Plaza de la Pescadería, en 1928.
Terrazuelas cargadas de flores, donde se queda "pegado el corazón", al legendario prestigio de esta Sevilla romántica, soñadora y sentimental, cuyas casitas, de una sola planta, se iban convirtiendo en casas de tres y cuatro pisos.
Las grandes ciudades españolas abrían sus fauces, tragándose insaciables millones de toneladas de hierro y cemento. Había una laudable competencia en la construcción, y el solar que estaba hoy repleto de escaramujos y latas viejas, lo veías mañana lleno de hombres que se afanaban cavando los cimientos de una nueva casa, y aquí se construía un edificio moderno; más allá la casuca baja y chata crece, echándose airosa sobre los viejos muros un par de pisos, y en todas partes existía un frenesí constructivo, como si la Humanidad se multiplicara con tanta rapidez, que fuera necesario trabajar sin descanso para que hubiera albergue para todos.
Calle Clavijo, 1928.
Calle Clavijo en la actualidad.
Callecitas sevillanas de Clavijo y de San Blas, con sus encrucijadas sombrías y gratas al viandante, en los días tórridos de verano; casitas que "pegaban" los hombros de sus esquinas y los dientes de sus aleros para proteger a los vecinos de la llamarada solar.
Calle San Blas, 1928.
Calle de San Blas, en la actualidad.
Algunos achacaban este crecimiento inaudito de las grandes poblaciones, al éxodo del campesino, que abandonaban los campos por las urbes. Esto hizo que los cronistas y sociólogos de la época, asustados, como si estuvieran en la plataforma de un tranvía lleno, gritaran a los que pugnan por subirse, para que cesen en su empeño: "¡No vengáis a las ciudades!", arguyendo desde los periódicos, describiendo escenas campestres cuajadas de atractivos bucólicos y de alusiones pastoriles. Y hablaban del sonido de la esquila del ganado que marcha al aprisco, del fragante olor a tomillo y a cantueso, del olor en la sierra y del ocaso en el verde ejido: pero era tan ineficaz ya la letra de molde, que el aldeano leía estos alegatos, se encogía de hombros, se colgaba el hatillo a la espalda y nutría las filas ciudadanas.Fíjense en la torre que se ve al fondo de la calle, que correspondía a parte del edificio donde estaba el Café "Novedades", así como también en las casas y pequeños comercios que había en la acera izquierda de la "Campana".
En esta bonita imagen de 1922, vemos al fondo el edificio con su torre, del café "Novedades", que aún seguía en pie, pero las casas y comercios que hemos visto en la fotografía anterior. ya no están. La Calle de había convertido en Plaza y ya se empiezan a ver las nuevas construcciones, detrás de los automóviles.
Anchas vías abiertas en el corazón de Sevilla, para descongestionar a la ciudad, casa modernísima de cinco o seis pisos, como la que vemos en el centro de la imagen, en la Plaza de la Campana, que sustituyó al del "Novedades", y otras, en la calle Martín Villa, poco después del ensanche de la misma. 1928.
La piqueta derrocaba los cuchitriles, de castizo y antihigiénico olor, y la codicia humana construía las casas nuevas, con los materiales podridos de las casas viejas.En la ciudad del Guadalquivir, decía el Jefe de Negociado de Obras Particulares, señor don Vicente Segovia, que en 1927 se construyeron en Sevilla ciento setenta y dos edificios de nueva planta, y en 1928, ciento veinticinco, y se habían levantado barrios enteros: "Construcciones del Guadalquivir" había erigido cerca de quinientas casas, y otras tantas en la Ciudad Jardín del barrio de Nervión, además de grandes hoteles de modernísima factura y de elegante aire arquitectónico, que surgieron en el corazón de Sevilla y en sus aledaños, en esa época de furor constructivo, y eso, en cuanto lo que afectaba a la ciudad, y no a la Exposición Iberoamericana. Y donde se notaba con violencia ese estirón formidable que daba Sevilla, era en la enorme cantidad de casas de una sola planta, que se habían convertido en esos últimos años en mansiones de tres y cuatro pisos. Más de tres mil viviendas pequeñas se habían transformado en espléndidos edificios.
"Conatos de rascacielos" que yerguen en las nuevas avenidas, dejando al viandante expuesto a los mordiscos rabiosos del sol. 1928.
