El oficio de "costalero", en Sevilla.
Mucho se ha hablado de la Semana Santa sevillana. Pocas características de ella escapan al conocimiento, más o menos superficial, de las gentes; pero, la Semana Santa tiene un subsuelo, una "subsemanasanta", que está debajo de los "pasos" cargados de oro y flores. De este último extracto de la Semana Santa le han hablado muy poco los comentarios informativos al público. Muy poco o nada.
Por eso, el intento de ponerles ruedas de goma a los pasos, para que las imágenes vayan sobre ballestas, en vez de ir a hombros de los costaleros, puede parecerles a ustedes un asunto baladí.
Lo que es, el no conocer las cosas...
En este caso de la rueda suprimiendo al costalero, no es igual.
El que carga con los pasos es algo más que un hombre de carga, algo más interesante y curioso, porque los costaleros suelen ser de todo: albañiles, cargadores del muelle, herreros.....Cada cual tiene su oficio conocido, el que se les ve. Debajo de él, tienen el otro oficio de costalero de la Semana Santa, que no es, que no puede ser, ni mucho menos, un oficio improvisado.
El oficio de costalero se puede decir que pasa de padres a hijos; hay que sentir por él vocación; hay que reunir una serie de aptitudes y otra de conocimientos, difícilmente aprovechados si no han sido aprendidos a lo largo del tiempo, y de una historia de afición y de emociones.
Como, además, el trabajo material de los costaleros es bien duro y pesado, sería injusto exigirles que lo realizaran desinteresadamente, así, que tenían sus jornales y su organización. Hoy en día, los costaleros que portan los "pasos" sevillanos, suelen ser Hermanos de la cofradía, y lo hacen por afición, pero sobre todo por devoción, porque si no, no tendría sentido lo primero.
Este es el aparato que se quería poner a los pasos de la Semana Santa sevillana. Fue probado con una imagen de San Lorenzo, a finales de los años veinte, y parece ser, sin embargo, que el nuevo invento no gustó a nadie, así que los pasos siguieron con sus tradicionales costaleros.
El capataz es, como los costaleros, un albañil, un cargador de muelles...Con él se entienden los mayordomos de las Cofradías para el ajuste de costaleros. Al capataz se le da la cantidad que pide, y él recluta los costaleros y les paga. El jornal medio de un costalero era de diez a doce pesetas, en los años treinta.
Pero esta intervención "financiera" no tenía importancia, lo dos grandes méritos del capataz era: "llevar" el paso y saber "llevar" la gente a sus órdenes. Un capataz de costalero era a ratos caudillo, a ratos patrono, pero, en ocasiones ruega, suplica, como un padre a sus hijos. En suma: él tiene a sus órdenes una nutrida tropa de hombres rudos y fuertes, a los que ha de saber manejar.
Un mismo capataz "sacaba" varias procesiones en el mismo día, y el escogía, para guiar personalmente, el paso de su predilección en la cofradía más a su gusto; y en los demás pasos dejaba "ayudantes", especie de capataces secundarios de su confianza. Pero no descansaba, tan pronto echaba a correr para la otra cofradía, o para el otro paso a dar instrucciones, y a enterarse de como iba la cosa, o como aprovechar una parada para cambiar impresiones con el capiller".
El paso "enhebrándose" por la ojiva del templo, milagro de acierto y habilidad realizado por los "costaleros".
Y aún todo esto no es nada si se compara con la atención que hace falta para que esa pesada mole de luces, de flores y de oro que es el "paso", camine a ciegas por los sitios más difíciles, sin una rozadura en el callejón estrecho, sin un enganchón de la corona de la imagen en el hierro saliente de un balcón o de una farola, sin una "levantada" demasiado brusca, o una "agachada" acompañada de choques peligrosos.
El gran "paso", ciego, imponente avanza a tientas, con los ojos del capataz por medio de su voz...
- ¡A tierra costero derecho!
- ¡Esa izquierda atrás!
El paso avanza a tientas, pero seguro; y es una montaña inteligente, que se agacha, que se ladea, que se "enhebra" por la ojiva de un portón de iglesia sin llevarse en la manga sagrada o en el cristal de un candelabro, ni una pizca de yeso.
