Lepe, y la leyenda de Nuestra Señora la Bella.

 

Lepe (Huelva), y la Leyenda de Nuestra Señora la Bella. 

 

Vista de Lepe, en 1914.

Lepe, villa del reino de Sevilla, juzgada por Rodrigo Caro como muy antigua. Está a quince leguas de aquella capital y era del Señorío de los Marqueses de Ayamonte, y su Vicaría fue antiguamente exenta de la jurisdicción del Arzobispado de Sevilla; pero después perteneció a ella, y solo le quedó al Marqués el derecho de presentar el vicario a quien confirmaba y daba título, el Arzobispo.

Tenía una parroquia, un convento de religiosos dominicos y otro de religiosas dominicas. A poco menos de media legua está el convento de Santa María de la Bella, fundado el año 1613 por los señores Marqueses de Ayamonte.

Imagen de Nuestra Señora, conocida por la Virgen Bella, en 1909.

   El nombre de Bella tuvo origen con el siguiente suceso:

Llegaron a este convento, entonces ermita, unos jóvenes pescadores y hablando al Superior le suplicaron tuviese a bien dejasen allí un cajón, el que dijeron haber sacado del fondo del mar, y que por ciertos inconvenientes no llevaban consigo. El Superior, pagado de la bella presencia y urbanidad de los pescadores, admitió gustoso la propuesta. Trajeron los jóvenes el cajón, y encargando el cuidado de él, se retiraron sin ser vistos en adelante.

Pasaron años, y viendo allí el cajón, y que después de tantos no habían aparecido sus dueños, mandó juntar testigos el Superior, y que en presencia de ellos se abriese.

Así se hizo y empezó a derramar celestial fragancia, y cuando discurrieron hallar oro, plata o piedras preciosas, hallaron la más preciosa margarita, una Inmaculada de María Santísima, con su divino hijo en los brazos, fue lo que encontraron en el cajón. A la vista de su singular hermosura no pudieron menos de exclamar:¡Qué bella, que bella! prorrumpieron alborozados, y esta alabanza hija de la admiración ha perpetuado el nombre del simulacro que se venera en el Altar Mayor de esta Iglesia.

 Es la verdad,  que cuantos han tenido la fortuna de ver a esta Señora vocean unánimes que solo el original sagrado que vive en la Celestial Jerusalén, puede superarles en hermosura. Nadie la mira que no se sienta movido a la devotos afectos, ninguno ve su belleza que no olvide todos los objetos del mundo, embelesados en verdad tan peregrina. Es preciso hacerse violencia para apartarse de su agradable vista, y aún el que la mira con frecuencia, siempre ha de admirar su presencia soberana.

Y así iba creciendo la devoción a esta Virgen que fue venerada en el Convento hasta después de la exclaustración, en 1835, en cuyo año fue trasladada a la parroquia Santo Domingo de Guzmán, de Lepe, con su retablo y camarín; y allí se encuentra hoy en día, siendo la Patrona de Lepe, y siendo consuelo y esperanza de los buenos hijos de esta ciudad, y de sus numeroso devotos.

Esta ermita se dio el año de 1513 a los religiosos por el Marqués de Ayamonte, y se le hizo el camarín a expensas de la Provincia, y es esta Señora el imán de los vecinos del pueblo y de todo los vecinos en especial el portugués, que corren en alas de su devoción y amor a tributarle obsequios. La iglesia es pequeña y lo mismo el convento, cercano al cual están los esteros del Mar Océano. La enfermería la tiene en Lepe, y algún tiempo ha sido este convento seminario de misioneros.

A una legua de esta casa, a la orilla del mar, estaba un convento de Padres Conventuales edificado el año de 1431, por el noble cordobés Francisco Luxa. Fueron estos religiosos arrojados de allí por los vecinos de Ayamonte, a los cuales excomulgó el Sumo Pontífice por este atentado; pero absueltos después por los motivos que alegaron, se dio dicho convento a los Observantes de la provincia de Andalucía, y moraron en él algunos años los religiosos, hasta que amenazando ruina lo desampararon. Este convento estuvo en poder de la Observancia muchos años, y después se dio a la Santa Recolección de esta provincia, que lo tuvo hasta que se pasó a él, el Colegio de Misioneros, que hoy está en Arcos. Después lo tuvieron los Observantes.

En esta iglesia estuvo el sepulcro de Juan de Lepe, valido del Rey Enrique VII de Inglaterra, y tanto que le concedió por un día todos los réditos y jurisdicción de su Reino, por lo que fue llamado por los ingleses el Rey Chico. Se retiró después a Lepe, su patria, y se mandó enterrar en dicho convento.

Fuentes: Bibliografía y archivo particular.

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