackenbury, nacido en 1882 en las Cabezas de San Juan (Sevilla). Se formó en Madrid y Barcelona con Benlliure, Limoná, Querol y Coullaut Valera; él, era uno de esos artistas que no concurría a las Exposiciones Nacionales, ni buscaba la fácil nombradía de quien frecuentaba ciertos ambientes cortesanos.
Pero en Sevilla, su nombre y su arte son bien conocidos, ya que nunca sintió la codicia de buscar gloria y riqueza fuera de su ciudad. En las Exposiciones de Primavera no faltaban nunca esculturas de Delgado Barckenbury; y en los concursos, su nombre obtenía frecuentes galardones, así como en los sitios más definidores de la nueva urbe, creaciones suyas reiteran el simpático prestigio.

"Victorias aladas", en la Plaza de América de Sevilla.

Así, como ejemplos, las Victorias Aladas de la Plaza de América; las figuras simbólicas de que en las hornacinas del Palacio de Bellas Artes, muestran su empaque clasista; como también en la Fuente de los Leones y los grupos monumentales del Parque de María Luisa.
Las Victorias, que según el proyecto de Anibal Gonzalez servirían para definir los lados mayores de la rectangular plaza de América, con un número total  de dieciséis columnas y sus correspondientes Victorias aladas, cuyos pies apenan pisan el plinto sobre el capitel en que florece el altísimo y esbelto fuste de cada columna, y sus alas agitan el aíre azulino y perfumado. Estas figuras tan distintas unas de otras, fueron esculpidas por los artistas Manuel Delgado Brackenbury (cinco de ellas), Lorenzo Coullaut Varela (seis) y Pedro Carbonell (otras cinco), y todas  esencialmente brotaron con una sonriente alegría de nacer bellas, rítmicas y armónicas. Una rica diversidad de actitudes, una varia y feliz suerte de hallazgos formales, distinguen a esas figuras de semidiosas, tan carnalmente mujeres y tan idealmente divinas. 
Incluso fuera de Sevilla Brackenbury tiene otras en Toledo; y en Madrid realizó el monumento a las víctimas de Aviación y el dedicado al capitán Bermejo, así como en África el Arco Triunfal de la Legión, motivo para señalar con obras viriles su doble condición de militar y de artista.

Estudio para la estatua de Millán Astray.

Grupos escultóricos del Parque de María Luisa.

En la parte Este del Parque de María Luisa, se halla la Glorieta de Covadonga, donde en 1919 se ubicaron cuatro grupos escultóricos que con motivo de la Exposición Iberoamericana se iban a colocar en un principio, en el Palacio de Bellas Artes, para lo que en 1912 se convocó un Concurso del que fueron ganadores los escultores Manuel Delgado Brackenbury y Lorenzo Coullaut Varela, al que también se presentaron escultores tan reconocidos como Antonio Castllo Lastrucci, Pedro Muguruza o Salvador Ferrer, entre otros. Manuel Delgado Brackenbury, que es quien nos ocupa hoy, ganó con dos grupos escultóricos, titulados "La Ciencia" y "El Trabajo", y Lorenzo Coullaut, con otros dos titulados "El Arte" y "El Genio", que en una próxima entrada que tengo prevista, dedicada a esta glorieta, se los mostraré.

"La Ciencia"

Y así, realmente, está logrado el propósito con tal señoril discreción, con tan elocuente firmeza constructiva, disimulada por la delicadeza externa de modelado, que se diría presidió a la concepción general y al sucesivo desarrollo de los motivos, ese símbolo de belleza enérgica, de serenidad consciente en sí misma, expresada con singular fortuna en el mancebo que centra el grupo escultórico del "Trabajo", moderna reminiscencia del apolíneo dios inspirador de los antiguos.

"El Trabajo"

No lejos de esas Victorias aladas que ya hemos visto, otras estatuas femeninas recogen -con esa curiosa mezcla de paganía cristiana o de cristiano paganismo, que es la característica del alma andaluza-, para su belleza estática, alegoría de las artes.

También en el año 1913, hubo otro concurso para adjudicar la realización de las esculturas que irían en hornacinas, sobre la fachada del Museo Arqueológico. Y de nuevo ganaron los artistas Manuel Delgado Brackenbury y Lorenzo Coullaut Varela, y que como en el anterior concurso se repartieron los premios, en esta ocasión, de la siguiente forma: Brackenbury, la Historia, la Escultura, la Arquitectura, y la Cerámica; y Coullaut, la Pintura, la Arqueología, la Literatura y la Música.

"Literatura"

"Arquitectura"

"Historia"

"Música"

"Pintura"

En cuanto a los grupos del Parque de María Luisa, de ese jardín, en el que una noche de primavera, o una tarde de otoño, o un amanecer de estío, bastan para colmar de encanto nostálgico una vida, no se le ocultó al artista la responsable necesidad de entonar su obra con la naturaleza, de que ambas fuesen mutuas aliadas y no eternas enemigas, como suele padecerse en este género de colaboraciones.

Conjunto de la Fuente de los Leones, en el Parque de María Luisa, de Sevilla. Obra también de este ilustre escultor.

Y aquí doy por finalizada esta entrada, no sin antes comentaros, de que próximamente publicaré otras entradas de monumentos emblemáticos de nuestra ciudad, obras también, de D. Manuel Delgado Brackenbury.

El estudio-taller de Brackenbury, en Sevilla.

 Como les he dicho anteriormente, en Sevilla todos lo conocían y todos le querían, porque Manuel Delgado fue siempre un hombre modesto, correcto y bondadoso que supo captarse generales simpatías de cuantos tuvieron el gusto de tratarle.

Montó su estudio-taller con su íntimo amigo y joven pintor de brillante porvenir, Santiago Martinez. Tan pronto empezaron a llegar encargos de la futura Exposición Iberoamericana, se unió a ellos, el también famoso escultor, Coullaut Valera, por lo que este taller gozó de mucho prestigio en nuestra ciudad, y sus artistas recibieron los mayores elogios de algunos maestros del arte, como Sorolla, Bilbao y Parladé, y antes que todos lo hizo el nunca bastante llorado, D. José García Ramos.

Virgen tallada en madera.

En estas interesantes fotografías de 1914, han podido ver el taller de escultura del Sr. Delgado Brackenbury, repleto de estatuas para la futura Exposición Iberoamericana de 1929: Los leones para la fuente del mismo nombre, en el parque de María Luisa; a la izquierda las esculturas que lucen en hornacinas, sobre la fachada del Museo Arqueológico, en la Plaza de América, y una Virgen tallada en madera regalada a los señores Conde de Aguiar.

Fuentes: Bibliografía y archivo particular.

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