Idilios por las gateras.
Tres cositas tiene Arcos,
que no las tiene Jerez:
Torre mocha, puente de palo,
barranco de San Miguel.
Canta bajito el mozo con aire de soleá, mientras una zagala espera inquieta a que a sus padres los rinda el sueño. Mientras ellos no se duerman, no sentirá la moza llegar el amor, recatándose entre las sombras protectoras.
Arcos de la Frontera -calles pinas y pintorescas, aventuras de la molinera, desvíos del corregidor- se alza como vigilante avanzado, en el escenario agreste donde la morisma se rindiera a Alfonso el Sabio.
Ganada la ciudad de Arcos a los moros por el infante don Enrique, hijo del santo rey don Fernando el tercero, pasó luego a ser dominio de una infanta mora, hasta que en 1264 don Alfonso el Sabio la conquistó definitivamente para la Corona de Castilla.
Fue por aquellos tiempos de bellas tapadas y galanes furtivos, cuando una sombra se deslizaba misteriosamente todas las noches por cierta callejuela solitaria de la ciudad, hasta quedar tendida junto a una puerta, y allí permanecía inmóvil hasta que la disipaban las primeras claridades de la aurora.
¿Que alma en pena era aquella, y que negros pecados la traían arrastrada por las sombras de aquella calle miserable?
La leyenda popular forjó en torno al misterioso personaje una fantástica leyenda de amor y de embrujamiento. De lejos eran muchos los que la veían, pero, ¿quien había osado nunca acercársele para escuchar lo que murmuraba al pie de la puerta?.
Una noche el fantasma dejo de acudir a la calleja; y a la mañana siguiente faltó de la casita embrujada una bella moza, que era la gloria del barrio.
Alguien observó que la puerta tenía un agujero redondo a un palmo del suelo. Por él habían pasado los murmullos y los planes de una fuga....Estaba rota la puerta y estaba roto el misterio.
La cámara del reportero ha captado este interesante momento en la calle, por donde el corregidor de Arcos acudiera a una cita con la famosa molinera.
Hizo prosélitos el fantasma de Arcos de la Frontera. Los padres, desde aquel día, guardaron a sus hijas con doble cerrojo; pero el amor, por fuera y por dentro, fue abriendo gateras por todas las casas, y allá iban las palabras encendidas metiendo el fuego de la pasión por debajo de las puertas.
La luna indiscreta ofrece el agua fuerte de esta calle encrucijada, donde tan extrañamente se conjugaba el amor.
El forastero que pasara a medianoche por las callejuelas de Arcos de la Frontera, vería una silueta humana agazapada junto a cada portal y pensaría que eran mendigos dormidos bajo las estrellas. Pero los naturales de la ciudad sabían de sobra, que al otro lado de cada puerta, y con la cara pegada al agujero, estaba también una mujer tendida en el suelo; bien despiertos ambos y bien despierto el amor.
Mientras los viejos duermen, se entabla a través de la gatera una amorosa conversación.
La novia espera...
Feliz día de San Valentín.
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Ay Manuel qué hermosura de entrada!!. Me ha encantado tal como está relatada esta curiosidad tan hermosa. Amor y misterio en el entorno, que aliciente más bonito para mantener esas relaciones incipientes dándole esa intriga que también apasiona.
ResponderEliminarLas fotos son realmente sorprendentes y encantadoras. Y esa estrofa de soleá preciosa. ¡Qué me gustan las cosas de esa tierra!, ¿tendré algún ascendiente lejano que fuera de esos lares?, :))).
Me han encantado las gateras de Arcos de la Frontera.
Un abrazo y buena semana.
Muchas gracias, Elda.
EliminarUn abrazo.
Que curioso!!!
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Alfred.
EliminarUn abrazo.
¡Qué curioso, Manuel!
ResponderEliminarTodos acostados por la calle, pelando la pava a través de la gatera... jajaja...ver para creer.
¡Como cambia todo!
Besitos
Muchas gracias, Isabel.
EliminarBesitos.
Curiosa e incómoda postura para entablar una conversación amorosa.....Claro quen ante el amor todo es posible.Muy bonita historia.Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, Charo.
EliminarSaludos.
¡Qué bonita historia! Está llena de romanticismo y de misterio. me ha gustado mucho leerla. Un saludo
ResponderEliminarMuchas gracias, Rita.
EliminarSaludos.
Como siempre maravilloso trabajo Manuel, un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lola.
EliminarUn fuerte abrazo.
Fascinante, Manuel. Arcos de la Frontera es el entorno perfecto para la historia que nos has trasladado. Las fotos, además de curiosas, son un excelente documento gráfico.
ResponderEliminarMe ha encantado esta entrada; de lo mejor de San Valentín.
Un gran abrazo.
Muchas gracias, Miguel.
EliminarUn fuerte abrazo.
Interesante, no sabia nada de esta practica de amor. Me a encantado como lo has redactado, las fotos muy bonitas. Saludos amigo Manuel.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sandra.
