Un fuerte huracán azota Gerena (Sevilla)
Antes de dar comienzo con esta nueva crónica sobre el pueblo donde resido, quiero decirles, que he contado con la inestimable colaboración de un excelente fotógrafo y buen amigo, al que muchos de ustedes seguramente conocerán por sus creativas y artísticas imágenes que son todo un referente en el mundillo de la fotografía. Les hablo de Gumer Paz, a quien me dirigí para pedirle consejos de como ambientar unas fotografías que había tomado, dándoles un aire retro, y quien no dudo un instante en ofrecerse para hacerme la edición de las mismas, a lo que gustosamente accedí porque contar con imágenes editadas por él, es un honor para mi y un gran prestigio para este humilde blog.
Recomiendo visiten su espacio y disfruten de sus excelentes fotografías, haciendo clic: AQUÍ.
Las siguientes imágenes emulan las fotografías hechas en el siglo XIX. en placa húmeda, y están todas editadas por mi referido amigo, a quien agradezco muchísimo su colaboración.
(Recomiendo que hagan clic sobre las mismas, y las podrán ver ampliadas)
Antigua barreduela conocida por El Rincón de los Lirios, situada en el barrio de la Orujera, de Gerena.
La única noticia que encontré en la prensa de la época, cuando supe de este desgraciado acontecimiento, es de 1821, firmada por A. López, y en ella se hablaba sobre el fuerte huracán que padeció Sevilla, de la siguiente forma: "que en forma de columna oscurísima se precipitó desde los montes de la villa de Gelves contra Sevilla. El grueso de la manga entró en la llanura de Sevilla atravesando el río por la Bellaflor (actual jardín de las Delicias) donde destrozó varios árboles del paseo, y dirigiéndose al Prado de San Sebastián destruyó sus huertas, principalmente las de San Bernardo en que arrancó el tinahón (cuadra de bueyes), cuyas ruinas mataron al ganado que había dentro. En la huerta de la Moraleja arrancó la noria y la llevó hasta la huerta del Rey... siguió a la Cruz del campo, y en la huerta que le está inmediata arruinó la casa, matando a un hombre, más el mayor destrozo fue en la hacienda de Ranillas, que derribó parte de la tapia, la capilla y un almacén."
Vista parcial de los campos de Gerena.
En un corto espacio de tiempo el huracán cambió su curso en dirección Norte, dejando en el camino grandes señales de violencia en el Monasterio de San Isidoro del Campo, en Santiponce, y en la villa de Gerena, donde después de una interminable media hora cambió de nuevo su curso y tomó dirección Este, hacia Carmona.
Vista parcial panorámica.
Gerena. Día 5 de Enero de 1821. Tras una intensa noche de fuertes lluvias y viento, la población, consciente de su vulnerabilidad ante los elementos naturales, se había refugiado en sus hogares a sabiendas también, de que no iban a poder atender las tempranas labores del campo y de su ganadería -principales fuentes de ingresos de la villa-. Al amanecer del mismo día se vieron sorprendidos con un fuerte vendaval, pero, no fue hasta las dos y media del mediodía, momento en el que repicaban las campanas de la iglesia para cantar las vísperas de la Epifanías del Señor, cuando de repente irrumpió el huracán arrasando con todo lo que encontraba en su camino: destruyendo cuadras y corrales, árboles, huertas, lindes y rediles; arruinando también algunos lienzos de la antigua muralla, así como puertas, ventanas y tabiques de las viviendas, y solerías y pretiles de las azoteas; pero sobre todo arrancando de cuajo y destruyendo gran parte de las antiguas tejas moriscas que cubrían la casi totalidad de las casas del centro histórico; y aunque no hubo víctima entre los vecinos, murió y desapareció bastante ganado aviar, caprino y ovino.
La iglesia parroquial de la villa de Gerena.
Por encontrarse en la parte más alta de la villa, la peor parte se la llevó la iglesia parroquial, que según oficio de D. Manuel Bueno, natural y vecino de la villa, y Mayordomo interino de la misma, del que copio literalmente su oficio, porque nos da mejor detalle de la desgracia ocurrida: "Por sorpresa, se arrojó sobre la iglesia un fuerte torbellino o manga de viento que arrancó en un momento las Puertas del Perdón, que son las de la Nave de en medio, quasi las desbarató, y las arrojó sobre la derecha de la Nave de la Concepción, y en el mismo momento que las destruyó, subió al tejado levantó un gran pedazo de la techumbre, arrojándola al porche de la derecha y quedando los quartones que la sostenían al parecer sin daño.
Este estrago no pequeño, que ha causado el torbellino, hubiera sido extraordinario si el aire hubiera seguido la dirección de la Nave mayor de donde quitó las puertas, porque entonces se hubiera llevado el Coro y el órgano por delante demoliendolo, y acaso hubiera acabado con el Altar mayor y la Iglesia.