La crisis de albergues, y el incremento del valor del suelo, hizo que se aprovechara el espacio. Aquí ya no se compraba la tierra por pies, sino por metros cuadrados, llegando a pagarse en esos tiempos en la Plaza de San Fernando, en el centro de la ciudad, el metro cuadrado a mil doscientas pesetas, y en Nervión, que era la periferia, a diez. El nuevo tipo de construcciones ¡conatos de rascacielos!, en esta tierra de María Santísima, donde el fuego canicular cae como plomo derretido, y donde la tierra, en los días agosteños, reverbera herida por el sol como un enorme diamante.
Fuentes: Archivo particular.
Pero no se preocupen que en Sevilla el Sol no aprieta más de los justo, y aquí tenemos soluciones para todo, como pueden ver: AQUÍ.
Entrar en tu blog es entrar en la cultura de nuestra tierra.
ResponderEliminarGracias, Juan.
EliminarUn abrazo.
Sigh. Sometimes progress isn't.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarBesos.
Que maravilloso post, Manuel.
ResponderEliminarEs una delicia leerte y ver las fotos de nuestra ciudad.
Besitos
Gracias, Isabel.
EliminarBesitos.
Manuel, que buen post, desde tu mirada periodística en la óptica de la crónica, que nos desvela, el crecimiento y pujanza de una ciudad como Sevilla. Ahí están sus calles, sus cambios y transformaciones arquitectónicas. Y una lección, que se también se observa en otros lugares, respecto al valor de la tierra., cuando expresas "aquí ya no se compraba la tierra por pies, sino por metros cuadrados, llegando a pagarse en esos tiempos en la Plaza de San Fernando, en el centro de la ciudad, el metro cuadrado a mil doscientas pesetas, y en Nervión, que era la periferia, a diez. " Desde mi aprecio colombiano.
ResponderEliminarCarlos
Gracias.
EliminarUn fuerte abrazo, Carlos.
Lindas imagenes me gusta conocer la historia de tu pais. Te mando un beso
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarUn beso, amiga.
Grazie per queste foto storiche di Siviglia!
ResponderEliminarGracias, Olga.
EliminarAbrazos.
Um post sublime, adorei saber um pouco mais sobre Sevilha. Ficou espectacular, a comparação das fotos do antigamente com o presente.
ResponderEliminarTenho de ir conhecer.
Um grande abraço
Gracias, amiga María.
EliminarUn fuerte abrazo.
Me ha encantado tu entrada sobre los cambios sufridos por esa bella ciudad que es Sevilla y que tantas veces he visitado.Una crónica bien documentada,como siempre, con unas preciosas fotografías.Me gustan mucho las fotografías antiguas.
ResponderEliminarUna evolución contada minuciosamente,con ese paso del campo a la ciudad.
Te felicito,Manuel.
Un abrazo,amigo.
Muchas gracias, José Luis.
EliminarUn abrazo.
Es asombroso como van cambiando las ciudades y pueblos. Uno deja un tiempo largo de ir por esos sitios y cuando vuelves ya no reconoces nada. Eso me pasó a mí con el barrio donde nací y pasé mi infancia. Cuando fuí a recorrer otra vez sus calles, ya nada era igual. En fin, supongo que hay que seguir evolucionando. La vida no se queda nunca estancada en un tiempo.
ResponderEliminarFeliz lunes
Gracias.
EliminarUn abrazo, Rita.
Los cambios veo claramente que han sido para bien de Sevilla, el progreso y avance ha sido en todas las ciudades de España e incluso en pueblos pequeños. En mi tierra, La Rioja, ha ocurrido lo mismo, ya no es igual a la que recuerdo siendo niña.Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarUn saludo, Charo.
Excelente publicación, como siempre, muy bien documentada y con unas bellas imágenes del antes y el después. Dices bien en tu relato amigo Manuel, hubo un tiempo que, en muchas ciudades se afanaban en construir y construir como si se espera recibir batallones de gente. Por todas partes se construía, edificios antiguos se demolían para hacer nuevas edificaciones, no se entendía muy bien o por lo menos así yo lo apreciaba. Aprovecharon para demoler edificios históricos que verdaderamente fueron auténticos sacrilegios. La costa, y en primera línea de playa se llenaba de viviendas y más viviendas sin hacer un meticuloso estudio a 40 o 50 años vista.
