La "Saeta", en la Semana Santa sevillana.
Contaba en 1929, el escritor y afamado periodista, don Julio Romano, seudónimo de Hipólito de la Peña, que la máxima autoridad eclesiástica sevillana prohibía ese año que los cantadores profesionales lanzaran "saetas" al paso de las imágenes los días de Semana Santa. Quería el prelado sevillano que no se inmiscuyera en el fervor cristiano de la muchedumbre, los que tenían siempre abierto el ojo para actos de teatralidad callejera, o buscaban todos los instantes propicios para especular en la emoción colectiva, con propósitos de lucro.
Una "saeta" al paso de la Virgen.
Porque esos torneos líricos que surgían al paso de las procesiones sevillanas, más que ofrenda y dádiva de creyentes, eran en su mayoría, plataformas para destacar personalidades de cantadores que vegetaban en el ostracismo. El artista callejero requería para si, la atención popular removiendo con su copla, todo el poso estético que duerme en el alma de las muchedumbres andaluzas, y la multitud perdía su unción religiosa para buscar con su mirada y con su aplauso, al autor de la "saeta", y el nombre del cantador iba de boca en boca, con un comentario aprobatorio y de exaltación.
Otras veces, era la competencia que surgía entre dos "ases" del cante, que se lanzaban coplas, teniendo por jurado al pueblo, que olvidaba momentáneamente las fuentes de inspiración de los copleros, preocupado en juzgar las bellezas del cante, el ritmo y los incidentes pintorescos de la lucha.
Y la voz de los maestros hacía esconderse a la del pueblo -más desgarbada y descosida-; pero de más hondura emocional, ingenuidad y profundo desinterés.
El vaso del creyente rebosa de amor, que se transforma en gemidos y gestos que se ofrendan a la cosa amada. La voz del pueblo, rezumante de sinceridad, es siempre bella, aunque no esté sujeta a ningún canon artístico, ya que todo el garbo, finura, delicadeza y cuidado del profesional, cae roto por el torrente ingenuo y candoroso del espontáneo, que necesita, por la imperiosa necesidad de su naturaleza, rendir a Dios su tributo.
Una "saeta" cantada desde un balcón.
El alma popular gime, llora y se debate en su angustia milenaria bajo la cadencia dolorida de la "saeta". El rebaño humano mordido por las dolorosas abstenciones empujado por todas las necesidades, acosado por las cultas, aplastado en el duro yunque del dolor inacabable, vuelve los ojos a sus imágenes predilectas, y pone el temblor de una lágrima en su corazón; y surge la "saeta", que es grito de sumisión, reconocimiento de nuestra pequeñez, necesidad de amparo, petición de un cobijo espiritual que sirva de refugio a nuestra alma, que se repliega al verse frustrada en sus esperanzas y deseos. La "saeta significa el "derrotismo" espiritual, el sedimento catastrófico que existe en nuestra alma al contrastar que la vida no nos cumple sus promesas de felicidad y ventura. Pero si es todo eso, también posee cualidades divinas al hacernos volar en la exaltación lírica hacia los cielo inmarcesibles. Cuando la "saeta" emerge de los labios puros del pueblo, la copla adquiere su máxima categoría religiosa. Ella vuela, como abeja de oro, por cima de la multitud, de cuyos pensamientos y angustias es una concreción. Del bloque humano ha surgido la palabra de fuego que ha tocado en los corazones creyentes. Un vejezuelo, una chavalilla, o una mujeruca, se destaca de la multitud y lanza sobre las sagradas efigies la emoción de una copla. Las palabras salen cobardes, trémulas y remisas; pero tan repletas de verdad y de sinceridad, que caen como lluvia gloriosa sobre los palios. Y un rumor de aprobación pasa como suave y tibia brisa, por el jabardillo humano. Los cantores anónimos de "saetas" no cantan -como los profesionales- sus coplas a Dios, para recibir la aprobación de las gentes. Pensar en el pago mientras se trabaja, es envilecer el oficio, y creyente ingenuo no busca a la divinidad como intermediaria entre las criaturas, para sus ambiciones y apetitos.
Un mocito canta una "saeta", apoyado por sus amigos.
El espíritu vivo, dinámico, del pueblo andaluz busca estos portillos por donde derramarse; necesita las descargas emocionales de las coplas para poder caminar por el mundo, sin estar abocado a su peligroso estallido. Este medio de expresión, tan intenso y tan fuerte, priva al alma andaluza de los residuos de emoción que va dejando en ella esta tarea del vivir. Y como ocurre siempre en todos los amores, la misma pasión va descubriendo escondidos tesoros en el sujeto apasionado. Un día se canta por amor a la Divinidad, y la aprobación mundana -que hiñe todas las cosas con un fin utilitario-, destaca al cantaor anónimo, recorta su personalidad sobre la multitud, y lo eleva. Y el individuo rebaja su función, convirtiéndose en un profesional. Es decir, en una persona que ensaya sus aptitudes ejecutando con propósitos de lucro en la emoción colectiva.Fuentes: Archivo particular.