En ocasiones la multitud calla, parece que se angustia, y es que admira y quiere facilitar la labor del capataz, dejándole libre el silencio para que él eche sus voces de mando, más a gusto.
El distintivo del "costalero" es un saco que le defiende la cabeza y las espaldas.
Antonio Páez Peña "el Longui", el costalero-guía más famoso de Sevilla, en los años veinte. El transmitía la voz del capataz a las "trabajaderas".
Sin esta vida "subterránea" de las procesiones, sin estos hombres toscos que van debajo de los pasos, los pasos no parecerían como parecen, una cosa animada de una gracia especial.
Supongamos que todos los pasos de la Semana Santa sevillana, todos los que existen, están colocados en interminables filas. Por arriba, al exterior, son un seto de adornos devotos de deslumbrante riqueza. Por abajo forman como una galería; si levantamos la cortinilla del primer paso (la entrada a esta galería, a este subsuelo) y vamos recorriendo la larga calle oscura, por donde no podemos caminar sino encorvado, y sin ninguna riqueza exterior, pero, hay también anhelos de cofrades, devociones incondicionales, recuerdos tiernos a los que van unidas esta o la otra imagen.
Porque los costaleros toman parte de la "Semana Santa de arriba", con igual pasión que los nazarenos. Ellos, entre si, participan de la Semana Santa, desde abajo, a su modo, donde el sudor se come a los hombres. Estamos debajo de todos; llevamos muchas horas con las espaldas en las "trabajaeras" (los travesaños en que apoyamos el cuello para llevar el paso), y en este ratito de parada nos permitimos un momento de enfado.
Aprovechando una "parada", tres costaleros posan para el fotógrafo.
José Marroquí "el Pena", capataz de las Hermandad de San Antonio Abad, luciendo su traje de gala, en los años 20/30. Los costaleros de esta cofradía vestían pantalón y alpargatas negras y calcetín morado.
La voz del capataz ha sonado fuera, cerca de la mirilla:
-¿Estáis puestos?...¡ponerse!
Ha sonado el martillo que nos anuncia la necesidad de incorporarnos y preparar los fuertes hombros.
-¡ponerse...!
Pero el capataz ha adivinado que andamos reacio, que estamos disgustado. Como buen capataz, su voz, al volver a mandarnos, se ha vuelto lacrimosa y paternal:
- Hijos míos, escuchá a vuestro capataz, ¿sabéis lo que vais ganando?...Po...una peseta más y dos cuartiyo negro...
"Haciendo la ropa". Un costalero pisa el saco y otro lo arrolla de manera tan diestra y complicada, que sería más fácil deshacer el rollo almohadillado y el cubrecabezas estando cosido, que como ellos lo dejan.
El paso de la Macarena por la alegría que se nota "arriba", a los lados, abajo...El capataz al que casi se le siente el aliento que mete por la mirilla del paso, se empieza a poner furioso "cai mucho c´andá",¡ponerse he dicho!...
-"Nos hemos puesto...¡Aupa!..." "Pararse ahí"... Pero no, no nos paramos. Somos autónomos, somos costaleros, no simple mecanismo de locomoción, y queremos ahora "bailar el paso". ¡Oh!, esto es una efusión nuestra, única de los costaleros, y el paso de la Virgen lo vamos a "bailar", todos estamos de acuerdo y es inútil que el capataz insista.
-¡Pararse ahí!... ¡a tierra tós por igual!...
-No, no a "bailar el paso. Y entre los vivas de la multitud macarenera, el paso de la Virgen "baila", delante de la puerta de la iglesia.
-¡Ah, señor, es nuestro trabajo!, nuestro trabajo de artista, y en este momento nos olvidamos del jornal; lo haríamos dando dinero encima, porque somos los costaleros que mejor "bailamos" el paso delante de su iglesia.
...Y a lo lejos el paso se mece en una piruetita de gozo sandunguero y fino, en ritmo acelerado y suave, como algo completamente vivo, imponente y gracioso.
Los costaleros ven como afuera los señores están llorando mientras "baila" el paso, y que desde el mismo cielo la Virgen, su Virgen, se lo agradece y los ampara, porque sabe que ellos son sencillos, pobres y desgraciados... pero amantes de su cofradía.