ResponderEliminarCreo que, fueron unos momentos de auge desproporcionados y de gran desconcierto.
Menos mal que Sevilla es mucho Sevilla, y que así siga siendo.
Un fuerte abrazo amigo y buena semana.
Muchas gracias, Juan.
EliminarUn fuerte abrazo.
Un antes y un después y, seguirá cambiando.
ResponderEliminarEspléndido reportaje.
Un abrazo.
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo, amigo Alfred.
Ese antes y después que expresas en las fotografías otorgan un gran valor añadido a tus entradas. Vemos un trocito de historia, la transformación y lo enriqueces de maravilla con el texto presentado. Sin duda, un placer pasar por este espacio querido, Manuel.
ResponderEliminarAbrazos y feliz semana.
Gracias, Miguel.
EliminarUn abrazo.
Como siempre Manuel, haces una narración perfecta de los lugares que nos muestras. Yo también soy hija de un campesino extremeño que tuvo que salir de su tierra buscando una vida mejor. Mis padres compraron un piso sin calles asfaltadas y lo peor sin luz en las calles ni en los pisos. Todo era construir lo más rápido y vender sin ninguna ética. Tu entrada es un canto a lo que en un momento histórico había en Sevilla.
ResponderEliminarUn abrazo con mi cariño. Manuel, te he contestado en mi blog a tu pregunta.
Gracias.
EliminarUn abrazo, Ángeles.
Los cambios son nota les y eso es poco,para lo que nos espera en los próximos años. Las ciudades evolucionan constantemente y Sevilla no podría ser menos.
ResponderEliminarBesos
Gracias, Antonia.
EliminarBesos.
Que bonito es pasar a leerte y conocer aun en la distancia, siempre bello lo que muy bien publicas, las cosas cambian pero nos quedan bellos recuerdos. Saludos amigo Manuel.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sandra.
EliminarSaludos.
Boa tarde Manuel. Através do seu Blogger tenho uma oportunidade de conhecer novos lugares.
ResponderEliminarGracias, Luis.
EliminarUn saludo.
La diferencia de tiempo que nos ofreces de las fotos antiguas y modernas es de 93 años, pero creo que con la mitad de tiempo algún lugar seguro que también cambio. Eso me ocurre a mi que alguno de los lugares de la ciudad de Palencia que cambiaron bastante desde mis tiempos de estudiante a hoy día.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Tomás por estar siempre ahí.
EliminarSaludos.
Más que un blog de coleccionista, tu espacio es una crónica completa, visual y literaria, de tu tierra.
ResponderEliminarFelicidades una vez más. Mi saludo viaja hasta la bella puñalada de sol.
Muchas gracias.
EliminarSaludos, amiga Ana.
Van cambiando las ciudades...
ResponderEliminarMe encantan las fotos del antes y después. Sevilla siempre tendrá ese gran encanto especial.
Un fuerte abrazo, Manuel.
Gracias, Amalia.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Manuel, como siempre una maravilla, los contrastes sevillanos, antes y después, me ha encantado, creo que ya te dije que Sevilla es una asignatura pendiente, algún día espero conocerla.
ResponderEliminarCariños.
Adriana, anímate que no te vas a arrepentir.
EliminarGracias, y un beso, amiga.
De las cosas que una se entera cuando pasea de tu mano. !Me encanta!
ResponderEliminarSaludos
Gracias, amiga Ambar.
Eliminarsaludos.
¡Ay, como me gusta visitarte querido amigo, Manuel!
ResponderEliminarMe encanta ir de tu mano por esas calles muy amadas por mi, rescatando su historia.
Tan bien documentado, con tanto acierto, con tanto cariño, me atrevería a decir.
Te lo agradezco enormemente.
Abrazos.
Gracias.
EliminarUn abrazo, estimada amiga.
Que reportaje más bonito que no había leído todavía porque estaba fuera.
ResponderEliminarLa verdad es que las nuevas construciones ampliando calles y haciendo plazas tan grandes dejaron a Sevilla, como se ve en las fotografías, desprovistas de sombras en esos días tórridos de los que sufre esta hermosa ciudad. Menos mal que todavía quedan calles muy centricas en todas las ciudad que muestran ese sabor antiguo con solera, tan bonito.
Un gusto pasear por todo lo que muestras.
Un abrazo y buen fin de semana Manuel.
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo, Elda.