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Este año las echaremos de menos.
ResponderEliminarGracias por tu post, siempre acertado.
Besitos
Muchas gracias, Isabel.
EliminarUn beso.
Tengo entendido que es gente pagada para hacerlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Algunos si son pagados por la hermandades, sobre todo a las entrada y salidas de sus iglesias, pero también hay muchos espontáneo@s que cantan desinteresadamente a sus Hermandades, sobre todo, cuando llegan las cofradías a sus respectivos barrios.
EliminarUn abrazo.
La verdad es que es muy emocionante oír una saeta entre la multitud o desde un balcón; por duro que se tenga el corazón y la gente este viendo el paso como si fuera un monumento más para visitar, estoy segura que le cala profundo.
ResponderEliminarUna encantadora explicación sobre este sentimiento que explota en forma de saeta.
Un abrazo Manuel.
Muchas gracias, Elda.
EliminarUn abrazo.
Buen reportaje, sobre la saeta. Nos estamos acercando a la Semana Santa y este año no habrá procesiones en las calles, pero no va a faltar la saeta, que se cante desde los balcones. Hoy mismo, he visto por Canal Sur, como una señora, con 90 años, en el barrio de Nervión,como salía al balcón de su casa a cantar una saeta. Lo más sorprendente era lo bien que conservaba su voz a esa elevada edad. Esa señora ha dado ejemplo de vida y de no caer en el abatimiento.
ResponderEliminarBesos
Gracias, Antonia.
EliminarBesos.
Un texto con visión privilegiada sobre los significados sentimentales, económicos e incluso egocéntricos de los cantaores de saetas. Todo apunta a que este año la "competición" será más sentimental y espontanea que nunca. No habrá procesiones, pero habrá saetas. Será interesante y digno de algún estudio sociológico.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Manuel.
Gracias, Miguel.
EliminarUn fuerte abrazo.
What a beautiful concept of saeta! Your posting is so impressive, I just knew that it was called "saeta". It will be sad when Easter we going to miss it due to virus pandemic.
ResponderEliminarStay healthy, Manuel.
Hugs
Gracias, Evi.
EliminarUn abrazo.
Muy buena publicación amigo Manuel, este año a pesar de no haber semana santa como la conocemos, lo más probable es que esos días abunden las saetas, máxime conforme están los ánimos a flor de piel después de todo lo que estamos viviendo y probablemente, si las saetas ponen el bello de punta este año casi prefiero no estar presente porque puede ser un acto no apto para cardíacos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo amigo y cuidaros.
Muchas gracias, Juan.
EliminarUn fuerte abrazo.
Siempre me han gustado mucho las saetas y me emocina mucho cuando escucho alguna.Saludos
ResponderEliminarGracias, Charo.
EliminarUn saludo.
Que maravilla Manuel, una pena lo que está pasando. Me imagino que las Saetas se escucharan con mucho sentimiento. Un fuerte abrazo. Cuidaros mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lola.
EliminarUn fuerte abrazo.
Amigo Manuel, tras muchos meses sin entrar por blog alguno y con bastante mas tiempo (a la fuerza ahorcan) vuelvo por tu casa y la encuentro brillante como siempre, llena de rincones interesantes. Confío que este bichito os respete a ti y los tuyos. Un placer reencontrarte.
ResponderEliminarMe alegro mucho, David, de que estés de nuevo por aquí, y de que te encuentres bien.
EliminarUn abrazo.
¡Qué bonitas son las saetas! ¡Lástima que este año nos se puedan escuchar!A ver si el año que viene hay mejor suerte.Muchas gracias por la información, hay muchas cosas que desconocía.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Rita.
EliminarUn abrazo.
La palabra cantada o escrita será, siempre, el arma que ayuda a evacuar toda clase de emociones. Además si es acompañada de música llegará como "saeta" a las multitudes. Enhorabuena que estos momentos de angustia y desolación, levanten el espíritu a los oyentes.
ResponderEliminarAbrazo grande Manuel
Gracias, Caiely.
EliminarUn fuerte abrazo, amiga.
Sempre com muita informação...
ResponderEliminarNa medida do possível que tenhas uma boa entrada de mês.
E se cuida.
Abraços.
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Muito interessante este artigo.
ResponderEliminarUm abraço e continuação de uma boa semana.
Andarilhar
Dedais de Francisco e Idalisa
O prazer dos livros
Gracias, Francisco.