EliminarUn abrazo.
Qué bueno... En aquellos tiempos enamoriscarse era casi pecado mortal y no había manera de tirarle requiebros a una muchacha sin que los padres tuvieran noticia. Las gateras, a la par que las ventanas, eran los únicos puntos vulnerables del castillo de la enmorada, así que los caballeros intentaban utilizarlos de vías de comunicación. Para besos no sé si servirían, pero para hacer manitas...
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias, Carmen.
EliminarUn saludo.
Una muy interesante entrada además de bellas imágenes captadas para la eternidad. Como cambian los tiempos! en aquella época se vivía mucho más el romanticismo sea por las gateras o a través del forjado de hierros de ventanas y ventanales.
ResponderEliminarPreciosa entrada Manuel.
Gracias, Juan.
EliminarUn abrazo.
Buen día Manuel.
ResponderEliminar¡Qué nota tan singular! Un placer pasar por aquí.
¡Vaya ese amor de otros tiempos! Es cierto que cuando el amor llega no se conocen barreras...
Y me encantó el comentario de Ccasconm "Para besos no sé si servirían, pero para hacer manitas..." jaajaj Tiene razón
A propósito, de gateras, ahora que conocí esta historia estaré atenta ya que en mi casa he colocado una para que mi gatito entre y salga cuando le plazca.
¡Quién te dice no aparezca por ahí un hombre enamorado!
Abrazo sureño
Muchas gracias, Lu.
EliminarUn fuerte abrazo.
Me ha gustado mucho esta entrada, para mi la gatera solo era la del gato, ja ja ja.
ResponderEliminarSi puedes, pasa por mi blog que quiero que leas una entrada.
Muchas gracias y un saludo.
Gracias, Lobezna.
EliminarUn saludo.
Durante un fin de semana, no me acuerdo de que año, estuve un fin de semana haciendo una ruta de los pueblos blancos. El hotel donde pasé la noche estaba en esa población. Desde allí me desplacé a Grazalema y otro día a Ubrique. A la llegada al hotel después de haber visto Grazalema y Ubrique, nos dirijimos a cenar en él. La torre de esa iglesia a la luz de la luna me llamó mucho la atención, por lo que decidía llegar hasta ella, sin tener en cuenta que tenía que descansar. La vista me engaño y no estaba tan cerca como yo pensaba, pero a pesar de ello no paré hasta llegar a ella. Al día siguiente la guía nos esperaba y nos llevó hasta ella, aunque yo ya me sabía el camino.
ResponderEliminarAhora tengo otra visión de tiempos más lejanos. El encanto que yo encontré en esta población lo he visto de nuevo en tu blog.
Besos
Muchas gracias, Antonia.
EliminarUn beso.
Qué historia, Manuel, entre perturbadora y romántica.
ResponderEliminarImagino que los amantes de gatera eran todos jóvenes y flexibles, porque no creo que mi body resista tal postura mucho rato.
Cuando el amor llega así de esa manera, uno no repara en posturas... que diría el bolero.
Me ha encantado el relato, Manuel, y las fotos tan curiosas, sobre todo la de los amantes yacentes.
Un abrazo,
Muchas gracias, Tesa.
EliminarUn abrazo.
Hola Manuel. Supe de las gateras por una tía de mi padre, en este caso en Jerez de la Frontera. Era otra forma de pelar la pava, algunas gateras eran mínimas, así y todo a veces se producían embarazos. Las he visto en otros pueblos como Garganta de la Olla, parece que era algo común en muchos pueblos españoles. Agradezco tu visita. Un cálido abrazo, amigo.
ResponderEliminarGracias, María José.
EliminarUn abrazo.
Ah, recuerdo una historia de Gerald Brenan, creo que de su libro Al sur de Granada. Hablaba de los cierres y los poyetes interiores que daban a ellos. Una chica asomada buscando un pretendiente, en algún momento ella tuvo que bajar del poyete y, él observador, se dio cuenta de su minúscula estatura. Merece la pena leer a Gerald Brenan.
ResponderEliminarLo tendré en cuenta.
EliminarDe nuevo gracias.
¡Hola, Manuel!
ResponderEliminar¡Qué preciosidad de post, amigo! Está colmado de poesía, esos cuatro versos me encantan y prácticamente la siguiente lectura está en prosa amorosa que es un verdadero deleite leerla. Aún en mi juventud había que medirse, la salida era de tarde y antes de anochecer había que entrar en casa: para cuanto más en esa época tan lejana, las fotos son lindas y hablan por si solas.
¡Ay, el amor! Que cuando está prohibido, se hace más fuerte y se cuela por debajo las puertas.
Fantástico, fantástico, mi enhorabuena, Manu.
Te dejo mi inmensa gratitud y mi gran estima.
Un abrazo y bendiciones.
Muchas gracias, Marina.
EliminarUn fuerte abrazo.