Um belo artigo e gostei de ver a comparação do antigo com o recente nas fotografias.
ResponderEliminarUm abraço e bom fim-de-semana.
Andarilhar
Dedais de Francisco e Idalisa
Livros-Autografados
Gracias.
EliminarUn abrazo, Francisco.
Cuando contemplamos las fotografías de antaño, recordamos las calles recoletas, las casitas bajas y el encanto de lo antiguo. Hoy todo está plagado de cemento, hierro y cristal, y lo que fue característico de cada pueblo y ciudad hoy se ha destruido en pro de la homogeneidad y lo práctico. El mismo edificio se puede ver en Sevilla y en Ovieo, en La Coruña y en Murcia, en Tenerife y Mallorca.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias, carmen.
EliminarUn saludo
Siempre es un placer visitarte querido amigo Manuel, Me encanta ver y leer tus reportajes. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarGracias, amiga Teresa.
EliminarUn fuerte abrazo.
Un antes y un después muy significativo Manuel, nos has traído un trabajo excelente. Gracias.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Muchas gracias.
EliminarUn fuerte abrazo, Conchi.
UN bellissimo confronto tra il prima e il dopo !! Alcuni luoghi sono cambiati tantissimo e, ora, sono quasi irriconoscibili !! Hai fatto un ottimo lavoro di ricerca . Buona settimana.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mirtillo.
EliminarUn saludo.
Cuanto me gusta ver las fotografías pasado / presente. Guardo multitud de San Sebastián: las de los lugares donde he vivido y crecido les tengo un cariño especial.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Manuel :)
Gracias.
Eliminarun abrazo, Gumer.
Bonito post amigo Manuel, tengo recuerdos de Sevilla de mi infancia, de estar en casa de mis tios, de visitarlos a ellos y a sus hijas, de recorrerme Sevilla y disfrutar de sus calles, su gente, luego pasó mucho tiempo y he vuelto, el cambio es muy evidente y ms cuando pasa tiempo.
ResponderEliminarMe encanta.
Feliz semana.
Un fuerte abrazo.
Gracias.
EliminarUn abrazo, José Antonio.
Aunque a mi particularmente me gusta mucho todo lo antiguo, tenemos que reconocer que ahora, tanto los edificios como los paseos y calles están mucho mejor.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, como siempre que nos cuentas estas cosas.
Un abrazo amigo.
Muchas gracias, María.
EliminarUn abrazo.
Um ótimo artigo, muito bom a comparação das duas épocas!
ResponderEliminarGosto de conhecer historias de país, onde não conheço.
Muito obrigada Manuel.
Te deixo meu abraço amigo.
Gracias, Loidy.
EliminarUn abrazo.
Qué bonito todo lo añejo, Manuel, Como dice la canción, Sevilla tenía que ser. Me encanta todo lo añejo y este pogs es una maravilla, los rascacielos para quien los quiera. También comprendo que tiene que haberlos porque somos mochos en este bello planeta, por eso se resquebraja sin remedio a corto plazo.
ResponderEliminarTe dejo un fraterno abrazo, mi gratitud y bendiciones.
Se muy, muy feliz.
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo, amiga Marina.
Muito obrigada querido Emanuel!
ResponderEliminarQue bela suas palavras e belas comparação de Servilha.
Belíssimo artigo!
muito obrigado e sempre te esperando como meu seguidor.
Votos de boa semana!
Te mando um abraço.
Gracias, Fátima.
EliminarUn abrazo.
Que bonito artigo, Manuel!
ResponderEliminar¡Gracias y buenas noches!
Feliz y bendita semana para todos.
Abrazo
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo, Fátima.
Always interesting to see how the cities have grown. Great photos of the before and after. Have a wonderful day.
ResponderEliminarGracias.
EliminarUn abrazo, amiga Nancy.
Hola Manuel
ResponderEliminarAcá vengo, luego de mis mini vacaciones y me encuentro con esta entrada tan ilustrativa, tan bien contados los detalles, tan buena tu crónica como siempre.
Muy ilustrativa resulta y me encanta ver el antes y el ahora de callecitas sevillanas, tanto como las de cualquier sitio.
Siempre es muy interesante, para mi, visualizar el paso del tiempo y recuperar la historia.
¡Magnífica entrada!
Va mi abrazo desde el sur del sur
Gracias, amiga.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Lucía.
ResponderEliminarUn abrazo.