El que representa a V. S. conociendo que las lluvias y el viento continuaban, puso a dos hombres para que custodiasen la iglesia de día y noche, y apenas se templó algo el vendaval, determinó tapar provisionalmente el hueco de la puerta con piedras y barro; con dos objetos, el primero para evitar el costo de los guardas, y el segundo y más principal por si podía quedar la iglesia de uso, lo que se ha podido verificar a causa de que amás de los pedazos que están descubiertos, son tantas las goteras que no se puede en la iglesia hacer cosa alguna sin incurrir en irreverencias.
Por tanto suplico, a V. S. que echo cargo de lo que queda referido, espera del celo de V. S. dará providencia por la que por lo menos al tejado a la posible brevedad se repare para evitar que se pierda el Coro y el órgano, a que el suplicante y todo el vecindario le quedará reconocido y pedirá a Dios Nuestro Señor le guarde su vida muchos años.
En casos como este, me suelo acordar de ese tan manido refrán popular, que dice: que no hay mal que por bien no venga, ya que una vez conseguida la información que acaban de leer, decidí continuar con la investigación hasta dar con lo que buscaba: ¿quien había reconstruido lo dañado?... como así sucedió. Y gracias a esto, vamos a poder conocer entre otras muchas cosillas que hasta hoy no se sabían, al autor, y también datar, la Puerta principal del Perdón, la misma que fue destruida en el incendio intencionado de esta Parroquia, en 1932.
Obras de reconstrucción.
La obra principal de reconstrucción la llevó a cabo una empresa sevillana de albañilería de D. Joaquín Porcuna. Dieron comienzo en el mes de Abril de 1821 y duraron 21 semanas. El coste de la misma fue de 30.520 reales exceptuando los portes de conducción por no tener valores conocidos, y las puertas que las hizo un carpintero, ajeno a la empresa.
Algunos detalles de la obra, de forma resumida:
- En la nave de la Epístola, que por su puerta lateral, fue por donde salió el viento y por donde se levantó a través de la ante-sacristía y oficinas hacia la torre, devastando por el camino varios escalones de la misma, la solería del cuerpo de campanas de la azotea que cubre la capilla mayor y de los pretiles; al mismo tiempo levantó también un gran pedazo de tejado y armadura de esta nave, que cayo al exterior en el porche de esta puerta arrastrando con ella la cornisa.
Zona exterior del lado de la Epístola, donde cayo parte del tejado y la cornisa.
- Además de causar daños considerables en varias partes del tejado por toda la iglesia, el lado de la Nave del Evangelio fue devastado, y vencido y partido su caballete, el viento se llevo un buen trozo del tejado y canales, que se desplomaron al exterior, quedando también sin cubierta la Capilla del Sagrario, y con varias vigas partidas amenazando caer sobre el mismo...
Una vez terminadas las obras, la iglesia se pintó por dentro y por fuera con cal de Morón.
La Puerta del Perdón.
- Las nuevas Puertas del Perdón las hizo el maestro carpintero, D. Ramón de la Fuente, quien una vez rematada completamente de maderas, herrajes y pertrechos, hizo entrega de las mismas el día 20 de Julio de 1821, y por las que cobró 3500 reales.
También fue el maestro Ramón de la Fuente quien reparó las otras dos puertas laterales, que tuvieron un coste de 250 reales de vellón, más 1112 que se pagaron por las maderas de estas dos puertas, compradas en un almacén de esta villa.
A finales del citado mes, las tres puertas fueron pintadas por el vecino de esta población, D. Francisco Escacena, quien según el documento de "recibí" cobró por ello 250 reales de vellón, más 50 reales por la puerta de la iglesia de El Garrobo. Con este último dato, hemos de suponer, que la villa cercana de El Garrobo también sufrió el embate del huracán.
- El herrero de esta villa D. José Francisco Pérez, fue el encargado de realizar una puerta de hierro para uno de los arcos de la torre, con un peso de ciento veinticuatro libras, a saber... y para la que utilizó los siguientes materiales, según detalles que constan en el curioso documento de "recibí":
100 libras de hierro usado, a 3 cuartillos la libra, . . 75 reales.
24 libras de hierro nuevo, a 15 cuartos la libra, . . 42 reales, más 12 maravedís.
Por la composición de las 100 libras de hierro usado, a medio real, . . 50 reales.
Por el sernofo (sic), y la capada, . . 30 reales.
Por un mandado para conducir el hierro a la herrería, . . 1 real.
La suma total es de 198 reales de vellón y 12 maravedís, que cobró el herrero José Francisco, el 16 de Junio de 1821.
Fuentes: Archivo particular.
El que haya querido en el caso de estas obras de reconstrucción, resaltar la importancia que tiene el perseverar y depurar al máximo una investigación, a sido, porque ya se sabe... que el que no busca, no encuentra... y también, y para mi lo más importante es, el intentar con este ejemplo motivar a las generaciones venideras, para que se inicien en la investigación del Patrimonio Cultural y arquitectónico de Gerena y de sus raíces, y disfruten -de lo que puedo dar fe-, de esa inenarrable emoción que se siente cuando durante la investigación se encuentra algo hasta ahora desconocido, con el fin siempre de compartirlo y de construir para su pueblo un porvenir más próspero y cargado de Historia; atractivo este último, que unido a la simpatía, hospitalidad y sencillez de su gente, capten a todo forastero que nos visite por primera vez.
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