EliminarUn abrazo.
Muy bello.. Cuídate mucho.... :-))) Feliz semana
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana.
EliminarUn abrazo.
¡Que bonito lo has contado, Manuel!
ResponderEliminarSolo si has estado en el fragor de la procesión, escuchando cantar una saeta, al pie del paso de una imagen de un Cristo o una Virgen, se puede sentir ese canto que expresa un cúmulo de sentimientos del alma.
A lo largo de muchos años lo he vivido intensamente. Solo me queda volver algún año antes de hacerme muy mayor.
Espero te encuentres bien querido amigo.
Un abrazo.
Gracias, Maripaz.
EliminarUn abrazo.
Me encanta escuchar las saetas, siento mucha emoción. Un abrazo Manuel y salud.
ResponderEliminarGracias, Teresa.
EliminarUn abrazo.
Hola Manu! Como dice Maripaz,"Qué bonito lo has contado"Y a decir verdad, pues acabo de enterarme por tu crónica lo que es una saeta, además de una flecha cuyo único significado concía hasta ahora.
ResponderEliminarVino a mi memoria la canción "La saeta" que tanto me gustaba cuando era adolescente y con el correr de los años la he olvidado.
¿Creería por entonces que la saeta del Nano se refería a una flecha? ¿Es que nunca me lo habré preguntado? O tal vez, allá por los "setentaypico" lo supe y luego los años al hecerme mayor también me hicieron desmemoriada?
Vaya Manuel que con esta crónica me has llenado de interrogantes.
Me voy ahora mismo a pensar sobre ellos a ver si en los laberintos de mi mente aparece la respuesta
Un gran abrazo y...¡cuídate!
Muchas gracias, Lu,
EliminarUn fuerte abrazo.
Una muy buena información de un acto que no veremos esta Semana Santa, aunque como vi alguien las cante en el balcón. La saeta como cantara Machado es algo muy de Andalucía, pero me pareció oír en alguna ocasión que tiempo atrás en Palencia también se cantaban no estoy seguro.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Tomás.
EliminarSaludos.
Una buena entrada para conocer un poco mejor ese cacho tan imprescindible de España que es Andalucía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Macondo.
EliminarUn abrazo.
Que lindo lo que publicas, siempre es bello conocer lo que me queda lejos. Saludos amigo Manuel. Cuídate mucho.
ResponderEliminarGracias, Sandra.
EliminarSaludos.
Una estupenda información.
ResponderEliminarLas saetas son muy emotivas.
Seguro que no faltarán esta Semana Santa.
Te deseo mucha suerte y te envío un abrazo grande.
Muchas gracias, Amalia.
EliminarUn fuerte abrazo.
Me encanta escucharlas. Este año las rescataremos de los videosy nos imaginaremos en una procesión.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Cuídate Manuel
Desde casa te mando este abrazo 🙅
Muchas gracias, Laura.
EliminarUn fuerte abrazo.
Muy buen cronista, Manuel, y en el mejor de los casos un memorial de historia. Qué hermosa, toparse con este texto ilustrado de buenas fotografías del recuerdos, que nos ponen en la sintonía de las "saetas" coplas tiradas al viento, en la coyuntura de la fiesta religiosa mayor. UN placer leerte. Carlos
ResponderEliminarMuchas gracias, Carlos.
EliminarUn abrazo.
Ojalá este año a pesar de no haber pasos, hubiera saetas desde los balcones. He leído que están colgando faldones. Qué triste todo.
ResponderEliminarSAludos.
Gracias, Manuela.
EliminarSaludos.
Excelente trabajo como de costumbre, cuidate mucho,saludos.
ResponderEliminarGracias, Jesús.
EliminarUn abrazo.
Gracias, mil veces gracias, querido Manuel por tanta y positiva información.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo , al mejor estilo sevillano.
Muchas gracias, Ricardo.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo.
Este año, aunque sin procesines, podrían cantar saetas desde los balcones y ventanas. La Semana Santa no está troquelada en tallas de Cristo o de María, sino en aquellos que están pasando por días oscuros. Y qué mejor que cantar ese sufrimiento del pueblo español a través de las saetas.
ResponderEliminarUn saludo y cuídate
Gracias, Carmen.
EliminarUn abrazo.
Buen trabajo, siempre nos sumerges en una etapa de la historia y nos empapamos de ella.
ResponderEliminarDeseo estés bien. Un gran abrazo, Manuel.
Gracias, María José.
EliminarUn fuerte abrazo.
Supongo que en esas manifestaciones artísticas habrá algo de anhelo personal, sin demérito de la devoción que en la mayoría de los casos exista. Además de ser una muestra de religiosidad es también una expresión cultural, y sumándolo todo una hermosa tradición.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, amigo.