Una bonita leyenda la que nos dejas hoy, aunque la posición no es muy cómoda que digamos para los amantes.Considero mucho mas cómoda la de la ventana.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Tomás.
EliminarSaludos.
Me ha encantado Manuel, una bonita historia. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Teresa.
EliminarUn abrazo.
Da gusto darse este precioso paseo por tu tierra con un maravilloso guía. Bonito relato para que luego digan que las gateras no dan juego.
ResponderEliminarAbrazote utópico.-
Muchas gracias, Irma.
EliminarUn abrazo.
¡Ay Manuel que bonito!
ResponderEliminarMe ha encantado esta historia de amores por las gateras al amparo de la luna.
Que romántico a pesar de la mala postura.
Y es que el amor puede con todo.
Siempre nos traes historias bellas en tus relatos querido amigo.
¡Gracias!
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, Maripaz.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hermosas postales de una Sevilla magica!
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarSaludos.
Fascinating story about the life and love in the past. It has a curiosity and mystery :)
ResponderEliminarHappy Valentine's Day!
Gracias, Evi.
EliminarQue tengas un buen día.
Curiosa historia Manuel, tenía referencia de enamorados desde el balcón o la reja pero en el suelo y por las gateras es una artá original... jajaja...Hay que ver como desde que el mundo es mundo como va cambiando la manera de cortejar, seducir o ligar.
ResponderEliminarGracias por el relato Manuel y gracias por tu comentario.
BESOS
Muchas gracias, María José.
EliminarUn beso.
Qué encanto tiene esta entrada!!!
ResponderEliminarPara los enamorados no hay cerrojos y el amor se cuela por la gatera...
Fantástico!!!
Un fuerte abrazo Manuel.
Muchas gracias, Ángela.
EliminarUn fuerte abrazo.
Muito interessante, desconhecia por completo.
ResponderEliminarUm abraço e bom fim-de-semana.
Andarilhar
Dedais de Francisco e Idalisa
O prazer dos livros
Gracias, Francisco.
EliminarUn abrazo.
Beautiful
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarSaludos.
Manuel, un encanto leer esta historia con fotos bien logradas.
ResponderEliminarEs una leyenda que, además, se cuentan a través de una realidad.
"Cuando el amor, llega así de esta manera....uno no sabe ni cómo..." (canción)
No me causa asombro, pues, cuando el amor es prohibido, los encuentros se hacen, en las gateras, escalando muros o como ahora...por internet.
Que tengas un lindo día de San Valentín.
Un beso.
Muchas gracias, Ceciely.
EliminarUn beso.
Siempre creí que las gateras eran el agujero que había en las puertas para salir y entrar los gatos.
ResponderEliminarInteresante lo que nos cuentas Manuel, per era una posoción muy incónoda. Las fotos son una reliquia.
Buen fin de semana.
Un abrazo.
Muchas gracias, Laura.
EliminarUn abrazo.
Esta postales,son simplemente fabulosas
ResponderEliminarGracias, Juan.
EliminarUn abrazo.
Todo lo puede el amor.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho leerte, como siempre.
Estupenda historia.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, Amalia.
EliminarUn fuerte abrazo.
Quantas cosas interessantes tu me contas y me dás a conhecer. Las fotos estão uma maravilha. Son fotos ou postais?
ResponderEliminarLi a história, pero no entendi tudo, pero sé que através das gateras, termo mucho utlizado na província onde nasci, Baixo Alentejo, que fica perto de tu Sevilha, ou no, o amor tudo consegue.
Mi blog está em fiesta: Cumpleanos. Ele te espera. Vem! Bolitos e champagne. Gracias!
Besitos, Manuel y bon domingo!
Muchas gracias, Cielo.
EliminarUn beso.
¡¡Hay que ver lo que pasaron nuestros antepasados!!
ResponderEliminarRecuerdo que mis padres todavía contaban cosas de como se veían los novios. Mi madre, que era muy dicharachera, siempre decía:
-Aún así, algunas salían embarazadas.
No se como sería posible.
Un fuerte abrazo
Gracias, María de los Ángeles.
EliminarUn fuerte abrazo.
Curiosa manera de comunicarse Manuel. Una fotos escelentes.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias, Conchi.
EliminarUn fuerte abrazo.
Bellissime fotografie, adoro il bianco e nero.
ResponderEliminarBuon pomeriggio.
Gracias, Giancarlo.
EliminarUn abrazo.
Alucino pepinillos, Manuel. Qué curioso lo de las gateras. Y la foto con los hombres agachados hablando por esos agujeros de la gateras O_O
ResponderEliminarMuy interesante!
Un abrazo :)
Gracias, Gumer.
EliminarUn abrazo.
Es un placer pasar por su blog Saludos
ResponderEliminarGracias, José Ramón.
EliminarUn saludo.
Que hermosura, mi estimado Manuel.
ResponderEliminarHaces una excelente descripción de esos bellos lugares y costumbres.
Fuerte abrazo!!
Muchas gracias, Ricardo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.