El capataz "igualando"; tarea difícil en que la experiencia del capataz aúna, en una fila lo más igual posible, aptitudes físicas y de ánimo para disponer las filas, según su calidad, debajo del paso.
Fuentes: Bibliografía y archivo particular.
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Bellas y nostálgicas imágenes, siempre es un placer visitar Sevilla, bella tierra.
ResponderEliminarFeliz día. Un abraso Manuel
Muchas gracias, Carmen.
EliminarUn abrazo.
Thank you. This is new to me - and totally fascinating.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarUn abrazo, amiga.
Que reportaje más emotivo, una gozada.
ResponderEliminarAbrazos y ¡Feliz pascua!
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo, Alfred.
Hola, Manuel!
ResponderEliminarTanto que yo aprendo con tus posts!
El oficio de costalero es nobre. Fazem su "trabajo" por devoção e con mucha dedicação.
Las imagens son antigas y preciosas.
Gracias por compartilhar.
Besos y buena Pascua.
Gracias, Cielo.
EliminarUn beso.
Hola Manuel, es un colectivo de interés, no se les ve, pero se les "notan". Al igual que al capataz, no lo aprende en la escuela, sino en la familia como primer pilar, seguido del barrio de generación a generación...Las curiosidades históricas me gustan tanto como a ti. Recuerdo cuando era jovencita, al entrar para calle Sierpes Las Hermandades de la Soledad de San Buena Ventura y Montensión, de la Confitería La Campana, convidaban a los costaleros a torrijas, pero a mediados de los 70 dejaron de hacerlo, no por tacañería, sino porque se ensuciaban los faldones mucho...
ResponderEliminarImpecable y meritorio trabajo, mi enhorabuena, tu sevillania te rezuma por los cuatros costados.
Abrazos.
Buena Semana Santa, con torrijas, eso no nos lo quita nadie.
Gracias.
EliminarUn abrazo, Mari Cramen.
Lo has descrito de tal manera que he vivido esa experiencia de ser costalero.Una gran asignatura que tengo pendiente es vivir la Semana Santa sevillana.Saludos
ResponderEliminarGracias, Charo, y anímate para el próximo año.
EliminarUn saludo.
Muy emocionante para mí Manuel, me ha encantado saber un poquito más de la Semana Santa sevillana. Muchos abrazos querido amigo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Teresa, e igualmente te envío.
EliminarAy, Manuel que bonito lo has contado...
ResponderEliminarNo se entendería la belleza de los pasos por las calles, sin el trabajo escondido de los costaleros.
Todo un arte, que el capataz, con su voz va realizando de manera magistral.
He vivido, pegadita al paso, ese latir de sus corazones al unísono.
Para entenderlo, hay que vivirlo a pie de calle.
En mis largos años en Sevilla he vivido intensamente cada Semana Santa hasta convertirme en "capillita" jejeje.
¡Cuantos recuerdos has traído a mi mente!
¡Gracias!
Gracias, Maripaz, y me alegro mucho de que te haya traído bonitos recuerdos.
EliminarUn fuerte abrazo.
Manuel, nunca hubiese imaginado el trabajo de los costaleros, has narrado su historia que me ha parecido estar debajo de cualquier paso, la devoción y la fe, tienen que ser intensas, porque por lo que cuentas, se nota que es todo un orgullo y una bendición. Historia aparte, lo narras tan maravillosamente bien, que se vive lo que escribes.
ResponderEliminarTe deseo una feliz Semana Santa, muy feliz junto a aquellos que tú amas. Cuídate mucho, un gran abrazo con la fe que en este Jueves Santo se agiganta.
Muchas gracias.
EliminarUn fuerte abrazo, Ángeles.
Una entrada muy especial, así he conocido un poco más de la historia de la Semana Santa sevillana.
ResponderEliminarMuy importante el trabajo y la devoción de los costaleros.
Gracias Manuel por esta crónica tan interesante, a vivir la Semana Santa a tope.
Saludos.
Gracias, Carmen.
EliminarUn saludo.
Tienen ser bastante fuertes. El otro día veía en tv, como tenían que sacar el paso de rodillas hasta pasar la puerta de entrada.
