Lorenzo Coullaut Valera. Sevillanos ilustres VII.

Escultor, Lorenzo Coullaut Valera.

Lorenzo Coullaut, nace en Marchena (Sevilla), en Abril de 1876, y fallece en Madrid el 21 de Agosto de 1932. Su padre, Louis Alfred Coullaut, era un ingeniero francés venido a España para trabajar en las obras de canalización del Guadalquivir y en el ferrocarril de Sevilla a Cádiz. En Marchena, donde construía el "puente de Mamedra", contrae matrimonio con Teresa Valera y Díez de la Cortina, prima del novelista Juan Valera.

Lorenzo, marchó a Nantes (Francia), para estudiar ingeniería como su padre, pero a su vuelta a Sevilla descubre que sus verdaderas vocaciones artísticas son el dibujo y el modelado, por lo que para esta última comienza a estudiar al lado del artista sevillano Antonio Susillo.

Dicho escultor, tuvo una intensa actividad durante la época de la Restauración;  participó en varias exposiciones nacionales, como la Exposición de Madrid de 1897, donde obtuvo un mención honorífica; en los Certámenes de 1901 y de 1903, donde se le otorgaron terceras medallas, y más tarde obtuvo la segunda, entre otros muchos premios nacionales e internacionales; además, fue galardonado con el premio Nacional de Bellas Artes de San Fernando; estas recompensas hicieron destacar su personalidad artística, valiéndole numerosos encargos, hasta el punto, que hay catalogadas de él doscientas veintisiete obras distribuidas por Andalucía, España, Italia, Marruecos y América.

Entre sus obras caben destacar en Sevilla, el monumento a Bécquer, a la Inmaculada en la Plaza del Triunfo, cuatro alegorías del Museo Arqueológico, los monumentos  a "Las Artes" y a "El Genio", del Parque de María Luisa, y el monumento a Colón de los Jardines de Murillo, que son los que les muestro a continuación.

Monumento a Gustavo Adolfo Bécquer, en Sevilla.

Monumento a la Inmaculada Concepción, en Sevilla.

"Literatura", en el Museo Arqueológico, de Sevilla.

"Música", en el Museo Arqueológico, de Sevilla.

"Pintura", en el Museo Arqueológico, de Sevilla.

"El Genio", en el Parque de María Luisa, de Sevilla.

"El Arte", en el Parque de María Luisa, de Sevilla.

Monumento a Colón, en los Jardines de Murillo.

El monumento que tiene 23 m. de altura, es obra del arquitecto don Juan Talavera y Heredia, y la escultura y los relieves debidos al cincel de Lorenzo Coullaut Valera.

(A continuación tres detalles del mismo)

Su obra artística, suscitaba mucha controversia en el mundillo del Arte, de Madrid,  cosa extraña, ya que en otros lugares tanto nacionales como de fuera del país, Lorenzo Coullaut por el estilo de figuración realista de sus obras, era un escultor muy reconocido y valorado. Por esto mismo, por lo que sucedía en la capital del reino, he creído oportuno transcribirles un artículo escrito por Víctor Espinós, en un periódico de finales de los años veinte, y que dice así:

"La crítica corriente y moliente, y también aquella otra inculta que solo para seguir a la primera es consciente, regatean, con cicatería malhumorada, los méritos de Coullaut Valera, y el que más le concede, le atribuye la calidad de hombre laboriosos; pero, apresurándose a decir que su trabajo fue siempre buscador del triunfo fácil y de aplauso de la plebe. En otros sectores de la crítica, más enterados y aparentemente documentados, se le niega, pura y simplemente, la condición de artista, y así se acaba antes.

¿Por que esta actitud?, ya que es inútil que se aduzcan cánones de estética, ni normas propiamente técnicas de la disciplina artística en que Lorenzo Coullaut Valera supo vencer con el voto en contra de cierta crítica. Es inútil, porque la verdad, muy transparente, es que Lorenzo Coullaut Valera tenía un ambiente no ya desfavorable, sino hostil, en tales medios de la intriguilla y la murmuración artística, que fueron siempre desdeñados por Coullaut Valera, artista aseñoreado, como aquel otro Valera, su pariente ilustre, también reído por los ratoncillos de "peña" y cenáculo.

Lo que le estorbaba de Coullaut Valera era, digamoslo de una vez, el sentido racial y fundamentalmente español de su arte; su paso firme por la senda aprendida, dejando a los demás las cabriolas por los vericuetos de la modernería, que a más de uno sirvieron, precozmente, para lograr nubes espesas de incienso sin olor...

Estatua de Menéndez Pelayo, original del notable escultor Coullaut Valera, que figura en la Bilioteca Nacional.

¿Que es eso de tratar de reproducir una España serena, apacible, sin intenciones agresivas y deprimentes en el retrato, con un propósito evocador y exaltador? ¿Que es eso de estudiar pacientemente una anatomía difícil  una alegoría de hondo sentir y de profundo representar, de modo que un brazo pareciera un brazo, un rostro un rostro, y un gallo, en fin, un gallo, sin necesidad de advertencia a lo Orbaneja?.

Sobre todo, ¿que es eso de hacer, a estas alturas, tallas religiosas, policromadas, tratando de perpetuar un arte castizo, único en el mundo, como el de Berruguete, Mena o Montañés acá, no hubiera acontecido nada?.

Pero, ¿es que en el campo sin fronteras, sin cercas, del arte, no van a poder moverse y actuar los adscritos, por vocación íntima, a un sentido "constitucional" de la representación artística? de modo que, una de dos, sin apelación, o artista revolucionario (para que luego resulte que la revolución procede de las Cuevas de Altamira) o no hay artista.

Pues bien: eso no puede ser. Ni, felizmente, será, porque la consabida minoría de gusto hondo, podrá, en todo caso, tener en su mano la gloria efímera del papel impreso; pero la otra, lo diremos en pagano, la discierne Apolo, y Apolo no toma el aperitivo en la Granja del Henar."

Maqueta del Monumento a Cervantes en Madrid, ganadora del concurso internacional, y presentado por el arquitecto Rafael Martínez Zapatero y el escultor Lorenzo Coullaut Valera.

El escultor Sr. Coullaut Valera, también fue ganador del concurso convocado por el ayuntamiento de Madrid, dedicado a los chispero madrileños, e inaugurado en 1913.

Cristo Yacente.

Cara del Cristo.

En un ángulo del sepulcro, cerca de la cabeza del Señor, este Ángel, llora.

Esta escultura policromada del Cristo Yacente, declarado por las mejores plumas de la época como la cima de imaginería contemporánea, fue tallado para la iglesia de San Francisco, de Santander. Procesionó por primera vez el viernes Santo de 1914, hasta que en 1920 un incendio fortuito declarado en dicha iglesia, acabó con él y con otras veneradas imágenes que se encontraban en la capilla de los Pasos.

En 1921, se le volvió a encomendar a Coullaut Valera la ejecución de un "Cristo Yacente", idéntico al anterior en todo, excepto en el angelito lloroso que hemos visto anteriormente. La nueva imagen salió en la Semana Santa de 1924.

Fuentes: Bibliografía y archivo particular.

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