EliminarUn saludo.
Dígase lo que se diga, la Semana Santa de Sevilla (que por cierto, Sevilla es para la Semana Santa, lo que Río de Janeiro es para el Carnaval) más que la suntuosidad de las imágenes de los santos en procesión, no tiene alma sin esas espontáneas "saetas" que desparraman bendiciones, súplicas, dramatismo y duende flamenco a los actos. Si hay un momento en que debemos inclinarnos ante Dios, es este, donde paradógicamente, el evento está paralizado o se hará con restricciones.
ResponderEliminarSaludos de un cristiano protestante desde Brasil
Muchas gracias, Alí.
EliminarUn abrazo.
Qué bien has explicado Manuel lo que representa una saeta, esa emoción, esa queja profunda que sale del alma, ese poner voz a unos sentimientos. Muy bonito.
ResponderEliminarY desde luego los hay muy pícaros, que lo utilizan todo para destacar, hasta los pasos de las imágenes.
Besos y mucha salud
Muchas gracias, Conxita.
EliminarBesos.
Buongiorno e buon inizio settimana!
ResponderEliminarGracias, Giancarlo.
EliminarUn abrazo.
Essas cantigas no seriam también una prova de fé, sobre todo na semana santa? Muy bién explicado, Manuel.
ResponderEliminarBesitos y cuidate.
Muchas gracias, Cielo.
EliminarUn besito.
Muy buena esta entrada. Cuídate mucho... Saludos.
ResponderEliminarGracias, José Ramón.
EliminarSaludos.
Excelente artigo.
ResponderEliminarDesconhecia este tipo de música, estive a ouvir no Youtube e é impressionante e profundo, tocando o coração de todos os que ouvem.
Obrigado pela partilha.
Fique bem, com saúde e em segurança
Um grande abraço
Muchas gracias, María.
EliminarUn fuerte abrazo.
Estupendamente explicado, que pena que este año no se pueda celebrar. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana.
EliminarUn abrazo.
Para sentir realmente lo que es una saeta, lo que significa, tal y como tan bien lo explicas y nos lo enseñas, creo que hay que ser andaluz. Creo que es algo que se lleva en los genes, en lo más profundo del alma. Yo me puedo hacer una idea y sentirlo, pero ese sentimiento tan puro hay que vivirlo a base de años en la propia tierra.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Manuel. Una entrada estupenda.
Muchas gracias, Gumer.
EliminarUn fuerte abrazo.
Como siempre una entrada reconfortante y luminosa para los tiempos que corren.
ResponderEliminarGracias por compartir estima amigo.
Muchas gracias, Adriana.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Manuel, qué gusto pasar por aquí. Tienes un blog bonito y cálido. Me encantó tu post. Leyendo imaginé estar en Sevilla escuchando hermosas coplas y disfrutando de su gente y de sus Aires.
ResponderEliminarGracias por tu visita a mi casita bloggera. Eres siempre bienvenido.
Un abrazo desde 🇵🇪
Muchas gracias, Nury, y bienvenida.
EliminarUn abrazo.
Saetas son cantos de lo pueblos andaluces hacia unas Divinidades.
ResponderEliminarGracias, Juan.
EliminarUn abrazo.
¡Hola Manuel! ¡Me encanta lo que has escrito acerca de las "saetas", no solo lo que has escrito sino la manera de hacerlo! ¡Eres un gran escritor! ¡Me encanta verte por aquí! Aquí estamos pasando la Semana Santa viendo los pasos en la televisión, sobre todo mi hijo.¡Te mando un saludo muy grande y esperemos que toda esta pesadilla acabe pronto y no se vuelva a repetir!
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana.
EliminarUn abrazo.
Manuel que buena y curiosa entrada me ha gustado mucho lo que escribes acerca de la "saeta" a mi me ha gustado siempre que he ido a una procesión oir cantar una saeta. Me ha emocionado oir ese canto que sale del corazón.
ResponderEliminarEste año la veo en la tele. Ojalá que el proximo año estemos mejor que este.
Un beso
Muchas gracias, Josefa.
EliminarUn beso.
Qué bellamente describes la saeta, y qué palabras tan profundas para hacernos llegar el sentir y el dolor de un pueblo.
ResponderEliminarMe ha encantado como el alma popular pone "el temblor de una lágrima en su corazón"...qué bello!!
Y toda esta magia algo tan insignificante como un virus este año lo empaña y lo hace imposible...
Ojalá que desde los balcones se pueda expresar la gente buena de esa grande y maravillosa ciudad.
Un abrazo fuerte Manuel.
Muchas gracias, Angela.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.