ResponderEliminarYa llevamos dos años, que no salen nuestras imágenes a la calle. Este aó, nos tenemos qu contentar con visitarlo en sus templos.
Besos
Gracias, Antonia.
EliminarUn beso.
Qué interesante y ameno me ha resultado leerte.
ResponderEliminarDesconocía muchos aspectos del trabajo sacrificado y escondido de los costaleros.
Y qué maravilla y disfrute ver el paso con ese ritmo y cadencia que ellos hacen posible...y no te digo nada si le hacen bailar:)))
Preciosa entrada, a la altura de tu latir por Sevilla.
Un abrazo fuerte Manuel.
Gracias.
EliminarUn fuerte abrazo, Ángela.
Sin los costaleros o los porteadores método mas usado en esta zona no sería lo mismo ya que le dan una impronta diferente que su traslado sobre ruedas.
ResponderEliminarEsperemos que el próximo año se puedan ver los pasos en la calle para ser disfrutados por creyentes y a los que les aprecian como obras de arte mostrados de forma diferentes a los museos o templos.
Saludos.
gracias, Tomás.
EliminarSaludos.
Muy interesante Manuel!!! Siempre pienso en la devoción y fe que hay que tener... Esas pobres espaldas de los costaleros deben sufrir mucho... Cuídate y que pases unos felices días...
ResponderEliminarGracias, Ana.
EliminarUn abrazo.
Inigualables escenas y tradiciones que solo existen en este país nuestro, muy especialmente en Andalucía.
ResponderEliminarMe ocurrió una anécdota,¡sabes! Hace 3 años visitando Écija donde nací, en su plaza mayor, en uno de sus mesones que ahora no recuerdo, al observar en su interior una fotografia de los 7 niños, y recitarles el poema de Villalón, (Diligencia de Carmona... la que por la vega pasas...), me regalaron un poster de la ciudad de las altas torres.
Los poemas , los compuse a raiz de aquella visita inolvidable.
Bueno Manuel, ando un poco alejado de los blogs aunque estoy bien, gracias por visitarme y saludarme, un abrazo, amigo.
Muchas gracias, amigo Juan.
EliminarUn abrazo.
Precioso post, Manuel.
ResponderEliminarUn trabajo duro bajo los pasos que ha tenido su continuidad en los hermanos costaleros.
Espero que hayas tenido una feliz semana Santa.
Besitos
Gracias, Isabel.
EliminarUn beso.
Manuel, aqui aprendo sempre!
ResponderEliminarDesejo-lhe uma Feliz e Santa Páscoa.
Beijo, muita saúde.
Muchas gracias.
EliminarUn beso, Teresa.
Muy interesante Manuel, de niño he vivido muy cerca de una cofradía en mi ciudad, mi vecino era el hermano mayor y me iba con el, conocí esos tronos de ruedas, luego el paso a costaleros, el cambio poco a poco de los tronos, es algo que queda ahí, guardado.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartirlo.
Un fuerte abrtazo.
Gracias a ti, José Antonio.
EliminarUn fuerte abrazo.
Genial, Manuel. Me encanta el sentimiento que has puesto para describir y documentar la devoción de los costaleros en un trabajo no siempre reconocido. Estoy muy de acuerdo en que la gracia de este oficio no puede ser jamás sustituido por tracción motora. Esperemos ya con verdadera esperanza que la Semana Santa del próximo año pueda ser vivida sin mascarillas con todo lo que ello conllevaría.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y buen final de semana.
Gracias, Miguel.
EliminarUn fuerte abrazo.
Mi estimado Manuel
ResponderEliminarEsta Santa semana se viste de gala con tu hermosa crónica sobre su celebración en Sevilla.
Fuerte abrazo, querido amigo
Gracias.
EliminarUn fuerte abrazo, Ricardo.
Que interesante y lindo lo que compartes de tan bello lugar, visitarte es conocer y ver por medio de la imaginación. Saludos amigo Manuel.
ResponderEliminarGracias, Sandra.
EliminarUn saludo.
Great article, very historical. I followed your blog now. Thx
ResponderEliminarGracias.
EliminarUn saludo.
Devoción de la buena amigo. Ánimo a los costaleros insustituibles en la gran labor desempeñan. Triste que ya es la segunda que no podemos disfrutar. Esperemos que la próxima sea como siempre la hemos vivido.
ResponderEliminarBuen Sabado Santo Manuel. Cuídate.
Un abrazo.
Gracias, y esperemos que sea el último.
EliminarUn abrazo, Laura.
Una maravillosa devoción.
ResponderEliminarMe encantó conocer mucho más de su admirable labor.
Esperemos que el año próximo ya disfrutemos de la normalidad.
Un fuerte abrazo.
Gracias, Amalia, y ojalá sea así.
EliminarUn fuerte abrazo.
Manuel, ha descrito perfectamente lo que es ser costalero, pero la verdad que es muy sacrificada. Muchas gracias amigo, por acercarnos a este mundo que yo desconocía, y por contarnos y explicarnos tan bien como es y como funciona el mundo del costalero.
ResponderEliminarFeliz Pascua. Cuídate, un grande abrazo.
Gracias, Cristina.
EliminarUn fuerte abrazo.
Uma crónica muito interessante que me permitiu conhecer, um pouco mais da devoção e papel tão importante dos costaleros, na procissão da Semana Santa em Sevilha.
ResponderEliminarFeliz Domingo de Páscoa
Um grande abraço
Muchas gracias, María.
EliminarUn fuerte abrazo.
Una prueba más de cómo las cosas evolucionan. Entonces un duro trabajo remunerado, que impedía disfrutar del desfile desde las aceras, aunque sin duda, muchos lo hicieran por devoción, pasando por el intento de aligerar la carga con ruedas con neumáticos, hasta hoy, cuando los costaleros, con una base social más amplia, son voluntarios, cada uno con sus razones para llevar la pesada carga de un paso.
ResponderEliminarUn excelente reportaje, con el contraste que el tiempo deja en las cosas y en las costumbres.
Un abrazo, Manuel.
Muchas gracias.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo.
Apreciado Manuel, me vas a disculpar, no entré a leerte ya que tengo una buena irritación en los ojos y ando con gafas de sol por casa, aun me dura, pero con tal de no ir al médico con esto de la pandemia aguantaremos, esperemos se pase pronto. Ya me pasó en otra ocasión, el tiempo pasa factura, tantos años en despachos entre cuatro paredes al final todo sale.
ResponderEliminarUn abrazo y buen resto de domingo amigo.
Gracias, Juan.
EliminarUn fuerte abrazo, y cuídate amigo.
Hola, Manuel. Las imágenes y los textos que nos brindas siempre nos llevan hasta la raíz de un pueblo, a tradiciones a veces muy antiguas. Siempre aprendo de tus entradas. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarUn fuerte abrazo, María José.
Qué sería la Semana Santa sin sus costaleros??? Es lo principal y tienen una misión muy importante y difícil. Los admiro mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Lobezna.
EliminarUn abrazo.
Gracias por desvelar los entresijos de uno de los oficios más relevantes de las procesiones sevillanas: la figura del costalero. y además con fotografías antiguas, las cuales rememoran tiempos no tan distintos de los actuales. Es interesante pensar que su función casi no ha cambiado con el paso de los años.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias, Carmen.
EliminarSaludos.
Hola Manuel. Me ha encantado esta entrada. Es verdaderamente emocionante el trabajo que hacen lo mismo los costaleros que el capataz. Armonía y emoción pura, y creo que además de que les remuneren, o no, todos comparte emoción y devoción por este hecho tan enorme y atractivo.
ResponderEliminarSolamente he estado un año enfrente mismo de la iglesia de la Macarena viendo venir a la Virgen, y luego su entrada, y fue muy emocionante, un sentimiento muy emotivo que se contagia de unos a otros.
Me ha encantado Manuel.
Un abrazo.
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo, Elda.
Un mundo apasionante y totalmente desconocido para mí ha visto la luz después de leer tu documentada entrada en la que nos explicas lo que se esconde tras un paso en las precesiones sevillanas.
ResponderEliminarY me imagino que en la mayoría de ellas, aunque, hoy en día, las nuevas tecnologías han suprimido la habilidad y devoción de los jornaleros por el transporte con ruedas de goma. Sevilla no pierde su tradición.
Recuerdo ver una procesión de Semana Santa, concretamente en Medina de Rioseco, donde los costaleros no solo guiaban los pasos por calles estrechas, también los hacían bailar al compás de la música.
Mil gracias por tu trabajo y dedicación.
Cariños.
Kasioles
Gracias.
EliminarUn abrazo, Kasioles.
Vaya Manuel que he aprendido sobre esa maravillosa semana santa en tu tierra.
ResponderEliminarNi siquiera sabía que existían los costaleros.
Una maravilla recorrer esta entrada pues -como siempre- es muy amena tu manera de narrar la historia, los sucesos y, como si eso no fuera suficiente, geniales fotos que acompañan tus textos.
Abrazo va desde mi sur y, que lo sepas, ahora soy "Lu vacunada" 😊
Gracias, Lu.
EliminarUn abrazo.
Cómo nace una tradición, y en manos y brazos de quienes tienen oficios duros para ganarse la vida: costaleros. Encargados de movilizar desde las andas, con su fuerza, los pasos de la Semana Mayor. Curioso lo del carro, que quedó como anécdota, para movilizar las imágenes, pero no prosperó. Aquí en Colombia, a quienes movilizan en sus hombros la imaginería de Semana Santa, se les llama cargueros, En Popayán, que se erige como la Semana Santa más destacada, no sólo por sus procesiones, sino por sus recitales de música sacra, los cargueros responden a la clase social social alta. Y los hijos heredan la tradición. Aquí en mi cubil piedecuestano, donde vivo, la Sema santa también tiene ganado un sitial entre las mejores del país. Los cargueros, siempre han sido gente humilde, los de clase alta cargan palios, y el santo sepulcro. Como se observa, se heredó un clasismo. La mayoría de las imágenes son de origen quiteño, y de talleres españoles. ültimamente a los cargueros, los constituyeron en cofradía, y los uniformaron, para darle más lustre a la procesiones. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarMuchas gracias, Carlos, por lo mucho que me enseñas con tus generosos comentarios.
EliminarUn abrazo.
Credo che la Settimana Santa, a Siviglia, sia molto sentita ! Compito faticosa ma ,credo, molto ambito, quello dei costaleros, portare quel carro della Vergine deve essere molto difficile , nonchè faticoso. Foto molto belle. Saluti.
ResponderEliminarGracias, Mirtillo.
EliminarUn saludo.
Que buena entrada, Manuel. Los pasos son transportados por el sentimiento de los costaleros. Anda que, esas ruedassss.
ResponderEliminarMuy interesante todo!
Un fuerte abrazo :))
Gracias.
EliminarUn abrazo, Gumer.
I learn another beautiful history in holy week celebration. Thank you Manuel!
ResponderEliminarIt is fascinating!
A hug
Gracias, Evi.
EliminarUn abrazo.
Hola Manuel interesante tradición y por lo que describes es un trabajo que requiere fuerza y mucha coordinación, muy buen reportaje. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarUn abrazo, Bienaventurada.
Acabas de ofrecernos toda una historia de algo desconocido para los no iniciados, respondiendo a muchas preguntas que el visitante se hace al observar algo tan esforzado. Cultura sin más.
ResponderEliminarTodo un mundo, que nos hará valorar mucho más esa coreografía sacra que deja mudos a quienes la observan.
Muy interesante, Manuel.
Gracias, Ana María.
EliminarUn abrazo.
Hombres fuertes y devotos.
ResponderEliminarGracias por compartir postales tan intereantes.
Un abrazo estimado amigo.
Gracias a ti, Adriana.
EliminarUn abrazo.
Interesante esta información de los pasos de semana santa, gracias por visita y la información en su comentario Saludos
ResponderEliminarGracias, José Ramón.
EliminarSaludos.
Hola gracias por tu visita y por tus amables palabras, si que es verdad cuanto se echa de menos pasara seguro, pero cuesta. Saludos
ResponderEliminarGracias.
EliminarUn saludo Nany.
No sé puede contar mejor ni más bonito!!
ResponderEliminarEn la Semana Santa de Sevilla todo suma pero hay que reconocer que la parte de los costaleros es importantísima.
BESOS
Gracias, María José.
EliminarBesos.